El nuevo Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2021/2 sobre los actores no estatales en la educación,, presentado ayer en la Cumbre mundial de la educación RewirEd en Dubái, muestra que, en todo el mundo, una de cada seis familias ahorra para pagar las tasas escolares, mientras que el 8% de las familias de los países de ingresos bajos y medios tienen que pedir préstamos para pagar la escolarización de sus hijos. En Guatemala y Honduras, el 15% de las familias tienen que pedir dinero prestado para enviar a sus hijos a la escuela mientras que, en Haití esta cifra supera el 30%. El informe pide a los gobiernos que cumplan su promesa de ofrecer un año de preescolar y 12 años de primaria y secundaria gratuitos para todos y para todas.
Nuevos datos muestran que los costes de la educación recaen sobre los hogares de forma desproporcionada en los países más pobres. En los países de ingresos bajos y mediano-bajos, los hogares cubren el 39% del coste de la educación y el gobierno el resto, frente a sólo el 16% en los países de altos ingresos. En México, los hogares representaron el 22% del total del gasto en educación.
La educación pública sigue teniendo muchos costes ocultos. Alrededor de un tercio del gasto en educación de los hogares de los países de ingresos bajos y medios procede de los hogares con hijos en escuelas públicas. El análisis de un centenar de países de ingresos bajos y medios entre 2009 y 2020 reveló que, en promedio, el 3,2% de los gastos financieros de los hogares se destinaba a la educación. En Ghana, el porcentaje de gasto en educación no solo es el mayor del mundo, sino que además ha aumentado del 8,9% en 2005/06 al 13,1% en 2016/17. Esto se debe en gran medida al elevado costo de los uniformes y otros materiales escolares, que representaron casi dos quintas partes de la cantidad que los hogares estaban gastando en educación en 15 países de ingresos bajos y medios.
“Hemos subestimado cuánto siguen pagando las familias por la educación cuando, según los gobiernos, debería ser gratuita”, afirmó Manos Antoninis, director del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo. Encima de esto, el impacto de la COVID-19 ha reducido aún más los presupuestos familiares. Como resultado, muchas familias simplemente no pueden permitirse pagar los costes escolares. “Los gobiernos deben examinar más de cerca la cantidad que las familias están pagando. Deben centrarse en garantizar que la educación sea gratuita en el punto de acceso, y que los más pobres no se vean privados de una educación de buena calidad”.
El Informe GEM advierte que, sin una mejor reglamentación, las opciones de educación privada, como los colegios privados o las matrículas complementarias privadas, están elevando estos costes para los hogares. Si el 3,2% de los gastos de los hogares se destina a la educación en todo el mundo, esta cifra se eleva al 6% en los países con un alto porcentaje de escuelas privadas, como Haití y Líbano, y en otros países del África subsahariana, como Ruanda, Uganda y Zambia. Los costes hacen que algunas oportunidades de educación sean inaccesibles para las personas más pobres. Mientras que los hogares más pobres no gastan prácticamente nada en educación en Argentina, Costa Rica, Filipinas y Zambia, por ejemplo, el 20% más rico gasta entre el 0,5% y el 1,7% del PIB de sus países.
Además, muchos hogares están pagando por una enseñanza privada complementaria, sobre todo durante el cierre de las escuelas a raíz de la pandemia, algo que las familias más pobres no pueden permitirse. Los hogares en algunos países destinan alrededor del 40% de su gasto en educación a clases particulares. En la actualidad, alrededor de la mitad de los países no regulan en absoluto esta práctica. En México, las familias representaron el 22% del total del gasto en educación. La mayor parte de este dinero suele destinarse a clases particulares, uniformes, matrículas y útiles escolares. Esta cifra, alcanza el 81% en Haití.
En la actualidad, menos de tres cuartas partes de los países regulan el importe de las tasas que cobran las escuelas privadas, que contribuyen a la carga que soportan los hogares. La mayoría de las escuelas secundarias privadas reciben al menos el 80% de sus ingresos de las mensualidades y pagos escolares en 28 de los 51 sistemas educativos de ingresos medio-alto y alto. En los países de ingresos bajos, las familias más pobres se ven obligadas a emplear diversas estrategias para hacer frente a los gastos de las escuelas privadas. Los padres de familia en países de ingresos bajos y mediano-bajos tienen que recurrir a menudo a escuelas no registradas que suelen ser más baratas, pero que con frecuencia tienen instalaciones deficientes y ofrecen una enseñanza de menor calidad.
Recomendaciones:
- Incrementar los esfuerzos para garantizar el acceso gratuito y financiado con fondos públicos a un año de preescolar y 12 años de educación primaria y secundaria. Los gobiernos deben controlar el gasto en educación de los hogares con encuestas de ingresos y de gastos de los hogares. Los pagos formales suelen ser los únicos a los que los gobiernos prestan atención. Suelen apartar la vista de otros gastos menos documentados que aumentan la desigualdad, como la enseñanza privada complementaria. Es necesario evaluar la eficacia de las políticas que pretenden destinar recursos a los alumnos desfavorecidos y no darla por supuesta.
- Reforzar la capacidad del gobierno para supervisar y hacer cumplir la normativa. Los gobiernos deben establecer una relación de confianza con los proveedores no estatales, animándolos a registrarse, eliminando la arbitrariedad de las normas y comunicándoles los incentivos adecuados para que dirijan sus escuelas de forma eficaz