Mercedes Ruiz Muñoz*
El Secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño presentó el pasado 21 de julio el nuevo Modelo Educativo, en el marco de la implementación de la reforma educativa que ya lleva tres años de vigencia en el sistema educativo mexicano. La presentación tardía de este modelo educativo, a más de tres años de la aprobación de la reforma, exige necesariamente una discusión y reflexión en torno a la política educativa impulsada por el Estado mexicano. Este fue el consenso de los especialistas presentes en el “Foro de Análisis del modelo educativo 2016” que se realizó en la Universidad Iberoamericana (UIA) en el mes de septiembre, a través del Departamento de Educación y el Instituto de Investigación para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la UIA, y que contó además con la participación de especialistas de instituciones de nivel superior y otras organizaciones. Con este objetivo, se organizaron cuatro mesas de trabajo de acuerdo a los siguientes ejes: aprendizajes claves; modelo pedagógico y plan curricular; inclusión y equidad; y formación docente. Cada mesa contó con la coordinación de destacados investigadores con probada experiencia en la materia.
La inauguración del foro estuvo a cargo del Mtro. David Fernández Dávalos S.J., rector de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, quien hizo un llamado a diseñar un modelo democrático y participativo que permitiera la expresión de los sectores oprimidos, con la participación de la sociedad civil en su conjunto. El rechazo a la violencia, compartir con los demás, escuchar para atender, conservar el planeta y redescubrir la solidaridad son principios clave para la adhesión libre a los valores de justicia, la equidad y la participación de todos los grupos de la sociedad, no sólo los de la mayoría, ni mucho menos los de los grupos de poder que ejercen el control social, señaló el rector de la UIA.
Desde la perspectiva de los especialistas que participaron en las distintas mesas de trabajo del Foro, se acordó que este modelo es una mera declaración de principios que, además de repetir declaratorias de modelos anteriores, no plantea cómo poner en práctica sus fines educativos, concepciones, fundamentos, componentes, especificidades del proceso de enseñanza y aprendizaje y la evaluación. Dado que un modelo educativo es antes que nada un proyecto social y cultural formulado en términos de intenciones educativas, debería indicar hacia dónde queremos llegar, pero en el caso del modelo educativo presentado recientemente por la SEP no se dice cómo, por lo tanto, no es un modelo educativo como tal. Sustentado bajo la premisa que educación es capaz de resolver todos los problemas sin importar las políticas económicas y sociales, carece de un diagnóstico preciso de la implementación de los modelos educativos anteriores, así como de las situaciones reales de los procesos de enseñanza y aprendizaje que ocurren en las instituciones mexicanas. Aun no se sabe qué sirvió o falló y sin esa valoración no se puede proponer una modificación curricular, indicaron los especialistas.
Luego de que ya fueron evaluados 131, 140 docentes[i] bajo un ambiente de coerción se advierte un modelo pedagógico eficientista que aspira a formar un sujeto cosmopolita, urbano y de clase media, con características muy lejanas de la realidad mexicana. Se reconoce entonces que la diversidad sociocultural se encuentra totalmente silenciada y desligada del proyecto educativo nacional que plantea el gobierno. Si bien la inclusión y la equidad aparecen como principios globales y transversales, los jornaleros agrícolas, las personas con discapacidad y de habla indígena permanecen invisibilizados en este nuevo modelo. Y a pesar de que los documentos mencionan que la propuesta curricular será flexible y que considerará la heterogeneidad de las escuelas, tal propuesta se ha diseñado para aplicarse en aulas regulares, en las que trabaja al menos un docente por grado escolar y no habla de la adaptación curricular que se requiere para trabajar en las escuelas multigrado, que al ciclo escolar 2013-2014 sumaban un 44% en primaria.[ii]
En cuanto al currículo, en el modelo educativo 2016 aparecen los aprendizajes clave como uno de los componentes del currículum, organizándose en tres campos formativos: lengua y comunicación; pensamiento matemático; y exploración y comprensión del mundo natural y social. Aunque el modelo presenta una propuesta curricular que viene a sustituir las competencias, no se justifica abiertamente la razón de incluir esos aprendizajes clave. En el análisis de estos componentes, los especialistas advirtieron una falta de gradación y de secuencia en la selección de contenidos que requieren alinearse con el propósito de aprendizaje que se pretende lograr, mostrando una falta de precisión entre el modelo pedagógico y su correspondiente currículo. En ese sentido, es necesario clarificar qué se entiende por contenido ya que existe un alto riesgo de comparar contenido con información y explicitar las estrategias de inclusión y de adaptabilidad a la diversidad cultural, que aún es materia pendiente en nuestro país.
Los especialistas aseguran que la escisión entre propósitos, estrategias didácticas, selección de contenidos y definición de aprendizajes esperados tendrá implicaciones para el trabajo cotidiano de los docentes y los afectará negativamente si estos temas se incorporan a la evaluación de su desempeño. En este sentido, se cuestionó al Servicio Profesional Docente la política de sostener una propuesta de examen de conocimientos permanente a un profesional que ya se graduó como tal y a quien no se le ha habilitado en el uso de este modelo educativo.
Se observa entonces que la actual propuesta no está a la altura de las necesidades de la sociedad mexicana y no recoge el conocimiento que se ha generado en el país en la materia, como los resultados de la investigación en materia de la filosofía de la educación, de la política educativa, del currículum, la docencia, el aprendizaje, el desarrollo y la evaluación, por mencionar algunos campos de estudio.
Entre otros aspectos críticos de este modelo, se destacó que, pese a que el modelo educativo actual se centra aparentemente en el alumno, el peso de la reforma está puesto sobre el docente. Esta ambigüedad se hace evidente en la ausencia de ciclos iterativos de mejora, que faciliten la adecuada comprensión del modelo por parte de los maestros. Esta desarticulación entre la práctica docente y la presentación del modelo se agudiza al no reconocer al docente como un profesional, sino más bien como un técnico, ya que no se consideran ni la autonomía ni la responsabilidad sobre las consecuencias de sus acciones, ambas características propias de un profesional. Sin embargo, el hecho de que el modelo no reconozca al docente como un profesional no quiere decir que éste no lo sea, sino más bien se invisibilizan las buenas prácticas y las alternativas pedagógicas que los docentes realizan como parte de un proceso político-educativo que siempre es complejo, innovador, contextualizado, histórico y en construcción permanente.
Los especialistas entienden que este desconocimiento del carácter de profesional para el docente se refleja en las limitantes que enfrentan las normales, como pilares de la formación docente. Se les exige que operen como Instituciones de Educación Superior, pero carecen de condiciones básicas para desempeñarse como tal, como la autonomía para definir el currículum.
Para concluir, entre las recomendaciones hechas por los especialistas aparece la necesidad de partir de un diagnóstico, mediante un análisis detallado de las reformas curriculares anteriores. Además, se señaló que es importante acompañar a los maestros en diferentes foros y en particular, en los Consejos Técnicos Escolares, por ser un espacio de la sociedad civil que representa el encuentro e intercambio de experiencias acerca del quehacer docente y de todos los sujetos participantes de los procesos político-pedagógicos. Se sugiera además analizar más estrechamente el cómo acortar la brecha entre el currículo prescrito, el conceptual y el vivido, e identificar su valor ecológico en función de los sujetos a quienes representa y cómo los representa.
Como último apunte, los participantes del foro enfatizaron la importancia de revisar y reordenar los principios curriculares del modelo educativo, pero antes de ello resulta necesario no forzar la implementación del modelo educativo, dar tiempo para subsanar los errores e inconsistencias y de esa manera desarrollar el cómo del Modelo educativo y lo que se hará en el trabajo en el aula.
A dos años de que concluya el presente sexenio, que arrancó con la reforma educativa, se tiene un saldo marcado por la conflictividad. La misma operatividad de la reforma queda comprometida por sus propias fallas de origen, lo que motivó, junto con la movilización de la CNTE, la cancelación de la evaluación obligatoria programada para la segunda mitad de 2016.[iii] En ese contexto, la presentación del modelo educativo aparece como paliativo. Mientras tanto, las maestras y maestros seguirán laborando como siempre lo han hecho, con o sin modelo, con o sin apoyo. Solo hasta que estos pendientes se atiendan de manera rigurosa y consistente, se podrá hablar de un modelo educativo justo y pertinente.
*Universidad Iberoamericana, Ciudad de México
[i] Agencia EFE, “Más de 134 mil maestros fueron evaluados por primera vez en México”, 01.03.16
[ii] Robles, Héctor, Pérez, Mónica (2015). Panorama educativo de México 2014. Indicadores del sistema educativo nacional. Educación básica y media superior. México, INEE. Pp. 38.
[iii] Hernández, Lilian, Excélsior, “Evaluación de desempeño a maestros será voluntaria”, 26.08.16