La película llevada al aula podría establecerse un diálogo relacionado con muchas lecciones de vida

Hacía tiempo que no iba al cine. Si tomamos en cuenta la calidad de muchas producciones, veremos que la cantidad de imaginarios que se presentan, relacionados a veces con estereotipos, con racismo, clasismo, discriminación, desigualdad, violencia de todo tipo y muy pocas veces con el fomento al análisis crítico y la realidad en otros contextos, admitiremos que a veces, no somos motivados para asistir a las salas de cine. Afortunadamente, la película elegida cumplió con todas mis expectativas.
En Flow se muestra una historia (sin diálogos), que trata sobre un gato negro que lucha por sobrevivir en un mundo apocalíptico donde los humanos ya no existen. En un contexto donde no se veía tierra firme por ningún lado ya que todo era agua, el gato sube, no sin esfuerzo, a un barco todo desvencijado en donde se efectúa buena parte de la travesía y en donde el felino encuentra compañía en su viaje, con personajes muy peculiares y distintas a él: un lémur, un capibara, un perro labrador y un ave.Es una película animada que logra conectar a los espectadores con cada uno de los protagonistas de la película a través de una experiencia emocional. Aunque sin diálogos, los personajes transmiten mensajes sutiles y universales y se van revelando emociones relacionadas con la aceptación, el miedo y la colaboración.
Actualmente ante las circunstancias existentes, fomentar un aprendizaje significativo en los estudiantes es una tarea complicada para los docentes, sobre todo cuando lo que se tiene que asimilar es un concepto abstracto, de ahí que es muy interesante la oportunidad de utilizar el cine como parte de una metodología pedagógica, es decir, emplear el lenguaje cinematográfico como un recurso valioso para el aprendizaje.
Buscando información y desde una perspectiva histórica, es posible enmarcar el desarrollo de estas propuestas dentro de un concepto más amplio que es el de alfabetización mediática (Media literacy), definido como “las competencias, los conocimientos y las capacidades de comprensión que permiten a los ciudadanos utilizar con eficacia y seguridad los medios”, y que aportan “el pensamiento crítico necesario para discernir, analizar realidades complejas y reconocer la diferencia entre opiniones y hechos” (Parlamento Europeo y Consejo de la Unión Europea, 2018).
Pienso que llevarla al aula podría establecerse un diálogo relacionado con muchas lecciones de vida e inclusive, encontrar cierta similitud con situaciones reales, como que ante la diversidad es posible formar una familia muy peculiar, buscando sobrevivir enfrentando sus miedos -los gatos temen al agua- pero hubo que adaptarse para salir adelante y colaborando entre ellos para que el barco no naufragara, desde las habilidades de cada uno y aceptando sus diferencias.
Pero hay que hacer una advertencia. El escenario apocalíptico que se presenta, las múltiples situaciones que enfrentan y toda la carga emocional que despierta, puede ser muy dolorosa para las niñas y niños, especialmente para los pequeñitos.
Mi querida amiguita Mony de seis años, estalló en llanto viendo todo lo que enfrentaba el gatito y la impotencia de ayudarlo, por lo que considero que el contenido sería muy fructífero si está mediada por adultos empáticos que les permita comprender que, en la vida, tenemos que aprender a conectar con los demás, a valorar la diversidad y enfrentar las adversidades.
Referencias
Parlamento Europeo y Consejo de la Unión Europea. (14 de noviembre del 2018).