Ya han transcurrido más de tres semanas del inicio del ciclo escolar y habría que detenerse un poco y reflexionar en que tanto este modelo híbrido (como se le denomina oficialmente), está logrando los objetivos de aprendizaje propuestos en la gran diversidad de escuelas y de contextos que existen en nuestro país.
El modelo no es nuevo, ya que especialmente en Universidades y escuelas privadas ya habían empezado a utilizarlo, combinando la presencialidad con clases en línea bajo un esquema flexible promoviendo el aprendizaje autónomo entre los estudiantes.
Esta propuesta va más allá del uso de las TIC, puesto que aunque implica la utilización de ciertos recursos y herramientas que brinda el acceso a Internet, también ofrece la posibilidad de una experiencia más personalizada de acuerdo a las necesidades de los estudiantes, puesto que otorga la libertad para qué decidan, cuándo y dónde estudiar, ya que sus opciones lo permiten: a distancia, presenciales o mixtas, además de que el currículo y las actividades de aprendizaje se adecuan tomando en cuenta lo que necesita cada alumno.
Ahora se dice que México tomó la opción de la educación híbrida, sin embargo, haciendo un alto y profundizando en lo que realmente sucede en los espacios educativos escolarizados, en la mayoría de ellos, especialmente en lo que comprende la educación obligatoria pública, se siguen realizando prácticas relacionadas con lo que se ha denominado como “Enseñanza remota de emergencia”, ERE (Berruecos, 2020), ahora combinada con la asistencia a la escuela de algunos alumnos.
El principal reto sigue siendo el diseño y desarrollo de los ambientes híbridos, ya que se trata de una modalidad educativa con características particulares, que bien entendida, puede llevar al mejor aprovechamiento de las posibilidades tanto presenciales como virtuales, pero que ante la realidad compleja que se presenta en nuestro sistema escolarizado, pareciera ser una buena propuesta que enfrenta el reto de las desigualdades sociales y brechas digitales presentes en los diversos contextos.
Sin duda, con una implementación adecuada, permitiría la flexibilización de la oferta educativa por su característica de expansión de los tiempos y espacios. Híbrido significa que los encuentros presenciales y virtuales, permitirían la integración rutinaria de espacios en donde las actividades educativas se desarrollarían a través de secuencias de instrucción, que se integran entre espacios presenciales, virtuales y autónomos, la posibilidad en tiempos sincrónicos y asincrónicos, así como la de incluir experiencias previas y escenarios de práctica de los estudiantes en el ambiente de aprendizaje.
La interacción y la comunicación también son básicas en este modelo por los encuentros que promueve, ya que, tanto en los momentos presenciales como virtuales, se prevén diversos tipos de interacción entre estudiantes con estudiantes y de estudiantes con el profesor, además del uso entrelazado de la presencia con la no presencia en las aulas.
Si en la puesta en práctica se adoptan ambientes presenciales con ocasionales elementos virtuales de apoyo o como ambientes virtuales con algunos encuentros presenciales, se reducen las posibilidades de esta modalidad, además de que los profesores requieren, como lo he escrito en otras colaboraciones, de formación y acompañamiento docente para poder implementarlo en las diversas realidades educativas ya que su concreción y mejor aprovechamiento necesitan de un diseño y desarrollo deliberado y planeado integrando los espacios y tiempos de aprendizaje presenciales, virtuales y autónomos.
Las experiencias de los maestros y maestras en este escenario son necesarias para conocer las prácticas que están realizando para la concreción de este modelo. En estos días estaré compartiendo mis experiencias con personal educativo de escuelas públicas de Educación Básica de todos los niveles y modalidades de Oaxaca, a invitación del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca dentro del seminario ““La práctica docente en el modelo de educación híbrida”.
Insisto en que toda implementación, requiere de seguimiento y monitoreo, que no esté basado en cuántos estudiantes asisten y cuántos no o en cuántas escuelas abrieron sus puertas y cuántas no; se requiere saber que está pasando con el proceso de enseñanza y de aprendizaje y las prácticas docentes que se está llevando. Aproximarse a la diversidad de realidades permitiría, si es necesario, redireccionar el camino. ¿Acaso no es tiempo de hacer una pausa?
Referencias
Berruecos, A. (2020) https://ibero.mx/prensa/de-que-hablamos-cuando-hablamos-de-educacion-distancia-hibrida
Osorio, L. (2008) “Ambientes híbridos de aprendizaje: elementos para su diseño e implementación” https://tinyurl.com/k72f2zxs