Miguel Ángel Pérez Reynoso
El anuncio de hace unos días por parte de la autoridad educativa, ha generado posiciones divididas, hay quienes deseaban el regreso a las escuelas casi a toda costa, otros y otras estaban a favor de una modalidad mixta o híbrida, al final ganó la postura a distancia; cuidar la salud, aunque se arriesgue un poco la propuesta educativa.
Bajo este marco la convivencia es una de las asignaturas que pasarán a un segundo plano; a la convivencia la podríamos definir como el conjunto de relaciones e interacciones que establece un sujeto determinado con el resto de los sujetos y de los objetos que se encuentran en un ámbito determinado.
En educación está sobradamente comprobado la importancia que tienen dichas relaciones incluso algunos autores reconocen que es mucho más educativo las relaciones que se establecen con el entorno. Hoy bajo el nuevo formato educativo la convivencia ha quedado mediada o queda condicionada a los dispositivos utilizados, los niños y las niñas no sólo se siguen acostumbrado a relacionarse con máquinas, con dispositivos, con computadores o como quieran llamarle, pero el vínculo humano está pasando a un segundo plano.
Otro rasgo u otra característica de la convivencia en ámbitos escolares, es que las relaciones interhumanas que se establecen como parte de ella, sirve para el intercambio simbólico de valores y representaciones del mundo social. Una pregunta que se antoja en este momento es: ¿qué tipo de mundo social están construyendo niñas, niños y jóvenes, cuando las principales interacciones que han establecido en los últimos meses han sido con ordenadores y dispositivos electrónicos?
Todo lo que vivimos hoy es nuevo e inédito incluyendo las formas y los procedimientos de convivencia escolar; la escuela convencional, la escuela de todos los días; se ha preocupado mucho por lograr aprendizajes de los contenidos organizados en la currícula básica, pero hay otras asignaturas que no están explicitadas en un plan de estudios, que forman parte de un currículum oculto o un currículum transversal, en dichos contenidos entra la convivencia.
Diversos autores, organismos, redes e incluso instituciones se han preocupado mucho más por los riesgos que se viven al fragilizar la convivencia, repito son los vínculos de contacto humano los que sirven para garantizar o aderezar los aprendizajes que la escuela propone. Se aprende más y mejor al lado de los colegas, con los pleitos, las discusiones, las negociaciones, las disputas de diverso tipo, eso es el disco duro de la tarea educativa.
Se han generado pocas propuestas y pobres iniciativas en el terreno de la convivencia, ya que muchas de ellas están encaminadas a contrarrestar el estrés, el encierro, las implicaciones psicológicas de la pandemia. Sí, pero muy poco se ha dicho de cómo desplegar formas favorables para mitigar o compensar los vínculos sociales que niños y jóvenes deben vivir.
Sería bueno que la autoridad educativa revise e intente corregir su postura, una modalidad híbrida con todos los cuidados sanitarios sería mucho mejor. Seria lindo ver a niños y niñas que regresan a sus escuelas, al final es el espacio institucional que se asocia con la responsabilidad de estudiar y con el compromiso de aprender. Y la convivencia es el componente que sirve de base para lograr todo ello, pero también la convivencia corre riesgos, son tantas las ganas de en contrase con los pares que por estar al lado de los otros y las otras, el riesgo se puede desbordar y convertiste en un problema, en un nuevo problema que nadie lo espera ni lo desea.
Es por ello que hoy en día la convivencia escolar es la asignatura pendiente de nuestro sistema educativo.