En estos momentos vivimos un debate inédito en educación, en donde se han soltado todos los fantasmas, todas las fuerzas políticas e ideológicas han dejado salir sus demonios para dar lugar a la generación de proyectos, propuestas, a partir de la visión de su realidad educativa.
La reciente aprobación de las leyes secundarias que norman y regulan el artículo tercero en cuestiones de la carrera de maestras y maestros, la ley General de educación y la ley de mejora continua de la educación, en la Cámara de Diputados primero y en la de Senadores mas adelante, termina por enterrar las anteriores leyes de la reforma de 2013 impulsadas por Enrique Peña Nieto.
Para algunos la reciente aprobación de las leyes referidas, es un avance para otros es un regreso al pasado, lo que sí es posible afirmar, es que el debate escinde el tratamiento de los asuntos legales (la generación de leyes) por un lado y por el otro coloca de manera muy distante la generación de propuestas en el terreno propiamente educativo. ¿A quién le interesa separar ambos asuntos? También es posible reconocer que en el centro de las discusiones, el debate no está hecho para buscar coincidencias y generar al final del mismo un amplio proyecto que sirva como marco general de una mejor educación para los niños, niñas y jóvenes mexicanos.
Los actores y los agentes se mueven desde posiciones que van del centro a la izquierda y de la derecha al centro, tanto el SNTE como la CNTE quiere sacar provecho de esta disputa (y lo están haciendo), por el otro lado Mexicanos primero encabeza con su característico oportunismo las posiciones pro empresariales y de derecha que también insisten en hacer avanzar sus posiciones. Al centro del debate se encuentra el Estado, con personajes de gobierno tibios, timoratos y malos mediadores; el problema también es de método porque se trata de derrotar a unos para sacar a otros como supuestamente vencedores.
En el terreno de las ideas se trataría más bien de buscar consensos o de diseñar un proyecto amplio con beneficio nacional, por encima de los intereses partidistas de grupo, de corriente o de tribu. ¿Eso es posible?
Las cosas están muy tironeadas en este momento, en el Congreso se han polarizado las posiciones, a partir del reconocimiento de una fuera que se sabe mayoría sobre las demás, pero considero que no se trata de eso, tampoco de convencer a toda costa, ¿alguien podría derrotar el dogmatismo de Mexicanos primero en este momento de un debate polarizado? Me parece que no se trata de insistir en lo que no nos ha dado resultado, se trata de abrir el debate pedagógico de colocar en el centro las mejores ideas, los mejores proyectos, los nuevos fundamentos para una realidad que cada vez se hace más compleja y demandante. ¿Esto le interesa a MORENA? Y porque no lo intenta.
Nos encontramos ante un punto cero de la política en Pedagogía, estos debates de lodo en nada se parecen a los debates de los Congreso pedagógicos de finales del siglo XIX e inicios del XX. Me parece que entre los legisladores hace falta más pedagogía y menos pasión por la política y porque en dicho debate los asuntos de fondo aún no se tocan:
¿Cómo se organizarán los contenidos de estudio en planes y programas para formar a los nuevos mexicanos y mexicanos en una sociedad global cada vez más demandante? ¿Con las nuevas leyes se garantiza que los docentes que se forman y se incorporen al servicio estarán a la altura, de lo que la nación necesita en este momento? ¿Las recientes leyes aprobadas tendrán una tradición que realmente muestre evidencias de mejoras sustantivas en el corto plazo o pronto estaremos debatiendo las nuevas versiones que las sustituyan muy pronto?
Yo no estoy de acuerdo como afirma Carlos Ornelas que es un regreso al pasado, el Estado deberá estar a la altura de garantizar la rectoría educativa como un servicio publico y gratuito inalienable, pero no basta eso, hay que tener mejores maestros y maestras con ideas pedagógicas frescas, que garanticen un horizonte formativo para los niños y las niñas a su cargo y que la asistencia a las escuelas públicas sirva en garantizar un conjunto de experiencias formativas, lúdicas y placenteras como esta realidad reclama. Desafortunadamente no se les puede pedir tanto a las leyes, se requieren ideas pedagógicas de vanguardia, frescas innovadores y pertinentes para las exigencias del presente que son muchas. Y en ello los agentes y los sujetos deben renunciar a gran parte de sus intereses voraces para contribuir a sumar al lado de los demás.