Rosalia Nalleli Pérez Estrada
La práctica de la internacionalización en la educación superior pública es una actividad a la que se le ha dado más importancia en los últimos años, con el objetivo de dar respuesta a las necesidades de globalización que el siglo XXI ha traído consigo y a la meta 4c del objetivo 4 de la agenda 20-30. En años anteriores se fortaleció con los convenios trilaterales que sirvieron para que más de 100,000 estudiantes y profesionistas viajaran y con programas como la Alianza del pacifico, la movilidad se incrementó con casi 20,000 personas en el extranjero, con todos los gastos pagados.
Con la llegada de la pandemia la movilidad física se ha detenido, generando con esto un agregado a la comparación que hace Indermit Gill, del Banco Mundial, con respecto al impacto del cierre de escuelas en la educación con una bomba que destruye un solo capital: el humano. Agregado a esto, la amenaza del Virus fue también una bomba silenciosa que eliminó los deseos de viajar y desarrollar nuevos conocimientos in situ por un tiempo. Y aunque la presencialidad en la escuela básica es de extrema importancia para el aprendizaje, porque garantiza la prestación mínima de servicios sanitarios básicos, de alimentación, protección y de apoyo psicosocial, como lo establece el Plan para recuperar la educación (2021) en su carácter esencial de las escuelas; en la educación superior las exigencias de un pensamiento más universal fuera del aula, presenta otro tipo de demandas. Esta abismal situación de necesidades en ambos niveles hizo que se buscaran otros medios más para cumplir las necesidades de los próximos profesionistas, y la conectividad y el acceso a la tecnología ayudaron para que, en algunos sectores, se abrieran las puertas al mundo, generando nuevas prácticas de internacionalización virtual con las plataformas de acceso inmediato, para compartir mejores prácticas educativas, capacitaciones continuas, acciones de emprendimiento en el confinamiento en diversas áreas y encuentros científicos en la distancia. Esta posibilidad de poderse conectar permitió que recientemente participaramos en la publicación del libro Estudios Diversos en Educación, Covid 19, Seguridad y Regionalización con la Universidad Politécnica de Tlaxcala y New Mexico Institute of Mining and Technology, de Estados Unidos. Un libro que se ha puesto a la venta por 5 dólares y que busca recabar fondos para ayudar a los estudiantes de la universidad pública, para que ellos puedan acudir en el futuro a este país vecino a estudiar también. Con esta colaboración a distancia y en pleno confinamiento hemos descubierto que para lograr objetivos conjuntos se necesitan la buena voluntad, el compromiso, el seguimiento y la seriedad. No fue necesario que hubiese extenuantes reuniones o viajes interminables para hacerlo, la tecnología, una buena calendarización de reuniones y de actividades ayudaron bastante. No necesitamos memorizar las interminables políticas para hacer internacionalización. Descubrimos que los acuerdos voluntarios que se establecen entre gente de palabra logran más resultados que los grandes convenios firmados apilados en un escritorio o archivero, que jamás se vuelven a leer después de la firma.
La misma voluntad cooperativa se ha puesto en práctica para el lanzamiento de la Red internacional COMPA donde representantes de más de 12 universidades de Colombia, México, Perú y Argentina hemos logrado organizar cátedras de manera constante en la capacitación continua de los estudiantes y para el mes de Octubre, la organización de un evento académico de 4 días seguidos, con la presencia de todos los rectores, investigadores y alumnos. La Red COMPA promete trabajo continuo y comprometido en el mejoramiento de educación internacional también.
Todas estas acciones de avanzar en el rubro generan la necesidad de una reconceptualización de la internacionalización, durante mucho años vista como sinónimo de movilidad física, para empezar a verla también como colaboración virtual científica, a distancia, entre pares, para que las entidades de acreditación, evaluación o certificación y estadística para las IES, que miden la calidad educativa, actualicen sus formatos de reporte anual y aparezca, a partir del 2021, esta nueva forma de evaluar estas áreas. Documentar los encuentros internacionales virtuales, las conferencias de contenido, los acuerdos firmados a distancia, los talleres enseñados entre instituciones, el número de beneficiados y las publicaciones hechas mostrará en cierta medida la movilidad virtual internacional que tuvieron las universidades también, para que más adelante se pueda avanzar hacia la medición de los aprendizajes, la actualización del curriculum internacional y generar movilidad en sus diversas facetas. Finalmente, por mencionar otro caso, la internacionalización virtual en las casi 180 universidades politécnicas y tecnológicas ha sido promovida desde su dirección nacional durante un año y medio continuo, logrando con esto una política implícita de homólogos pertenecientes a una red de instituciones, que buscan resultados semejantes a la vez, con infinidad de conferencias y congresos de otros países. Indudablemente todas estas actividades de internacionalización y a distancia ayudan a las instituciones a complementar el perfil de los estudiantes, a hacer que las áreas sigan vivas, y ayudan a los alumnos a escapar un poco de su realidad actual y a cerrar los ojos para imaginar que el virus ha sido completamente eliminado, mientras sueñan que viajan a otras universidades y conocen todo lo que se les ha presentado.
https://www.youtube.com/watch?v=xuDts_JZJSw
https://www.gcedclearinghouse.org/sites/default/files/resources/245656s.pdf
https://www.redalyc.org/pdf/373/37354774006.pdf