Si la necesidad de revalorar al magisterio sigue siendo una frase hueca, todo seguirá siendo igual
Iniciará el ciclo escolar 2023-2024 en las escuelas públicas mexicanas de educación básica y media superior, con la puesta en marcha en las aulas escolares, de una posible transformación paulatina que redireccione los rasgos fundamentales de la escuela tal y como la conocemos, entre cuestionamientos, debates y controversias por el modelo educativo propuesto, permeado aún de mucha incertidumbre (falta de seguridad, de confianza o de certeza sobre algo).
Coincido en que la manera en que se ha conducido desde el principio el lanzamiento de esta reforma han sido ha sido apurada, atropellada, con información ambigua , poco transparente, sin un orden que permita ir situando especialmente a los docentes dentro de un proceso de transición adecuado, sistemático y profundo, lo que ha permitido desde mi punto de vista que sea presa de una serie de infundios y de manipulación ejercida por actores políticos y medios de comunicación que no están inmersos en los procesos educativos y lo peor, que no se informan adecuadamente antes de opinar, situación que confunde a la sociedad en general.
Desde el principio, he observado que sus fundamentos son los adecuados si se pretende formar ciudadanos solidarios, críticos y participativos, centrando los procesos educativos en lo local, en las comunidades en las que están ubicadas las escuelas en donde se desarrollan estos procesos vinculados a la vida cotidiana, recuperando los saberes locales, desarrollando los procesos de enseñanza y de aprendizaje a partir de proyectos buscando aprendizajes situados y activos en donde los padres de familia sean corresponsables de su proceso formativo.
Sin embargo, percibo entre los docentes una buena dosis de incertidumbre, puesto que ellos son quienes con sus prácticas decidirán si inician con un proceso transformador o caen nuevamente en la trampa de la simulación, muchas veces orillados por sus propias autoridades, especialmente cuando no existe hasta ahora, una transformación de las dinámicas administrativas, de las políticas públicas, de los Consejos Técnicos Escolares (CTE), de los cuerpos académicos, de la vinculación con las familias, de la gestión escolar, de la planeación, de la evaluación, de la formación docente y de la cultura escolar.
Conozco de cerca el trabajo de muchos docentes, jefes de sector, supervisores, apoyos técnicos pedagógicos y profesores de los diversos niveles y modalidades educativas. Tantos años trabajando en formación docente me ha permitido recabar y aprender de las experiencias de todos ellos. Con muchos conservo lazos de amistad profunda de la cual me enorgullezco, por lo que me atrevo a asegurar que no solamente están preocupados sino ocupados en tratar de implementar una propuesta con la cual muchos coinciden porque les parece interesante y necesaria, pero reconociendo también que existe confusión y errores tanto en la implementación como en los materiales propuestos.
Lo que solicitan en términos generales y que es urgente es abrir espacios de análisis y de reflexión para los docentes para que realmente comprendan los fundamentos y realicen ejercicios de vinculación entre lo que se propone, sus propios saberes docentes y la resignificación de sus prácticas, pero estos espacios solo se implementan en sesiones de trabajo cortas oficiales que posteriormente no se continúan y tampoco hay seguimiento, por lo que los esfuerzos terminan realizándose de manera individual, lo que desgasta a los maestros y produce lo que se denomina como “malestar docente“ .
Todo el debate alrededor de los libros de texto LTG es fruto de las pugnas políticas que existen en nuestro país; es lógico que si cambia un modelo educativo, también tienen que cambiar los libros de texto. Sin dejar de reconocer que existen claroscuros en su diseño y edición, necesariamente los maestros deberían ser los primeros a quienes hay que consultar, que ellos analicen, discutan, comparen, que busquen respuestas en interacción entre ellos, sus alumnos y los LTG, al utilizarlos reconocerán y decidirán qué tanto son pertinentes y si realmente pueden utilizarse dentro de la resignificación del currículo nacional que realizan de acuerdo a las condiciones concretas de su tarea. ¿Por qué entonces no iniciar investigaciones que recaben las voces de los profesores de los diferentes niveles y modalidades que permita oír su voz acerca de estos libros de texto y así dejar de lado el berenjenal de acusaciones derivadas?
Otro material que considero necesario analizar son los libros para la maestra y el maestro, denominado “Un libro sin recetas“. He leído el correspondiente a la fase 4 que busca aportar elementos pedagógicos relacionados con el Plan de Estudios de Preescolar, Primaria y Secundaria, donde les proponen interpelar su práctica diaria para que desde su realidad concreta acudan a sus saberes y experiencias docentes para favorecer que las y los estudiantes relacionen sus conocimientos propuestos en los programas de estudio con su vida personal, familiar y comunitaria.
Sin duda, el propósito es necesario y congruente con el enfoque propuesto; donde me parece muy importante la inserción del reconocimiento de las subalternidades reconociendo que para entender la realidad social se requiere evaluarla desde un enfoque multicultural, subrayando la importancia de que las y los maestros contextualicen los conocimientos y saberes de los programas de estudio.
Si bien se plantean a lo largo del texto ciertos cuestionamientos que pueden servir a los docentes para concretar su trabajo, sigo afirmando que se requiere de formación específica, seguimiento y retroalimentación para iniciar esos procesos de reflexión crítica propios y con sus alumnos. Se les pide a los maestros problematizar, contextualizar, seleccionar, secuenciar y graduar los contenidos tomando en cuenta lo local. Como su nombre lo indica, no hay recetas presentes, en su lugar hay actividades propuestas, con ciertos esquemas, tablas y cuadros de doble entrada para apoyar la tarea docente, pero que de pronto se vuelven confusos porque abarca actividades que no han trabajado en general los maestros y que puede confundirlos.
Acercarse a lo cotidiano es todo un reto, porque requiere de observaciones minuciosas y detalladas para identificar las características que configuran sus significados sociales, por lo que mucho ayudaría formarlos con ciertas herramientas de investigación. Considero por tanto, que no es suficiente lo que se propone, no necesariamente que sean recetas, pero sí dentro de procesos de formación continua sistemática para que clarifiquen ciertos conceptos vinculados con estrategias concretas, por ejemplo, cuando se habla de otredad, como un trabajo de análisis y pensamiento crítico de la identidad y de la comunicación para su acción social transformadora.
El concepto de glocalización que está presente en este material es un término que combina lo que sucede en lo inmediato y lo que acontece en el mundo globalizado y que se relaciona con cuatro contextos para la construcción de percepciones: los sociales, económicos políticos y culturales, incluyendo la interculturalidad crítica y el pensamiento cuestionador; pero básicamente es un término utilizado en economía. No entiendo personalmente su empleo en un material para maestros.
Dado el espacio, termino afirmando que los docentes están inmersos en la incertidumbre, muchos cuestionamientos presentes, mucho por dialogar, debatir y confrontar entre ellos y con los diversos actores de su comunidad. Sin duda proponer al docente como sujeto político tomando como referente a Freire, comprendiendo a la educación como un acto político que en contextos de opresión reproduce las desigualdades sociales, hace necesario construir procesos de liberación que en estos tiempos es urgente, siempre y cuando exista alrededor de este modelo educativo también procesos de transformación en los tres niveles de concreción de las políticas educativas : el macro, el meso y el micro, porque si esa necesidad de revalorar al magisterio sigue siendo una frase hueca y sin sentido, todo seguirá siendo igual, impregnado de esfuerzos individuales dentro de un contexto de incertidumbre sin caminos concretos para iniciar una transformación.