Desde la década de los 60, en Estados Unidos, Benjamin Bloom creó la Asociación Internacional de Evaluación del Rendimiento Escolar (IEA, en inglés), y se realizó un estudio de Matemáticas y Ciencias en 1964. Años después se creó el Programa Nacional de Progreso Educativo (NAEP, en inglés), y su primer estudio nacional lo realizaron en 1969.
Bloom, el autor de la Taxonomía de los objetivos educativos (1956), consideraba que “lo importante en la enseñanza no era comparar a los alumnos, sino que había que ayudarles a lograr los objetivos establecidos” (Eisner, 2000).
Para nuestro contexto cercano, recalcaremos la aparición del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA, en inglés) en el año 2000, como una estrategia de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). De aplicación y énfasis trianual, y con gran peso en la toma de decisiones y en las reformas educativas de los países involucrados.
Entre los objetivos de origen, se ha asociado a la evaluación con la “rendición de cuentas”, y se ha pretendido que los resultados “incentiven” la mejora. Pero el peso de los resultados ha aplastado a las instituciones (autoridades educativas, escuelas) y a las personas (directores, docentes y alumnos).
Ante esto, ocurrieron acciones asociadas con los resultados (no necesariamente con el aprendizaje). Sofía Contreras y Eduardo Backoff, en un texto de hace unos meses (Nexos, Octubre 2014) hacen una revisión de “la corrupción de las medidas” y enuncian la distorsión de los procesos en Texas, Kentucky y Australia. Donde los resultados educativos se premiaban económicamente o se sancionaban.
En nuestro país también se han registrado estrategias “a la mexicana”. En los 90 no se publicaron los resultados del Proyecto: Tendencias Internacionales en Estudios de Matemáticas y Ciencias (TIMSS, en inglés) de la IEA. En el año 2000 se implementó PISA en México, y dos años después se creó el INEE con su propuesta de Exámenes para la Calidad y el logro Educativos (Excale), con resultados publicados el 2005. Y en ese año la SEP creó los Exámenes Nacionales de Logro en Centros Escolares (ENLACE), en 2005 para básica y en 2008 para media superior.
Las pruebas PISA y Excale son de carácter muestral, porque se aplican a algunos estudiantes cada tres y cuatro años, respectivamente. En cambio, con los recursos y responsabilidad de la SEP, la prueba ENLACE es anual y censal.
Lo “bueno” era que permitía recabar información pormenorizada de entidades, zonas, escuelas y alumnos. Lo “malo” fue que también hubo inflación de resultados. Contreras y Backoff (2014) mencionan que sólo se tiene información anecdótica y aislada de hechos pero, como sabemos, es de dominio público. Tales como robo y venta de exámenes, copia y dictado de respuestas, preparación para la prueba, exámenes “tipo ENLACE”, evitar la asistencia o aplicación de la prueba a estudiantes de bajo rendimiento, mejoras inexplicables en algunos estados, etcétera.
Las pruebas estandarizadas Excale y ENLACE son de opción múltiple, de tipo criterial. Su referente es el currículo nacional. PISA evalúa competencias que no están alineadas al currículo nacional, la mitad de reactivos son de opción múltiple y la otra mitad de respuesta construida corta. Para los tres tipos de prueba, la escala de calificación es de 200 a 800 puntos.
En el análisis comparativo del comportamiento de los indicadores de las tres pruebas, se encontró algo sospechoso: Excale y PISA muestran tendencias moderadas (incremento de 2 ó 3 puntos), y ENLACE reflejó avances acelerados e inexplicables (de 9 puntos anuales). Las primeras dos tuvieron aplicadores ajenos a la escuela, mientras que ENLACE tenía aplicadores y consecuencias directas para la escuela. Ante ello, en 2013, se anunció la suspensión de ENLACE 2014 para educación básica.
PLANEA
Ante la suspensión, se le encargó a Felipe Martínez Rizo que coordinara un estudio de validación de las pruebas ENLACE y Excale, que el INEE publicó en el Cuaderno de Investigación No. 40. En ese estudio se enfatiza la solidez teórica y psicométrica de las pruebas. Se mencionan puntos poco alcanzados como la atención a la diversidad, y se señalan los usos y consecuencias generados en la aplicación de las pruebas.
Y para la siguiente generación de pruebas, se sugieren: Propósitos claros y acotados; Referentes alineados con puntos centrales y estables del currículo; Cuidado de la diversidad socioeconómica y cultural; y se establecen las condiciones necesarias para que las prácticas de Evaluación trasciendan para mejoras educativas; y muchas otras recomendaciones.
El 20 de enero de 2015, el INEE emitió su Comunicado de prensa No. 1 “Pone en operación el INEE nueva generación de evaluaciones del aprendizaje”, en donde se presenta el Plan Nacional para las Evaluaciones de los Aprendizajes (PLANEA), se mencionan los propósitos centrales y los mecanismos de control. Y se propone el calendario de aplicación de pruebas muestrales y censales desde 2015 hasta 2109.
Puntos finales
A pesar de que los consejeros del INEE marquen su distancia con los usos punitivos de la evaluación, las líneas de la SEP apuntan en otra dirección.
Las pruebas a gran escala seguirán siendo un referente para las prácticas escolares y las estrategias docentes de enseñanza y evaluación.
El creador del IEA, Benjamin Bloom, pensaba que no tenía sentido esperar que todos los estudiantes emplearan el mismo tiempo para alcanzar los mismos objetivos (ahora “aprendizajes esperados”), sin embargo, las pruebas estandarizadas uniforman esas expectativas.
Con la aplicación de PLANEA en Tamaulipas, y la siguientes aplicaciones en todo el país, estaremos presenciando un “extraño retorno” de las pruebas a gran escala. Es extraño, porque en realidad nunca se fueron, sin embargo, en la denuncia de los bajos resultados sí estaremos regresando a lo mismo.
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Contreras, S. y Backoff, E. (2014) Tendencias en el aprendizaje de la educación en México: Una comparación entre ENLACE, Excale y Pisa. Revista Nexos.
Eisner, E. (2000) Benjamin Bloom (1913-1999). Prespectivas: revista trimestral de educación comparada. Vol. XXX, (3). Pp. 423-432
Martínez, F. (Coord.) (2015). Las pruebas ENLACE y Excale. Un estudio de validación. Cuaderno de Investigación (40). México: INEE.