Este trabajo periodístico fue publicado originalmente en
43 x 43. Manifiesto político educativo
Agradecemos la autorización de su coordinador Adán Morgan para reproducirlo en Educación Futura
Exclamó la profesora Roxana:
Con el mismo sortilegio con que los niños se envisten para seguir asistiendo a la escuela, a pesar, y no obstante a todo. Así también, nosotros los profesores nos las tenemos que ver, así que parece que educar o aprender es una suerte, un encantamiento, un hechizo. Parece que estar encantados, adormecidos, se convierte en un estado de existencia. Vivir, estudiar, educar por estos lares, es caer en el encantamiento dulce de la conformidad, de una suerte de fatalismo de un destino inexorable.
Por eso, ahora que hago parte de este trabajo, escribir sobre mi experiencia docente, a partir de narrativas, quiero hacerlo refiriéndome a dos momentos de suma importancia para mí: por un lado, a que tiempos y a quienes se refieren, cuando hablan de calidad de la educación, ese discurso tan frecuente en nuestras autoridades, que se usa prolongadamente y a destiempo. Y por otro parte, que de los tiempos de nuestras experiencias pedagógicas, y entonces ¿quiénes somos?
Aquí comienza mi historia, la que les quiero contar, esta que define lo que soy y de lo que estoy hecha. Soy profesora, soy indígena y llevo 7 años laborando en escuelas multigrado, todo esto me constituye como ser humano y mi responsabilidad con los otros. En estos años he estado en dos escuelas primarias de la misma zona escolar, en estas escuelas es difícil hablar de calidad educativa. Siempre me asalta la idea: ¿a qué se refieren con eso de calidad y sobre todo cuando se responsabiliza únicamente a los maestros y directivos? Y el sistema, que impone una forma de vivir, una forma de pensar las cosas ¿qué pasa con el sistema educativo en general?
Requerimos una educación más humana, también que el sistema sea capaz de hacer visible las carencias que existen en las escuelas. Por ejemplo quienes son aquellos niños que viven en comunidades que no son cabecera municipal, que viven en comunidades aledañas, las que se encuentran entre las montañas, de las comunidades que no tienen acceso a la electricidad, que no cuentan con el mobiliario adecuado. Niños que viven sus tiempos a destiempo de lo señalado en las políticas educativas. Donde la distancia que caminan los niños es de un kilómetro o más, donde los niños tienen jornadas de trabajo, lugares donde la desnutrición de los niños es evidente, donde los profesores tenemos que hacer 4 o 5 horas caminando para llegar al centro de trabajo, lugares donde las buenas intenciones del sistema no alcanza a llegar y los profesores tenemos que hacer maromas, circo, malabares y magia para que los niños logren aprender. Frente a este contexto ¿Podemos hablar de calidad de la educación?
Quiero contarles una anécdota, leí un libro, un libro muy curioso, de esos contenidos que no te dejan dormir, no porque te hagan soñar, sino más bien te preocupa la suerte de quien escribe con tanto desaliño. Sylvia Schmelkes en la parte introductoria de su libro “Hacia una mejor calidad de nuestras escuelas”, juzga y designa responsabilidades, señala:
A los responsables de la calidad de la educación en nuestras escuelas de educación básica. Estos son los directores y los maestros. Partimos de la convicción de que el gran salto hacia adelante en la calidad de la educación básica sólo podrá venir de las propias escuelas. Sin negar la necesidad de reformas de fondo en el sistema educativo global, el verdadero cambio de nuestra educación, el cambio cualitativo, es asunto de cada escuela, de las personas que ahí trabajan, y de las relaciones que éstas establezcan entre sí, con los alumnos y con la comunidad a la que sirven.
Me preocupa cuando señala que la calidad de la educación depende de profesores y directivos, de lo que cada escuela sea capaz de hacer por sí misma para salir adelante y sobre todo del vínculo escuela-comunidad. Esto no porque sea una frase incoherente o falte de sentido, me preocupa más bien, que está convencida de estar diciendo algo nuevo, algo revelador, algo que no se hace.
Quienes somos profesores comprometidos podemos notar que esta indicación textual se encuentra fuera de contexto, o mejor aún, quien lo escribe desconoce la realidad que vivimos todos los días. Es claro que quienes hablan de calidad de la educación lo hacen desde los supuestos y creen que con su discurso de intelectuales, desde el escritorio, pueden hablar de calidad sin que hayan puesto un solo pie en estos lugares, sin que sepan de qué están hechas las comunidades, las escuelas, los niños, los padres de familia y los maestros. Y la verdad es está, lo que ella propone lo hacemos a diario, no porque nos los dicten, más bien por la gran responsabilidad que tenemos, hacemos magia para que cada día se hagan posible los ideales de nuestro país: educar y hacer conciencia con los mínimos recursos.
Y solo para que tengan una somera idea, quiero decirles que la mayoría de los profesores que laboramos con grupos multigrado tenemos la función de docente multigrado, directores y además somos intendentes de la institución, en esta última función los niños también apoyan, también organizamos las actividades para apoyar el Comité de Padres de Familia. Somos administrativos y fungimos como capturistas de los documentos oficiales, viajamos con nuestros propios recursos a la cabecera municipal para reportar calificaciones al sistema porque en la comunidad no hay internet. Llenamos documentos oficiales, hacemos las gestiones para el apoyo a la escuela, también nos encargamos del llenado y reportes de documentos para el programa de apoyo que el gobierno brinda a algunas familias a la comunidad, que por cierto es un apoyo manipulado pues acá el partido oficialista decide a quien y cómo deben repartirse los recursos. Por ejemplo, las madres y padres de familia son acarreados para ir a escuchar los discursos de candidatos del partido que por estos rumbos gobierna.
Actualmente trabajo en la Escuela Primaria Bilingüe “Henry Ford” con clave 07DPB2625F de la Zona Escolar 702 Oxchuc. Esta escuela se ubica geográficamente en la comunidad de Ti’akil, Oxchuc, Chiapas. De esto quiero hablarles, pues estos tiempos son los que nos constituyen, los de verdad.
Esta escuela ha logrado tener las condiciones mínimas gracias al aporte de los padres de familia, acá no podemos decir que el Estado se ha hecho responsable, por el contrario acá estamos convencidos que el trabajar unidos y siendo responsables en conjunto es entonces cuando la educación ha valido la pena, ha mejorado las condiciones de vida de nuestros hijos, por eso seguimos apostando a la educación, pero eso ha implicado que no se asuma la responsabilidad de quienes deben brindar las condiciones y los recursos mínimos a las escuelas.
La infraestructura escolar es una condición necesaria para lograr una educación de calidad, esto rebasa las buenas intenciones de docentes y directivos, tal como lo afirma la referencia anterior, no se trata únicamente de responsabilizar al personal o a los padres de familias. Esta escuela primaria se encuentra en malas condiciones, está desgastada, se ubica en una pendiente donde constantemente los niños sufren accidentes, los vidrios rotos, tiene cuarteaduras y un desgaste que puede verse a simple vista, pero como las autoridades no la visitan difícilmente pueden darse cuenta.
En lo que refiere al mobiliario también hay desgaste y malas condiciones. La cantidad de sillas con paletas ya no son las adecuadas para poder trabajar, también la cantidad no es suficiente para el total de matrícula que se generan en cada ciclo escolar. Por esta razón, las autoridades de la comunidad en con conjunto con los maestros han organizado viajes a la ciudad de capital del estado, en: INIFECH, CONAFE, planeación y otras dependencia para gestionar mejores recursos para la institución, pero no se ha tenido éxito, pues no hay respuesta satisfactoria. Además la escuela no está incorporada al apoyo compensatorio de AGE por lo que no se reciben apoyos económicos o recursos que permitan dar mantenimiento.
Por eso cada vez que escucho hablar que los gobiernos y las autoridades educativas proponer una refoma de educativa de calidad, que mejore la educación siempre me pregunto: ¿A qué se refieren con calidad educativa. Los tiempos de las reformas serán los mismos que vivimos aquí? Yo no sé que quieren decir con calidad, les soy honesta, desde hace varios días he buscado información que me permita entender a que se refieren nuestras autoridades con esas dos palabras.
Me parece que son palabras de gran importancia porque están determinado el destino de nuestra educación en México (en discurso), pero también, y sobre todo está determinando las formas de pensar y ver el mundo, de muchas generaciones.
Les soy honesta, eso me da un poco de preocupación, porque entonces algo quieren meternos en la cabeza las autoridades, algo nos quieren hacer creer, por eso que digan que nosotros somos los únicos responsables no me parece justo. El estado debe conocer las realidades en sus tiempos, en su complejidad, reconociendo quienes son los que allí están.
Y no sólo ese discurso nos lo quieren hacer creer a nosotros para ponernos en contra de nuestros mismos compañeros, también se lo meten en la cabeza de los padres de familia, pero en eso se equivocan porque quienes estamos cerca de los padres de familia, quienes estamos a tiempo, somos nosotros y ellos lo saben, lo conocen, viven y sufren con nosotros las carencias que se tienen para lograr eso que llaman calidad de la educación. Nuestros tiempos se vuelven realidades inconmensurables, incorruptible. Nuestros tiempos no son los tiempos del discurso amañado de los que detentan el poder, de los que dicen ser expertos y se toman con ligereza admirable el derecho de decir cómo se debe vivir la educación.
En este sentido, llama la atención la forma descarada con el que el discurso busca coincidir, simulando coherencia, existe un desajuste temporal y contextual. Un buen ejemplo, son los libros de texto que traen actividades y lecturas complementarias, de los cuales se tienen que hacer visitas en páginas web; ejemplo de internet, uso de tecnologías, medios de comunicación, como si acá eso se diera como hoja de los árboles, eso es contradictorio, acá con que trabajo tenemos luz, que podemos decirle a los niños que tienen que hacer ejercicios con internet, eso es ilógico, es poco ético por parte de quienes planean la educación en nuestro país.
Nos queda claro que para hacer eso se necesitan de aulas multimedia, acá las computadoras todavía son una aspiración, mientras tanto nuestros gobiernos hablan de estar a la altura de otros países cuando no son capaces de hacer coherente el discurso con la realidad. Necesitamos no sólo de tecnología, equipos de cómputo, internet, sino de lo principal, que la luz se resuelva adecuadamente y brinde las condiciones que merecen los alumnos.
Yo creo que no estamos solicitando algo imposible, en este siglo creo que con el recurso que se gastan los partidos políticos en las campañas serviría para que las escuelas tuvieran las condiciones óptimas para promover aprendizajes acordes a los tiempos que vivimos. Lo digo de forma literal, acá en nuestras escuelas hacemos magia con los contenidos de los libros de texto, contenidos que no concuerdan o que simplemente no encajan con nuestra realidad, con nuestros tiempos, con nuestro contexto.
Aquí los tiempos de las experiencias docentes frente a la realidad de los niños están cargados de responsabilidad, de acogimiento y afecto de parte nuestra. Lidiamos con la inasistencia, deserción o abandono escolar. Sabemos que los tiempos del sistema educativo nada tienen que ver con la vida cotidiana de quienes la vivimos a tiempo y en el ahora.
Aunque la responsable del INEE, la doctora Siylvia, no lo crea visitamos todos los días a los padres de familia, constantemente solicitamos del apoyo para que los niños no falten a clases, organizamos jornadas de recuperación vespertina para lo niños que salen a laborar con sus familias, nuestra labor no termina con un horario como piensan algunas autoridades, y aunque Chuayffet diga que nosotros ganamos mucho dinero, podemos hacer evidente nuestro sueldo que no rebasa los 4 mil pesos quincenales.
En las comunidades, los tiempos, las realidades, no son sólo discursos, no son buenas intenciones, la familia completa, por bendito sortilegio, tiene que trabajar para conseguir el sustento de la casa, cada integrante tiene una responsabilidad, no importa si tiene 6 años o más, todos colaboran por igual, eso es lo que no logran entender las autoridades, que acá se sobrevive. Muchos padres de familia destinan el dinero para las necesidades de salud, alimentación, cuidados, vivienda y muy poco para la educación, en el sentido de comprar materiales y útiles escolares para sus hijos.
Acá no hay educación gratuita, eso del estado benefactor pasó a ser historia, ahora la educación quedo completamente a la suerte de los magos y magas, es decir, en manos de las comunidades, de los padres, que no sólo tienen que cooperar para medio cuidar las instalaciones de la institución, también tienen que ver por lo útiles y los recursos de los niños. Estos lo digo no con desganó más bien con el objetivo de declarar que nosotros hemos cumplido a cabalidad, no buscamos que el gobierno sea paternalista, y lo regale, pero si queremos hablar de educación de calidad, entonces hay algo que resolver de fondo, esto tiene que ver con las condiciones estructurales y materiales de existencia, la pobreza que se vive en las comunidades.
Ante esta realidad valdría la pena preguntarnos: ¿A qué se refiere cuando se habla de la universalización de la calidad educativa en las escuelas del territorio mexicano. Quienes diseñan, planean y deciden sobre la educación sabrán que la realidad es otra, con otros tiempos. Cómo hacemos coincidir los tiempos y los narradores de las historias? Y así, entonces ¿cómo lograr que la reforma tenga un impacto en la educación de los niños en las comunidades indígenas?
Por eso lo digo, la calidad de la educación en las comunidades indígenas no depende exclusivamente de profesores, directivos y padres de familia, se requiere que el sistema educativo este acorde a los tiempos en los que se vive la vida, acordes a los sortilegios, a la suerte, al encantamiento de quienes sueñan y despiertan queriendo un mundo distinto, acordes al contexto, acorde a quienes lo viven, a quienes le dan contenido a un país, el estado debe asumir el papel que le corresponde y acordar los tiempos de los hechizos de la gente.