El pasado 30 de mayo, Carlos Loret de Mola, en su columna de El Universal, escribió una pieza sin desperdicio acerca de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. En un párrafo sintetiza cinco conjeturas que, a su juicio, explican por qué la CNTE lució descafeinada en las movilizaciones de mayo.
La cuarta de esas suposiciones es sugerente: “No se han transparentado los acuerdos Gobernación-CNTE, quizá haya dinero de por medio”. Loret de Mola tiene acceso a fuentes de alto nivel, sus editoriales proveen información novedosa. Tal vez algo sepa que le permite formular tal hipótesis, la experiencia de 2013 a 2016 enseñó que la Segob entregó canonjías a los dirigentes, quienes las mostraron ufanos.
Sin embargo, su tercera estimación parece chocar con la que acabo de transcribir. Él expresa: “Las autoridades federales les han dejado claro que sus negociaciones deben darse a nivel estatal, evitando así un frente nacional con más fuerza”.
A fe mía, que esta conjetura tiene más peso que la anterior. La Segob dejó de ser la interlocutora de la CNTE. Me atrevo a sugerir que hoy el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, es quien maneja la tecnología del poder para lidiar con la Coordinadora. Sospecho que el presidente Peña Nieto relegó a la Segob a ser vigilante y vedó la intervención del secretario de Desarrollo Social, Luis Enrique Miranda. Recuérdese que él era el encargado de entregar prebendas a los líderes de la disidencia, cuando fue subsecretario de Gobierno.
Además, Aurelio Nuño tiene el apoyo del Presidente; respaldo que le regateó a su primer secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet. El 30 de mayo brindó una prueba más de ese refuerzo. Ese día, el Presidente acompañó al secretario a una de sus visitas a las escuelas. Además de refrendar que la Reforma Educativa va, Peña Nieto le dio un espaldarazo a Nuño.
En la escuela primaria Siete de Enero, por pura casualidad a la vuelta de Los Pinos, el Presidente aprovechó la ocasión para cavilar sobre su relación con los maestros. En su discurso aseveró que entiende la resistencia que ofrecieron los docentes a la Reforma Educativa, porque significaba alterar la forma en que se hacían las cosas con anterioridad; todo cambio crea resistencias naturales y, subrayó, a veces genuinas. Pero presume que, aunque pareciera que la Reforma Educativa está agotada, el gobierno se encamina a hacerla realidad.
Ése fue el escenario que el secretario Nuño escogió para dar a conocer el Plan Mejores Escuelas 2012-2017, la porción material del Modelo Educativo para la educación obligatoria. El secretario utilizó la presencia del Presidente para presumir los avances en la rehabilitación de infraestructura de escuelas. Acentuó: “Y hoy, gracias al Programa de Escuelas al Cien, usted lo puede ver, (ésta) es una escuela… que tiene dignidad en sus instalaciones y que eso también permite una mejor educación”.
Si bien, al comienzo unos criticaron el programa Escuelas al Cien porque se burzatilizaron los fondos de infraestructura, en los pocos años que lleva, su ejecución le rinde frutos al gobierno. Es —quizás— el menos controvertido de los programas subyacentes de la Reforma Educativa; los maestros y los padres de familia notan donde hay remodelaciones. Otras escuelas demandan que se les incluya, como las multigrado o de educación bilingüe y bicultural. En las áreas urbanas, ese programa es un generador de legitimidad.
Este asunto refuerza la primera conjetura de Loret de Mola: “La Reforma Educativa se les está aplicando (a los líderes de la CNTE) en buena medida, y ya se medio resignaron”. Sin embargo, cavilo que la CNTE anda en busca de aliados para retornar con su cantaleta contra la Reforma Educativa. Lo veremos en las campañas por la Presidencia.