Por Margarita Zorrilla
Nota del editor: El texto original fue publicado en el blog Distancia por tiempos.
Por ser de interés general, reproducimos aquí el artículo
Por primera ocasión se llevó a cabo el proceso de Evaluación del Desempeño del Servicio Profesional Docente correspondiente al ciclo escolar 2015-2016 para docentes y personal con función de director(a) en educación básica, y para docentes de educación media superior. En este texto se presenta información acerca de los instrumentos, la calificación y la manera en que se presentaron los resultados a los docentes y directores participantes.
Se trata de un esfuerzo sin precedentes en el sistema educativo nacional y a continuación se explican las razones. El INEE participó en las definiciones, la validación de etapas, métodos e instrumentos y en el proceso de calificación (El INEE ha elaborado materiales en este sentido que se denominan “comunicado a…”)
Se aplicaron 77 instrumentos de los cuales 58 son exámenes de opción múltiple, 16 son rúbricas (para calificar los instrumentos de respuesta construida) y otros tres instrumentos que se incluyen en el proceso según se explica enseguida (En esta liga se encuentra un texto in extenso sobre el proceso de calificación de la evaluación de desempeño).
Con excepción de los exámenes Evaluación de Competencias del idioma inglés (APTIS), Evaluación de Competencias Docentes para la Educación Media Superior (ECODEMS) y Certificación de Competencias Docentes para la Educación Media Superior (CERTIDEMS) todos los demás instrumentos (exámenes y rúbricas) fueron diseñados ad hoc para la evaluación del desempeño.
Para educación básica se realizaron 18 exámenes de opción múltiple, el examen APTIS y 14 rúbricas para calificar los instrumentos de respuesta construida (14 exámenes de conocimientos para docentes y cuatro para directores). Para educación media superior se prepararon 40 exámenes de opción múltiple (20 exámenes de conocimiento disciplinar y 20 de casos de competencias didácticas), dos rúbricas o instrumentos de respuesta construida y dos exámenes tomados en cuenta que se adicionan). Cuando los docentes de educación media superior presentaron la constancia de CERTIDEMS o ECODEMS, se asignó un nivel de desempeño de acuerdo con la calificación obtenida.
La calificación de los instrumentos tuvo tres momentos principales. En el primero, el INEE propuso –y la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente de la SEP aceptó– que tanto para los docentes de educación básica como de media superior, el Informe de Responsabilidades Profesionales tuviera carácter diagnóstico únicamente, es decir que este instrumento de evaluación no tuvo efecto para la calificación global de desempeño docente. Sin embargo, los docentes que contaron con dicho informe recibieron, además de sus resultados individuales, la retroalimentación correspondiente.
Para calificar los instrumentos de evaluación que tuvieron impacto en la calificación global se definieron cuatro niveles de desempeño para expresar los resultados de los sustentantes: NI, NII, NIII y NIV. Para cada nivel de desempeño se desarrollaron descriptores útiles para la retroalimentación a cada docente y director(a) sobre sus conocimientos, habilidades y destrezas, así como para detectar áreas de oportunidad en su desarrollo profesional.
Las puntuaciones que el sustentante obtuvo en cada instrumento de evaluación permitieron ubicar sus resultados en uno de los niveles de desempeño (a mayor puntuación, mayor nivel de desempeño). Para dar cuenta de la puntuación obtenida en cada instrumento de evaluación se empleó una escala de 60 a 170 puntos. Para todos los instrumentos se determinó lo siguiente: se deben obtener al menos 100 puntos para ser ubicado en el NII (con menos de 100 puntos los sustentantes quedan ubicados en el NI). Las puntuaciones requeridas para que los resultado de un sustentante fueran ubicados en los Niveles III y IV variaron entre los instrumentos en función de su dificultad, confiabilidad y extensión.
Para la calificación global –que se realizó en un segundo momento– se consideraron los resultados que el sustentante obtuvo en cada instrumento de evaluación. La calificación global se diseñó técnicamente para permitir que las principales fortalezas de los docentes y directores compensarán sus posibles deficiencias en otros aspectos evaluados. Para la construcción de la calificación global, un sustentante debió de cubrir los dos criterios siguientes:
1.- Presentar todos y cada uno de los instrumentos de evaluación que tienen impacto en la calificación, según corresponda (tres de tres para docentes y directores de educación básica; y cuatro de cuatro para docentes de educación media superior y docentes de educación básica secundaria inglés). Si un sustentante no presentó todos los instrumentos su resultado en el proceso de evaluación fue considerado en la categoría de insuficiente, no obstante, recibe retroalimentación sobre los que sí presentó.
2.- Haber obtenido al menos el NII en dos de tres o tres de cuatro de los instrumentos de evaluación sustentados. Cuando este criterio no se cumplió, el resultado del sustentante fue considerado insuficiente pero recibe retroalimentación sobre todos los instrumentos.
Los docentes de educación básica en el nivel de secundaria que presentaron la evaluación complementaria de inglés, debían obtener al menos B2 en el examen APTIS que se asocia al Nivel de desempeño II.
El tercer momento consistió en calcular la calificación global –para dar cuenta de ella se empleó una nueva escala– que va de los 800 a los 1600 puntos. En función de la puntuación obtenida en esa escala, el resultado de la evaluación puede ubicarse en varios grupos de desempeño: Destacado (al menos 1400), bueno (1200 a 1399), suficiente (1000 a 1199) o insuficiente (menos de mil) para educación básica, y se agregó excelente (1500 o más) para educación media superior.
Ahora bien, los dos criterios anteriores –presentar la totalidad de instrumentos con impacto en la calificación y obtener al menos NII en dos de tres (o tres de cuatro) de los instrumentos– permitieron construir la calificación global de un sustentante, pero para que su resultado en la evaluación se ubicara en el grupo de desempeño suficiente o superior, debía además cubrir otro criterio: obtener al menos 1000 puntos en la calificación global.
A la combinación de instrumentos de evaluación que un sustentante específico debía presentar se le llama “trayecto evaluativo”. En total hubo 38 trayectos evaluativos de los cuales 14 correspondieron a docentes de educación básica; cuatro a personal con funciones de director de educación básica y 20 a docentes de educación media superior.
En el caso de los instrumentos de evaluación de respuesta construida (expediente de evidencias de enseñanza, expediente de evidencias de la función de dirección, planeación didáctica argumentada y ruta de mejora argumentada), lo que varía entre trayectos evaluativos distintos fue la rúbrica que se empleó para calificarlos. Por ejemplo, los maestros de secundaria elaboraron planeaciones didácticas argumentadas distintas en función de la asignatura correspondiente, pero para calificarlas los evaluadores se basaron en una misma rúbrica.
En resumen, todo el proceso de evaluación de desempeño, desde la definición de perfiles, parámetros e indicadores hasta la elaboración de la calificación e informar a los sustentantes ha sido un proceso muy complejo. Esto es así porque el desempeño docente es igualmente complejo. Mejorar distintos elementos técnicos, logísticos, de operación y de información de este amplio proceso es el desafío que tenemos enfrente y buscaremos todo lo que esté al alcance para lograrlo.
Consejera de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).