Sergio Martínez Dunstan
¡Feliz Día del Trabajo!
¡Disfruten su día!
Escucharlo suena a burla.
¿Hay motivos para celebrar?
Los efectos de la pandemia están siendo brutales en materia laboral y económica . A muchos mexicanos los han mandado a descansar con medio sueldo, sin sueldo o los están corriendo.
Otros tantos que viven al día se han reducido sus oportunidades casi a cero. Vendedores ambulantes, profesionistas, independientes, “free lance” y un largo, muy largo etcétera. La economía informal representa el 50% de la nacional.
Ya ni la burocracia garantiza un salario seguro. Hasta el gobierno en su calidad de patrón se les ha puesto en contra.
Algunos absorben los costos de operación haciendo “homeoffice” o “homeworking” como por ejemplo el pago de luz, internet, consumibles. Y nadie dice nada. Nadie se atreve hacerle frente a esta injusticia. Nadie tiene la fuerza.
Los sindicatos han sido incapaces de impedir la violación a los contratos colectivos. Han mostrado una actitud pusilánime.
Quienes todavía conservan su empleo o aún tienen la posibilidad de generarlo contarán con limitados recursos para afrontar la recesión por venir pero también padecerán sus estragos.
Alza de precios, desabasto, el dólar por los aires, el petróleo por el suelo, el PIB en caída libre, inflación, contracción de la economía.
Muchos trabajadores tienen más argumentos sino para aborrecer si para no festejar este 1º de mayo. Les sobran razones para preocuparse por su futuro y el de su familia.
Ha resultado fatídico este 2020 para echarlo al olvido. La incertidumbre presagia un mal augurio .Se asoma en el horizonte una noche sombría. Muy larga, fría y oscura.
Es un pesimismo disfrazado de realismo. Quisiera estar equivocado. Con todo y todo reitero lo escrito con anterioridad. Aunque los pronósticos parezcan apocalípticos indudablemente el día después de mañana, saldrá el sol.
Carpe diem quam minimun credula postero
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