Más de 131 nació en la Universidad Iberoamericana el 11 de mayo del 2012 luego de una desafortunada visita del entonces candidato del PRI a la presidencia de la República. Nació de la respuesta digna de decenas de estudiantes que se vieron cuestionados en su identidad, inteligencia y libre albedrío por los voceros del poder.
Con ella hicieron añicos numerosos prejuicios que sobre ellos, alumnos y alumnas de la Ibero, existían en la sociedad: que se trataba de alumnos neoliberales e individualistas, en el mejor de los casos, o bien despolitizados, pasivos, y ajenos a la realidad nacional, en el peor de ellos. Para muchos lo ocurrido fue una sorpresa. Tras lo ocurrido se podía haber escrito lo que Emilio Viale después del sismo del 85: “¿Quién convocó a tanto muchacho, de dónde salió tanto voluntario, cómo fue que la sangre sobró en los hospitales, quién organizó las brigadas que dirigieron el tránsito de vehículos y de peatones por toda la zona afectada? No hubo ninguna convocatoria, no se hizo ningún llamado y todos acudieron”. Así fue.
Ante la agresión, la respuesta fue generosa y a muchos desconcertó.
De esta manera, la primera batalla que estos estudiantes, hombres y mujeres, tuvieron que dar, fue la del reconocimiento por parte de los distintos sectores sociales. La segunda fue la de la articulación y coordinación en un movimiento social en ascenso y el acercamiento con otras universidades tanto públicas como particulares. La tercera batalla fue propiamente la de la agenda del movimiento Yo Soy 132: por la profundización de la democracia en el país, en contra del monopolio televisivo y mediático,
en contra de la injerencia de los poderes fácticos en la contienda electoral y por afianzar en la memoria las atrocidades del régimen, tales como la represión de Atenco.
Este libro narra lo ocurrido en aquellos días, indaga en los modelos educativos para la ciudadanía y propone también algunas reflexiones sobre los nuevos modos de acción ciudadana. Como todos los movimientos sociales, Más de 131 y YoSoy132 tuvieron un origen, un momento de auge, decayeron y
finalmente desaparecieron como movimientos de masas. Varios grupos perviven todavía pero
en tanto que colectivos. Sin embargo han sido claves para observar y comprender cómo se
construye ciudadanía en tiempos de la Generación Selfie: activa en la red, pero también en la calle, siempre que el poder se descentralice y reparta entre los protagonistas de la colectividad.
David Fernández Dávalos, S. J.
Rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México . Tijuana