Pese a que el término “autonomía” aparece en muchos nombres de las universidades mexicanas, no siempre significa algo respetable para algunos gobernantes. Han sido recurrentes los casos en que algún presidente o gobernador de nuestro país interviene para que su “gallo” ocupe la rectoría o la dirección de alguna facultad porque saben que las instituciones de educación superior son fuentes de conocimiento, poder y recursos.
Imbuidos en las noticias sobre el mal comportamiento de nuestra clase gobernante, uno pensaría que la injerencia del político en la vida académica e intelectual es una forma de actuar exclusiva de nuestro país; pero no. Repasemos a continuación un caso proveniente de India, la democracia más grande del mundo.
El profesor Amartya Sen, premio Nobel de Economía en 1998, fue removido por el gobierno de la India de su puesto como rector (chancellor) de la Universidad Nalanda. Cabe recordar que los puestos de chancellor bajo el régimen de la mancomunidad recaen en personalidades de amplio prestigio internacional, el cual no tiene que realizar trabajo administrativo diario. Para eso está el vice-chancellor.
¿Y por qué se prescindió del Nobel? En su artículo en The New York Review of Books (13/08/15), Sen explica que al ganar el partido Bharatiya Janata las elecciones generales de 2014, vio como una “obligación ciudadana” criticar las posiciones sectarias del Primer Ministro electo, Narendra Modi, quien había sido gobernador del estado Gujarat y en donde miles de musulmanes, bajo su gobierno, habían muerto en las protestas. Si bien, señala Sen, Modi gozó de una buena reputación como administrador de la economía de su estado, falló al no tomar acciones efectivas para proteger a los no hindúes de los ataques. Esta conducta, para el premio Nobel y autor de interesantes libros sobre la identidad y la tradición dialógica y argumentativa de India, amenaza el largo y firme compromiso de ese país asiático con el secularismo.
“El gobierno de Modi no está contento con las posiciones políticas que he tomado”, declara Sen. Pero la confrontación, resalta el intelectual público, no es sobre personalidades (“El Nobel contra el Ministro”), sino sobre los principios de gobierno de las instituciones públicas. Sen aceptó retirarse para no generar más tensiones con el gobierno de Modi, pero no sin antes dejar claro que la “independencia académica” de la Universidad de Nalanda debía ser respetada sea quien fuera el rector. La universidad, sentencia el profesor de Harvard, no puede estar sujeta a presiones partidistas o políticas. ¿Y por qué le interesa tanto a Sen salvaguardar el modelo educativo de Nalanda?
La Universidad de Nalanda tiene su origen en el siglo quinto y según el rector ahora cesado, su modelo pedagógico estuvo basado en debates entre maestros, estudiantes y visitantes que poseían puntos de vista distintos. Más que perseguir la ganancia material, prosiguen Sen, esta vieja universidad enfatizó la difusión del conocimiento y el entendimiento entre los países asiáticos; así como la curiosidad intelectual. La vieja Nalanda atrajo estudiantes no sólo de la India, sino también de China, Japón, Corea, Sumatra y otros tierras con tradición budista. No olvidemos que el viejo campus de esta universidad estuvo situado en el distrito de Bihar, al noroeste de India, que fue nada menos la tierra en donde enseñó Gautama Buda. La vieja Nalanda, en el siglo siete, registraba, según Sen, 10 mil estudiantes que se formaban en carreras seculares como literatura, lenguas, astronomía, arquitectura, escultura, medicina y salud pública, así como en filosofía budista.
Desgraciadamente, después de formar intelectuales por más de 700 años, Nalanda fue destruida en el siglo XII (1190) por los conquistadores turcos. Todos los profesores y monjes, narra Sen, fueron asesinados. Tuvieron que pasar más 800 años para que los gobiernos de distintos países asiáticos propusieran revivir a Nalanda. En 2010 se formó un equipo para esta tarea lidereado por la visión, humanismo y prestigio de Amartya Sen. Finalmente, en septiembre del año pasado, empezaron las clases en el nuevo campus de Nalanda ofreciendo cursos en historia, medio ambiente y ecología. Próximamente, dice el Nobel, se ofrecerán cursos en economía, estudios del desarrollo, salud pública, filosofía budista, religión, relaciones internacionales, literatura, ciencias de la información y tecnología.
Sen cierra su artículo diciendo que el carácter internacional, apertura y visión cosmpolita que posee Nalanda es importante tanto para su país como para el continente asiático y para el resto del mundo por lo que debería estar libre de presiones autoritarias y sectarias.
El caso de esta universidad de la India nos recuerda que el conocimiento y el saber, puede no ser la prioridad para algunos políticos, pese a que declaren en los medios lo contrario. Es bien sabido que la inteligencia y la espiritualidad en la India tiene un valor mayor que la riqueza material o el dinero. Si un regimen político como el Modi interfiere en la vida académica de una naciente y prestigiosa universidad y prescinde de uno de los intelectuales más reconocidos, ¿qué podemos esperar en México?
Twitter: @flores_crespo
Profesor de la Universidad Autónoma de Querétaro