Aunque no lo escuché en los reportes de las marchas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, por su bélico hacer, parece que renació su vieja consigna. “Se ve, se siente, la CNTE está presente”. Y valla que es visible y la ciudadanía (quién sabe si el gobierno) padece por sus acciones. Ayer, por ejemplo, desquiciaron el tráfico en las ciudades de México y Oaxaca y otras más en Chiapas. En Tuxtla Gutiérrez mantienen bloqueado el Centro de Distribución de Pemex. En Oaxaca, además invadieron varias plazas comerciales. La duda es si despejarán el zócalo para permitir que Claudia Sheinbaum cierre su campaña sin contratiempos. Lo sabremos hasta hoy, aunque el templete ya está puesto.
No obstante, el riego mayor es que la CNTE trate de boicotear las elecciones; tiene capacidad de hacerlo en Oaxaca y Chiapas y en porciones de la Ciudad de México. Pero es una apuesta elevada. Tomar las casillas o impedir que la gente participe podrá provocar enojos de la ciudadanía y hasta de la Guardia Nacional, aunque sus integrantes tengan instrucciones de no intervenir. Lo que si van a hacer los miembros de la Coordinadora en Oaxaca es impedir que se instalen casillas en las escuelas, informó ayer Paty Briseño en nuestro Excélsior. De acuerdo con la nota, el portavoz de la sección 22 informó que el órgano de dirección asumió esa determinación por no estar de acuerdo con la “farsa electoral”.
A fe mía que la CNTE ya obtuvo lo que podía alcanzar en esta jornada, pienso que estira demasiado la liga. Si bien el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, del que alguna vez sus integrantes fueron aliados, les tolera lo inimaginable, tratar de impedir que la candidata oficial haga el cierre de su campaña en el zócalo, sería una afrenta mayor; además de que puede provocar enfrentamiento con la militancia de Morena, con su sector más radical.
No sé si la mayoría de los ciudadanos responsabilice al gobierno por lo permisible que es con la CNTE, pero sé que muchos sí están molestos. Les hacen perder horas valiosas de sus días, les causan daños a sus bienes (ayer, en la Calzada San Antonio Abad, militantes de la CNTE agredieron a una conductora y le destrozaron el parabrisas), les impiden cumplir con su trabajo, lo que representa mermas en sus ingresos. Quizá quienes pierden con estas movilizaciones y no ven acción del gobierno para frenar los desmanes, le carguen un voto de castigo. Otros le seguirán echando la culpa al pasado y darán su voto a Morena y aliados.
Aunque el gobierno le otorgara algunos beneficios más, la CNTE no se dará por satisfecha, no está en su naturaleza. Para sus dirigentes —y hasta para la mayoría de su militancia, pienso— es sólo una etapa más en su lucha perene contra los charros y el gobierno. Las fases de movilización y presión tienen límites. Por regla general, sus líderes han sabido medir esos confines y saben cuándo dar prioridad a las negociaciones y bajarle tensión a la protesta, pero a veces les falla y pierden terreno. Al vez por ello, las secciones 14, de Guerrero, y 18 de Michoacán, ya no marchan al unísono de las de Oaxaca, Chiapas y la facción CNTE de la sección 9 de la Ciudad de México. Claro hay circunstancias y liderazgos locales que la han debilitado, pero a pesar de ello, la CNTE se ve y se siente. Y, es más, pienso que ya le tomó la medida al gobierno de AMLO, no es al revés.
No sé si hubo resultados en las negociaciones tripartitas (CNTE, Secretaría de Educación Pública y Autoridad Educativa Federal de la Ciudad de México) o de la diligencia de la Secretaría de Gobernación, pero estoy convencido que la CNTE no quedará contenta, no está en su naturaleza conceder que ganó. Siempre deja la puerta abierta para movilización y la presión; negociar es un mecanismo necesario, pero hasta cierto punto indeseable. Su territorio es la calle, su instrumento favorito, las marchas, bloqueo de carretas, tomas de edificios públicos y comercios y desquiciar la vida ciudadana. ¿Y la educación de los alumnos en sus escuelas? Parece que a nada más a sus padres les interesa.
Retazos
Nada está definido, el voto no es un trámite, es un derecho y una obligación. Nos veremos en la casilla este domingo.