Tal vez, uno de los principales problemas a los que nos enfrentamos es el de saber ajustar nuestra forma de pensar ante una realidad cada vez más compleja, impredecible y en constante cambio. En México, se han emprendido acciones que buscan transformar la educación no sin estar presentes pugnas ideológicas entre los partidos políticos de oposición y diversas organizaciones, especialmente porque toda reforma y plan de estudios tienen implícitos una orientación filosófica y objetivos que obedecen a proyectos de desarrollo de una nación.
Es importante destacar que actualmente, la educación se plantea como un “bien común”, cuyo objetivo central es el de formar ciudadanos que sepan vivir y convivir de acuerdo con los valores y aspiraciones de una sociedad democrática (SEP,2022) y a partir de este bien común, se busca transformar la enseñanza y el aprendizaje desde un enfoque integral del plan curricular que responda a las necesidades de los mexicanos.
El plan de estudios tiene como parte de su premisa, que la escuela debe retomar su papel como formadora de ciudadanos para vivir y convivir en una sociedad democrática y se espera que los alumnos y maestros participen en la creación de propuestas de proyectos o temáticas sobre los contenidos a trabajar de manera transversal según el grado, nivel y modalidad educativa, teniendo en cuenta los campos de formación y los ejes articuladores que atraviesan el mapa curricular de la educación básica: educación inicial, preescolar, primaria y secundaria.
Una de sus principales estrategias está centrada en el análisis de las problemáticas del contexto y de proyectos que surgen de la comunidad y que constituyen el entorno social más concreto de existencia, actividad y desarrollo y en donde la comunidad debe comprenderse como un organismo de la sociedad con sus características propias, ya que las vivencias de los educandos están marcadas por estas interinfluencias con su entorno familiar, escolar y comunitario (Chacón,2019).
Un ejemplo de implementación de este principio en las escuelas son las Comunidades de Aprendizaje, que recogen estas necesidades e incorporan a toda la comunidad, desde la fase del sueño y en todo el proceso de transformación del centro educativo, enfatizando especialmente la participación de aquellas personas y grupos que tradicionalmente han sido excluidos de los centros educativos.
El viernes 16 de febrero, se realizó el Foro Internacional de Comunidades de Aprendizaje FICA 2024, un espacio de reflexión y diálogo sobre Comunidades de Aprendizaje, realizado por Vía Educación A. C, en donde se destacan una serie de actuaciones educativas de éxito dirigidas a la transformación social y educativa de la comunidad. En este foro, la conferencia magistral estuvo a cargo del doctor Javier Diaz Palomares, titulada “Abrir la escuela a las familias y a la comunidad genera transformación social”. El ponente destacó que en las escuelas donde las familias participan en las actuaciones educativas, estas tienen más éxito. Los niños y las niñas desarrollan más carreras y tienen una mejor vida. Resaltó que existen ciertas condiciones que facilitan la participación de las familias y que permiten que haya sentido de pertenencia de equipo, que haya entusiasmo por los proyectos que se plantean y que se acepten las normas que, en consenso, existen en los centros educativos.
El análisis de los diferentes sistemas y prácticas educativas a través del proyecto INCLUD-ED que duró seis años, se centró en analizar estrategias educativas para la inclusión social en Europa y encontró actuaciones de éxito que superan los análisis descriptivos, entre las cuales se hallan algunas formas de participación de las familias y la comunidad (INCLUD-ED, 2008). En estas investigaciones se han identificado cinco formas de participación de las familias y de la comunidad: informativa, consultiva, decisiva, evaluativa y educativa.
Según los estudios realizados en Comunidades de Aprendizaje, las que tienen mayor probabilidad de poder lograr la participación activa de las familias son: la decisiva, la evaluativa y la educativa puesto que las prácticas familiares y la implicación de las familias en las actividades educativas son más importantes para ayudar a las y los estudiantes a tener éxito en la escuela, que la estructura familiar o el estatus socioeconómico, o características como la raza, el nivel de educación de los padres, el tamaño de las familias o la edad de las y los niños.
Dada la orientación de la Nueva Escuela Mexicana NEM, que implica la relación directa con las comunidades de las escuelas, pienso que habría que fomentar la participación educativa, referida a la participación de las familias y la comunidad en las actividades de la escuela, de dos formas diferentes: por un lado, en las actividades de aprendizaje de los niños y niñas y, por el otro, en actividades para su propio aprendizaje. En cuanto al aprendizaje del alumnado, la participación de las familias y la comunidad permite incrementar los recursos para trabajar en pequeños grupos heterogéneos al aula, como son los grupos interactivos o para desarrollar actividades de aprendizaje en otros espacios educativos (como la biblioteca o el aula de informática) ya sea durante el horario escolar o en horario extraescolar.
Cuando los miembros de la comunidad participan en la escuela colaborando en las actividades de aprendizaje del alumnado, la escuela gana en recursos humanos que apoyan su aprendizaje y se incrementan las oportunidades para llevar a cabo actuaciones inclusivas. A la vez, estas personas adultas se convierten en referentes educativos positivos para los niños y niñas. Pero, por encima de todo, la participación de las familias y de los miembros de la comunidad en las escuelas mejora la inclusión social y educativa al ayudar a dar sentido al alumnado de las escuelas (Delgado-Gaitán, 2001).
En las experiencias de centros educativos que han iniciado proyectos de transformación educativa y social como las Comunidades de Aprendizaje, las familias han manifestado el sueño de formarse con el objetivo prioritario de ayudar a sus hijos e hijas con las tareas escolares. Partir de sus propias demandas y no de nuestros supuestos, es un elemento clave para el éxito de la participación porque la formación de familiares de la comunidad, incide finalmente en la transformación del entorno y en los aprendizajes del alumnado.
Referencias
Delgado-Gaitán C. (2001). The Power of Community: Mobilizing for Family and Schooling (Immigration and the Transnational Experience Series) Paperback
Chacón, N. (2019). Aproximación a una concepción de la Educación para la vida ciudadana en las carreras pedagógicas. Editorial Acuario.
INCLUDE-ED (2008) Strategies for inclusion and social cohesion in Europe from education). FP6 European