David Auris Villegas
Si el futuro depende de nuestra capacidad de crear y curiosear, suena interesante y conmovedor diría Albert Eistein. Como un sueño, todo se transforma a un ritmo acelerado. Cada vez, vivimos más tiempo en el espacio digital y tecnológico, por lo que el Foro Económico Mundial recomienda desarrollar diez habilidades, para sobrevivir en esta jungla de la automatización e inteligencia artificial que naturalmente debe ser potenciado desde la educación.
Asimismo, este Foro económico mundial fiel a su estilo mercantil y acorde a los tiempos de comercio global y atroz consumismo, suele llamarlo habilidades laborales, sin embargo como educador, la etiqueto, habilidades educativas centradas en las personas hacia una vida plena, digna tarea a desarrollarse en la educación formal e informal como el aprendizaje autónomo que encumbró el fiero Covid-19.
Estas habilidades educativas, destinadas a desarrollar el cerebro de las personas e invitándonos a desplazar la era del conocimiento hacia una sociedad de la creatividad y emprendimiento a escala mundial son: creatividad, pensamiento crítico, liderazgo, inteligencia emocional, aprendizaje activo, originalidad, iniciativa, pensamiento analítico, liderazgo, influencia social, diseño y control de tecnología, resiliencia, tolerancia al estrés, flexibilidad y razonamiento.
Ahora bien, suena maravilloso, pero: ¿Cómo desarrollar estos aprendizajes en millones de personas, si existe una enorme brecha económica y académica a nivel de países y al interior de cada país del mundo?, Es otro reto planetario, pues no solo se trata de mencionar estas cualidades y repetir en artículos y citarlos como pose cultural en foros mundiales, sino, la de implementarlos como políticas educativas de gobierno con el objetivo que nadie se quede atrapado en la noche de los tiempos competitivos.
Esta incorporación de habilidades de aprendizaje en los contenidos del sistema educativo de todos los niveles va generar una disrupción educativa, por lo que requerimos capacitar a los educadores, desde un acuerdo global, liderados por países industrializados, líderes mundiales, gobiernos y empresas trasnacionales abocados a educar al hombre posmoderno responsable ante sus congéneres y el mundo tecnológico.
Finalmente, la educación integral del ser humano es tarea de todos. Desarrollar la curiosidad, la amabilidad, la perseverancia y la creatividad digital en el cerebro de las personas, es una obligación de supervivencia durante la inteligencia artificial y la automatización, de lo contrario, transitamos a constituir parte de una masa de esclavos digitales.
David Auris Villegas. Escritor, columnista y pedagogo peruano.
davidauris@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-8478-6738