La presente entrega es producto de una conversación a modo de Diálogo informado que tuve con dos grandes colegas (los doctores Víctor Ponce y Adrián Ibarra). El supuesto del que se parte es que la educación atraviesa por un nueva crisis (más profunda y de consecuencias más desfavorables). El cuestionamiento que yo hacía es el siguiente ¿estamos ante una crisis de la educación o ante la crisis de los organismos gubernamentales y empresariales encargadas de administrarla y regularla?
Entonces estaríamos hablando de dos crisis, la de la educación en el ámbito mundial y la de los estados y gobiernos encargados de administrarla. Y otras preguntas, ¿es crisis de qué, de quiénes y cómo? En todo caso estaremos hablando de la crisis de los organismos mundiales los cuales siguen aferrados a establecer un modelo mundial educativo estandarizado y regulado desde las leyes del mercado con la finalidad no de formar ciudadanos planetarios (Morín) sino consumidores compulsivos de lo fugaz y desechable (Bauman) para decirlo desde este reduccionismo posmoderno.
¿Estamos de frente ante una crisis de la educación? Estamos ante el agotamiento del modelo de atención escolar, el cual aparte de costoso, se ha tornado inoperante y ha sido objeto de múltiples cuestionamientos en los últimos tiempos (Dusell). El dispositivo escolar el cual sirvió históricamente como mecanismo para garantizar la difusión de las distintas informaciones que la humanidad había construido, hoy en día dicha difusión está garantizada por otro tipo de mecanismos los cuales básicamente se concentran en internet y en el gran poder que ha cobrado el Dr. Google.
Así las cosas, el otro elemento que era propio de las acciones y prácticas educativas, ha consistido –como diría Anthony Colom– en garantizar un paquete de desarrollo valoral para los sujetos no sólo a partir de las ideas de Durkheim, sino al ir más allá en cuanto a replantear o reorientar la cultura recibida.
Y el tercer elemento de la crisis, está vinculada a los nuevos formatos de desarrollo humano, la crisis en educación en última instancia es la crisis de los distintos horizontes de desarrollo humano, del homo sapiens, pasando por el homo Faber, hoy estamos ante el homo tecno y el homo consumo. Actualmente los fines y valores educativos están en contradicción con los intereses y necesidades de los nuevos humanos, sobre todo de niños y jóvenes. El paquete educativo que se ha institucionalizado (a lo que algunos teóricos le llaman el currículum real), no va acorde con las búsquedas, necesidades e itinerarios de vida de los nuevos sujetos. ¿Qué hacer al respecto? Acoplar un nuevo enfoque formativo a los nuevos sujetos, decirle a los sujetos qué es lo que tenemos en educación y que deben aceptar estas propuestas o mover tanto las piezas de los sujetos en formación como de la oferta educativa que se teje y se des-teje desde las instituciones encargadas de brindar el servicio educativo.
Yo soy partidario de la tercera postura. La conclusión central a la que llego en este trabajo, es que no estamos ante una crisis global, la crisis en todo caso es de las instancias, las agencias y los organismos que median y realizan su servicio. En todo caso se trata de ser sensible y que la oferta de atención escolar se acople a los nuevos sujetos y a los nuevos formatos de desarrollo humano, este esquema bajo el cual a nosotros no nos tocó vivir.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la Unidad 141 de la UPN campus Guadalajara. mipreynoso@yahoo.com.mx