Dra. Maricela López Ornelas
Instituto de Investigación y Desarrollo Educativo
Mtro. Iván de Jesús Contreras Espinoza
Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales
Universidad Autónoma de Baja California
Reflexionar empaticamente respecto a este ejercicio —desde cualquier punto de vista—, es una responsabilidad, particularmente de quienes impartimos docencia —en nuestro caso, orgullosamente en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC)—; por tanto, visualizar nuestro compromiso, respecto a la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19 y brindar soporte académico-emocional a nuestros alumnos —rigurosamente hablando—, no correspondió directamente a las autoridades universitarias, sino a nosotros, los docentes, los “profes”, los tutores de la educación, es decir, a quienes logramos empatizar y registrar parte de las innumerables vicisitudes a las que se enfrentaron ciertos alumnos, y cuya complejidades y tinturas, resultan inalcanzables para ser descritas con acierto, por tal, esta introspección, no versa sobre lo que padecimos los “profes al sumergirnos de chapuzón” en los procesos virtuales de enseñanza, pues la educación en línea en nuestra institución, no aparece con el COVID-19, la UABC ha realizado un esfuerzo constante —institucionalizado por lo menos desde hace 15 años—, que quizá, algunos dejamos pasar en el inconsciente de guarecernos en la modalidad tradicional-presencial, que hasta antes de la contingencia, era eficiente y resolutiva.
Un poco de historia respecto al contexto de la UABC. En 2006, se publica nuestro órgano oficial, la Gaceta Universitaria nº 161, del 11 de marzo del mismo año, la creación del Centro de Educación Abierta (CEA), cuyo objetivo básico tuvo la encomienda de “proporcionar servicios institucionales de administración en cursos en línea, proveyendo asesoría, capacitación y servicios adicionales de tecnología para la docencia que requieren los programas educativos de la UABC” (Gaceta, 2006, p. 17). El 22 de septiembre de 2015, se refuerza el compromiso de posicionarnos como una institución de educación superior de vanguardia en el tema de la apropiación tecnológica dentro del ámbito docente e investigativo; ya que en el nº 222 de la Gaceta Universitaria informaba sobre la creación —actualización—, del Centro de Educación Abierta y a Distancia de la Universidad Autónoma de Baja California (CEAD), con el objetivo de “proporcionar servicios institucionales de administración en cursos en línea, proveyendo asesoría, capacitación y servicios adicionales de tecnología para la docencia que requieren los programa educativos de la UABC” (Gaceta, 2006, p. 17).
Con nueve años de diferencia entre la creación del CEA y la actualización del CEAD, y a 15 de la instauración del primero, nuestra institución ha abierto opciones para incursionar en modalidades de estudio, donde las tecnologías de la información y la comunicación fungen como ejes vertebrales en la enseñanza; como docentes, sin mayor pretexto, requerimos urgentemente modificar nuestros espacios de confort —pizarrón y plumón—, para migrar a los procesos de enseñanza apoyados por Tecnologías de la Información y la Comunicación, donde ese espacio virtual de enseñanza continúe centrado en el estudiante.
Al respecto, el Modelo educativo de la UABC, plantea en la Introducción, la importancia del uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el proceso educativo; en la sección de Flexibilidad curricular, resalta la necesidad —de forma muy general— de estructurar contenidos aplicados y acordes a las tecnologías de la información y la comunicación, en la transformación del docente como facilitador del aprendizaje, otorgándolo así al estudiante “un rol más protagónico en su formación y hacer de la flexibilidad curricular un importante recurso para el diseño de su proyecto académico de formación en la universidad” (UABC, 2006, p. 33). Igualmente se cita en el apartado Troncos comunes, que el Modelo educativo de la UABC, se encuentra en una evolución perenne, “perfectible, que se nutre de las ricas contribuciones de los universitarios atentos a los cambios globales y las necesidades regionales, que requiere de la participación de académicos dispuestos a adecuar los tradicionales roles de la docencia y aprovechar las ventajas de las tecnologías de la información y la comunicación” (UABC, 2006, p. 69). Que es congruente, si analizamos que el Modelo educativo 2013, publicado en 2014 por la UABC —el cual presenta una estructura distinta—, en el Esquema de la clasificación de las competencias genéricas, comprendidas en instrumentales, Interpersonales y Sistémicas; el uso de herramientas digitales y de las tecnologías de la información para el aprendizaje, destaca en las competencias instrumentales. En la misma línea, en la sección El rol del docente, se concibe que las competencias, al formar parte del modelo educativo, tienen “una orientación que debe responder a las necesidades sociales, a la sociedad del conocimiento y al desarrollo de las nuevas tecnologías” (2018, pp. 67-68).
Es indiscutible reconocer, que las bases sólidas del esfuerzo de la UABC van abriendo paso ante las demandas nacionales, regionales de su entorno, construyendo camino amparada con bajo principio y valores fundamentales. Seguramente, otras instituciones de nuestro país comparten visiones y principios similares ala aquí expuesta. Por lo que es necesario agradecer a todos los involucrados en el arduo e incansable trabajo desarrollado por diversas instancias, para asesorarnos a los profesores en todo momento, igualmente a todos los responsables de ajustar los sistemas y hacer que nuestra universidad siguiera adelante durante toda la contingencia. Su esfuerzo fue desmedido, y se debe conocer abiertamente. Pero el mayor reconocimiento, va para todos los alumnos, quienes mostraron de qué madera estamos hechos los universitarios, particularmente aquellos, que tuvieron clases virtuales, usando sus datos móviles, en sus teléfonos, con equipos prestados, en la casa del vecino, fuera o dentro de un café, en fin, los ejemplos son interminables.
En este sentido, alentamos a todos aquellos formadores educativos —independiente del nivel—, salir del área de comodidad, migrar los cursos a modalidad mixtas, para tener siempre la oportunidad de ofrecer a nuestros estudiantes, alternativas para aprender sin necesidad de una pandemia.
Imaginar el número de alumnos cuyas características los posicionan como personas con discapacidad es agobiante, máxime dada su preocupación y/o desesperación para avanzar al mismo ritmo de todos, y quedar rezagados o perder el semestre, del mismo modo se reflexiona por quienes su único acceso a una educación en línea, fue la red del vecino o conocido, o a través del equipo de cómputo de alguien, o afuera de un café, al no poder estar pagando café todo el rato que permanecen en dichos lugares.
Entonces, nosotros como docentes, tenemos la obligación de buscar alternativas para éstos estudiantes, y permitirles todas aquellas posibilidades académicas que les admitan aprender en sus contextos, con sus diversas posibilidades. Siempre sustentados en valores fundamentales como confianza, justicia, lealtad, libertad, perseverancia, respeto, responsabilidad y solidaridad, entre otros.
Referencias
Gaceta (2006). Acuerdo de la creación del Centro de Educación Abierta de la Universidad Autónoma de Baja California. http://gaceta.uabc.mx/gacetasimpresas/gaceta-161
Gaceta (2015). Acuerdo de creación del Centro de Educación Abierta y a Distancia de la Universidad Autónoma de Baja California. http://sriagral.uabc.mx/Externos/AbogadoGeneral/Acuerdos/Rector/39.pdf
Universidad Autónoma de Baja California [UABC] (2006) Modelo educativo. Consultado de http://www.uabc.mx/formacionbasica/documentos/ModeloEducativodelaUABC.pdf
Universidad Autónoma de Baja California [UABC] (2014) Modelo educativo. Consultado de http://www.uabc.mx/planeacion/cuadernos/ModeloEducativodelaUABC2014.pdf