Eduardo Grajales
De unos 16 congresos seccionales que se han llevado a cabo para renovar las estructuras del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), solo dos de ellos no han sido impugnados por irregularidades en el proceso, mientras que el resto, se encuentran en vías de ser litigados ante el Tribunal de Conciliación y Arbitraje, lo que pone en entredicho la calidad de la democracia que ha estado dando a conocer el secretario general del SNTE, Alfonso Cepeda Salas.
En una conferencia de prensa celebrada hace unos días en el estado de Nuevo León, varios candidatos a dirigir la Sección 50 del SNTE en esa entidad, evidenciaron las múltiples inconsistencias en el proceso electivo (rasurado del padrón, inflado de las listas de votantes, convocatorias amañadas, entre otros) muy similares a los que han denunciado los otros líderes magisteriales de otros estados donde la dirigencia nacional sindical se logró entrometer en las elecciones para imponer a sus cuadros.
Esta situación deja muy mal parado al actual líder sindical, que no goza de la simpatía de la estructura magisterial misma que ha estado presionando por apresurar su salida, lo que en fechas recientes ha cobrado eco en la cúpula del poder en nuestro país y que ha acusado recibo manifestando sus reacciones de manera sutil pero contundente, a través de diferentes medios de comunicación.
Por ejemplo, el presidente del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, el doctor Placido Morales, a quien el propio presidente le ha encomendado el proyecto de democracia sindical, dio una entrevista exclusiva a un rotativo nacional, donde manifestó que el proceso de renovación en el SNTE se dará este mismo año mediante el mecanismo de voto directo y secreto.
Por otro lado, se filtró en distintos medios nacionales recientemente información sobre un presunto desfalco a los recursos del SNTE, cuyo responsable directo sería el propio Cepeda Salas y sus allegados, a quien hace tiempo se les señaló de haber comprado varios hospitales y clínicas en su estado natal Coahuila con recursos presuntamente de las cuotas sindicales.
Esta información que además de dañar la imagen del SNTE y del proyecto de democracia sindical que ha promovido el presidente de la República, afectan directamente a la maestra Delfina Gómez, actual secretaria de Educación Pública y muy posible aspirante a la candidatura a la gubernatura del Estado de México, por parte de Morena, a quien se le ha vinculado con estos hechos.
Como puede observarse, los días del actual dirigente del SNTE parecen estar contados.
Si el profesor Cepeda pensaba que podía estirar la liga hasta el próximo proceso de elección presidencial, su estrategia se le está complicando, quedándole la única ruta de desistir del SNTE por voluntad propia o esperar a que los conflictos legales le revienten, ya sea mediante la apertura de una carpeta de investigación, o bien por la pérdida en los tribunales de esos bastiones seccionales que ganó impunemente.
La historia en el SNTE no termina de escribirse, al tiempo en que otros grupos importantes por comandar ese gremio de gran relevancia para la gobernabilidad y la sucesión presidencial ya están afilando las armas para terminar con una lucha que empezaron desde que Cepeda fue dejado en el cargo por el otrora líder defenestrado y su ex jefe el profesor, Juan Díaz de la Torre.