De nueva cuenta se discute en torno a los modelos y las modalidades de la formación docente, en ello se recuperan los modelos del pasado en la historia educativa de nuestro país y se hace un repaso por supuesto a las aportaciones de las Escuelas Normales.
Hoy la agenda del debate es diferente, nos coloca ante un escenario inédito no sólo en el contexto político y social a nivel nacional, también en el terreno de las ideas y los referentes teóricos que recientemente se han generado y que contribuyen para pensar de mejor manera el asunto de la formación docente como un elemento central de reflexión.
En el terreno del contexto político estamos ante la propuesta de una reforma educativa, que reconfigura la relación entre el Estado y los nuevos docentes, a partir de desprenderse del compromiso de Formar – Emplearte – Actualizar, para pasar a un esquema de Formar, Evaluar para ingresar – Evaluar para permanecer – Evaluar para promoverte – y tal vez Evaluar para morir en la profesión.
Y en el plano de las ideas, los hallazgos de investigación y la generación de conocimientos nuevos tenemos que a la formación se le define como una tarea compleja, multifactorial que se ejerce por profesionales que se forman ex profeso, con la intención de mejorar las condiciones sociales y salariales de quien ejerce dicha tarea pero también y sobre todo de contribuir en el desarrollo personal y ciudadano de los sujetos a su cargo. En ello las aportaciones teóricas nos ayudan a conocer más a fondo a los sujetos de la educación, al contexto en donde se realiza la tarea de educar, a los distintos modelos y perspectivas para favorecer y consolidar aprendizajes, a los enfoques de evaluación, a la creación de ambientes que favorezcan los aprendizajes, a la atención educativa en la diversidad y para la atención significativa de las diferencias individuales y sociales y a la creación de un conjunto de propuestas para educar para la ciudadanía, la sana convivencia, el respeto al entorno y al medio ambiente natural, en un mundo globalizado que cada vez tiende a desaparecer las fronteras políticas que los separan.
En todo ello, es necesario que los nuevos esquemas de formación regresen a los fundamentos para mirar las nuevas exigencias que demanda el presente. Formar docentes cada vez se torna en una tarea que exige nuevos desafíos, es por ello que en este regreso a los fundamentos cabe hacer hoy la gran pregunta ¿Las Escuelas Normales están preparadas para atender la demanda inédita de formar a los sujetos que se harán cargo de un modelo de formación complejo, demandante y de cara a los desafíos de una sociedad globalizada y altamente tecnificada? Me parece que no pero deberían. Las Escuelas Normales son las más atrasadas del actual debate, siguen aferradas a su viejo esquema de control corporativo, de venta de lealtades y compra de favores.
El punto no resuelto en su interior tiene que ver con la formación de los formadores, ¿Quién se encarga de ello, con qué compromiso y responsabilidad profesional, bajo qué perspectiva teórica?
Las Escuelas Normales también deberán regresar a sus fundamentos, ¿Cuáles son éstos? Que cada escuela Normal los explicite.