Pedro Flores Crespo*
El lunes 25 de noviembre se inauguró en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) la primera edición de la Cátedra Leonardo Morlino con el propósito de reconocer los aportes del teórico de la democracia, revisar sus contribuciones, y ensanchar la presencia internacional de nuestra facultad en beneficio de los jóvenes universitarios.
Ante un auditorio lleno de estudiantes y profesores, el profesor Morlino ofreció su conferencia: “Democracia mínima y régimen híbrido: diferencias y posibles similitudes”, la cual sirvió para preguntarnos en qué etapa se encuentra México y qué perspectivas existen para nuestro país.
Una democracia mínima, siguiendo a Robert A. Dahl, es aquella que contiene los siguientes elementos: (1) voto universal para hombres y mujeres, (2) elecciones libres, competitivas, periódicas y justas, (3) más de un partido político y (4) fuentes de información diversas y alternativas. Nótese aquí el énfasis en el carácter “universal” del voto, lo “competitivo” de las elecciones y la necesidad de contar con medios de información plurales.
En cambio, un “régimen híbrido”, según Morlino, puede definirse como un “un conjunto de instituciones que han sido persistentes, sean estables o inestables, por alrededor de un decenio, han sido precedidas por autoritarismo, por un régimen tradicional (posiblemente con características coloniales), o incluso por una democracia mínima, y están caracterizados por el surgimiento de pluralismo y formas limitadas de participación independiente y autónoma, pero carecen de al menos uno de los cuatro aspectos de una democracia mínima”.
Como podemos notar, la noción de “régimen híbrido” de Morlino es más exigente que la de “democracia mínima”, pero también más flexible ya que incorpora el antecedente histórico (colonialismo), ofrece la variable de tiempo para su análisis (empírico) y da espacio a la contradicción (real).
Según Morlino, México es actualmente un “régimen híbrido” sin Estado. Esto levantó diversas inquietudes y preguntas entre los estudiantes, quienes en un segmento de la Cátedra, tuvieron la oportunidad de dialogar con el pensador italiano, el cual generosamente los escucho, refutó y persuadió con argumentos.
Ante la pregunta de una joven sobre si vivimos una regresión de la democracia con la Cuarta Transformación, el profesor italiano, respondió: “¿cómo va a haber regresión a la democracia si no hay tal?”
Independientemente de si estamos o no de acuerdo con esta observación, la respuesta de Morlino exige a ser más rigurosos en el análisis del cambio político de México y a pensar en categorías intermedias entre regímenes totalmente autoritarios y democracias funcionales. Precisamente con esto en mente, se organizaron dos mesas de discusión posteriores a la conferencia del teórico italiano. La primera se llamó “Populismo y Democracia: ¿consolidación democrática o regresión iliberal?” y la segunda, trató de responder a la pregunta sobre si se medía adecuadamente la calidad de la democracia. Por eso, dicha mesa tocó el tema de los métodos de investigación en la Ciencia Política, que es otra área sistemáticamente abordada por el profesor de la Universidad de LUISS Guido Carli de Roma.
Una de las características de los buenos pensadores como Morlino, es que nos impulsan a no dar nada por sentado. No porque México haya cumplido, en un tiempo, con ciertos requisitos mínimos de la democracia (voto universal, elecciones competidas, pluralismo, fin del sistema de partido único) o sea un “régimen híbrido”, el país se va a encaminar directo y sin escalas a la democracia. Bien escriben mis colegas en el prólogo del libro del profesor Morlino: “la democratización no es un fenómeno escalonado o lineal, sino uno en el que la combinación de diferentes actores, estructuras y variables puede desembocar en una variedad de resultados que algunas veces son inesperados” (Rafael Plancarte, Marcela Ávila y Ángeles Guzmán, Cambios Hacia la Democracia, México, Siglo XXI-UAQ-Concyteq, 2019)
Esa constante incertidumbre en los procesos de democratización exige análisis renovados e imaginativos. Por ello, fue una fortuna tener la presencia de un pensador de la talla de Morlino en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAQ, cuya función es formar jóvenes diestros, sensibles de la realidad y capaces de construir la democracia que generaciones previas a la de ellos no han (hemos) podido. Formar demócratas es también nuestra misión.
*Profesor visitante en la Universidad de Harvard e investigador de la Universidad Autónoma de Querétaro (FCPyS)
Twitter @flores_crespo