Desde que encontré el término gobernanza en un documento oficial tengo problemas para identificar a qué se refiere, cuál es su diferencia con palabras más usadas en el español de México como gobernación y gobernabilidad. Pensé que era una traducción literal y tal vez fonética de la voz governance del inglés. En un ensayo que publicó el año pasado, Fabio Fuentes Navarro me sacó de dudas respecto al origen, su análisis es serio.
Fabio Fuentes escudriñó la etimología griega y rastreó en la historia del vocablo. Fue al fichero de la Real Academia Española y encontró que la expresión gobernanza es tan antigua como la de gobierno. La RAE la redefinió en 2000, ahora con base en el significado de governance en la literatura de ciencia política anglosajona: “Arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad [civil] y el mercado de la economía”.
Esta definición es un guiño a los autores institucionalistas que pusieron de moda el término. Tratan de despolitizar el análisis de la política. El verbo poder —que es la esencia de las luchas políticas— aparece rara vez en esa literatura. Incluso, surgió una nueva corriente teórica —políticas públicas— acompañada de instrumentos como la nueva gerencia pública.
El argumento de Fuentes Navarro es complejo y detallado con base en lo que él y los otros autores de la antología denominan análisis político del discurso. Sin embargo, quizá sin que fuera su propósito, abandonó la idea despolitizadora de esa corriente e introduce las relaciones de poder en su análisis de las reformas educativas recientes de México. Define y usa tres dimensiones: 1) global pospolítico, 2) político institucional, 3) educación ciudadanía.
Cierta parte de su análisis entre lo local y lo global coincide con la visión que propuse en varios escritos. Esa relación no debe entenderse como reciprocidad entre instituciones nacionales, en primer lugar el gobierno con organismos intergubernamentales. Es una conexión tensa, a veces antagónica, donde una de las partes predomina. Ya en el examen detallado me agradó que no viera al gobierno mexicano como un títere de poderes globales. Los grupos gobernantes —y sus opositores, agrego— defienden sus intereses y en ocasiones definen el rumbo de la política —y la gobernanza— educativa.
Agradezco a Fabio Fuentes Navarro esta discusión fresca, aunque con lenguaje complicado, que nos ayuda a entender las relaciones complejas en la política educativa. Si bien desconfío del vocablo gobernanza, no implica que sea inadecuado para el análisis.
Referencia: Fuentes Navarro, Fabio (2022). Gobernanza y gobernanza educativa: Articulaciones político-discursivas en un contexto globalizado. En Itzel López Nájera (coordinadora), Miradas en torno a la educaación: Lo global/universal y lo político (pp. 163-185). México: Servicios Editoriales/Editorial Balam.
*Académico de la Universidad Autónoma Metropolitana