Guerrero se encuentra ante un periodo vital para lograr la transformación de la entidad, conscientes de lo que ello representa y atentos a cómo ocurrirá. Continuamos con el análisis de su sistema educativo.
Estas 4–A emergen como un mínimo irreductible si hablamos del derecho a la educación y representan no un techo fijo sino un algo expandible al mediano y largo plazo desde una progresividad (INEE, 2014). De esta manera podremos contextualizar:
Que las dos primeras A –disponibilidad y accesibilidad– son parte del derecho a la educación (Bracho, 2011), identificando con claridad que la disponibilidad evidencia la necesidad de que existan escuelas de los niveles obligatorios en los lugares adecuados, operando éstos en condiciones organizativas propicias y con docentes capacitados y dotados también de infraestructura suficiente. En este sentido el censo realizado por la SEP y el INEGI evidenció que 12.3% de las escuelas del nivel básico en Guerrero no tienen piso firme, que 35% de las mismas no cuentan con un techo de concreto o que el 3.7% no cuenta con sanitarios y agua potable.
La accesibilidad asume que la oferta educativa existe (INEE, 2014), sin embargo esto por sí mismo no es suficiente para garantizar que se cumpla con el derecho a la educación; por lo anterior una educación accesible es aquella que no tiene barreras de ningún tipo para su acceso (al menos en los niveles obligatorios). Dichas barreras pueden ser: económicas, legales o administrativas así como de naturaleza socioafectiva.
En este tenor resulta importante reconocer que en Guerrero al menos en la educación básica únicamente se alcanza el 75% de cobertura y se tiene un índice del 7.5% de deserción, la cual se agudiza en el tránsito de cada nivel educativo. Importante también señalar la manera en la cual las condiciones económicas y de inseguridad han ido avanzando y cada vez inciden más en el quehacer educativo.
Respecto a las últimas A -adaptabilidad y aceptabilidad-, éstas se encuentran vinculadas al derecho en la educación, resultando condiciones que evidencian lo que un sistema educativo es capaz de hacer y lo que no en función del cumplimiento de sus obligaciones para ser garante de la Constitución. En este sentido la adaptabilidad remite a la capacidad de la escuela para adaptarse a las condiciones particulares de los alumnos, ejemplo de ello es cuando éstos manejan una lengua diferente.
Sin embargo resulta importante reconocer que la adaptabilidad no remite solamente hacia esa clase de aspectos, también enfatiza la necesidad de reconocer el significado, la pertinencia y la relevancia de la educación como un factor de cambio y de transformación de los individuos y de la sociedad en su conjunto. En este sentido resultará importante conocer cuáles serán las rutas de acción que el gobierno estatal entrante acuñará como políticas educativas para cumplir con su mandato constitucional, tarea cada vez más compleja si asumimos que éstas se encuentran dictadas por el gobierno federal, quien pocas veces contextualiza las mismas a la diversidad de condiciones de cada entidad federativa.
Por último, la aceptabilidad remite al sentido de pertinencia de la educación desde la vista de los estudiantes, es decir, cuál es el sentir de éstos respecto a la educación que están recibiendo y particularmente si consideran que ésta cumple con sus necesidades, características y condiciones particulares. Al respecto tuve la oportunidad hace unos días de charlar con varios grupos de estudiantes de educación primaria, secundaria y bachillerato, esto con la finalidad de contextualizar mejor este aspecto de la propuesta analítica, obteniendo las siguientes respuestas:
Mi escuela está muy fea; me gustaría que hubiese una cancha más grande; hay muy pocas computadoras, cuando la maestra nos pide que investiguemos lo hacemos entre diez, así es imposible; los baños huelen muy feo; las tareas las copio; no alcancé libro de ciencias; me gusta mi maestra, es muy paciente y buena onda; casi siempre voy contenta a la escuela; no me gusta que cuando algo me sale mal todos se rían de mí, hasta el maestro lo hace; el profe de historia siempre me hace dormir; camino con mi mamá “muchote” para llegar a la escuela; lo que más me gusta de la prepa es el “relajo” que “armo” con mis amigos; aún el maestro de matemáticas no me dice para qué sirve el álgebra; la “profa” grita cuando no respondemos a lo que nos pregunta; ¿la escuela? “mmm” me gustan más las vacaciones.
Como es evidente en líneas anteriores la magnitud de los retos educativos en una entidad como Guerrero es amplia, compleja en otras dimensiones, sobre todo si hacemos énfasis en el gremio magisterial y su postura ante los cambios derivados de la Reforma Educativa. La transición gubernamental debe ser pues una oportunidad para sentar bases que permitan la mejora educativa, siendo el primer paso la búsqueda y elección de interlocutores en el ámbito educativo con credibilidad ante los diferentes actores educativos que convergen en la entidad.
Los subsecuentes pasos serán igual de importantes pero a la vez necesitan ser cautelosos, ello asumiendo que hablar de educación como me lo compartía un colega es como “tejer con un hilo muy fino”.
Referencias:
-Bracho, T. (2011). Una mirada Conceptual al Derecho a la Educación. México. Documento generado a partir de la conferencia dictada en el Foro: Derecho a la Educación en México, organizado por el Observatorio Ciudadano de la Educación A.C, el 18 de junio de 2010.
-Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (2014). El derecho a una educación de calidad. México: INEE.
-Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (2015). Panorama Educativo de México 2014. México: INEE.
-Tomasevski, K. (2001). Human Rights Obligations: Making Education Available, Accessible, Acceptable and Adaptable. Swedish International Development Cooperation Agency: Stockholm.
Twitter: @IDHE85
Licenciado en Educación Primaria, maestro en Ciencias de la Educación y doctorante en Educación. Es asesor técnico pedagógico en la SEG y docente en el nivel superior y posgrado en la Universidad IEU.