Recientemente, dos líderes de la educación en América Latina comentaron sobre el proceso de cambios en México. Aquí nos puede parecer que la reforma educativa se haya atascado en el lodo y dejó de avanzar. Los estados de Guerrero, Oaxaca y Michoacán, entidades de la República con menores índices de desempeño académico y mayores tasas de deserción escolar, son precisamente los estados donde el profesorado se ha negado rotundamente a ceder ante los principales disposiciones de la nueva ley de educación: censo de centros educativos, asignación de plazas docentes por concurso de mérito, evaluación docente, y limpieza del presupuesto educativo de los comisionados sindicales y aviadores.
Las opiniones de Emiliana Vegas, Directora de Programas Educativas del Banco Interamericano de Desarrollo y Paulo Speller, Secretario General de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), representan una visión más optimista. Speller hasta nos parece ingenuo cuando indica que pese a las movilizaciones magisteriales de la CNTE, la reforma se va a lograr, porque “se ha observado que la resistencia es por desconocimiento y por ello es que existe el rechazo”.
Su opinión desestima la importancia de que la CNTE tenga que ceder el control absoluto sobre los recursos del presupuesto educativo y las asignaciones de puestos docentes y administrativos ejercidos hasta ahora por la cúpula sindical en Oaxaca. Pero Speller conoce bien a México y a sus maestros ya que en 2014 la OEI capacitó a medio millón de profesores en lo que será su porvenir con la evaluación docente, y espera dar formación profesional a una cantidad similar en el 2015. Ha visto como el entendimiento de los procesos evaluativos a implementar puede reducir el rechazo a los mismos entre profesores. Sin embargo, será más difícil convencer a los líderes sindicales debido a sus intereses creados. Aun suponiendo que la mayoría de la membresía de la CNTE cambie su opinión en lo personal, es probable que la línea dura organizacional se mantenga hasta que los dirigentes actuales salgan del partido como Elba Esther.
Emiliana Vegas reconoce que el sistema educativo, no solo en México sino en muchos países de la región, no ha cumplido la función de vehículo de movilidad social para los estudiantes sino más bien lo ha hecho para los adultos, brindando beneficios y estabilidad económica a profesores, empleados y funcionarios de la educación. También el otorgamiento de plazas ha servido como oportunidad a los políticos para retribuir a los que les ayudaron a subir al poder. Sin embargo, destaca que en México, como en otros países, se está corrigiendo eso “instituyendo la carrera magisterial por mérito con concursos para acceder a puestos de trabajo de docente y cada vez levantando los requisitos de entrada y permanencia en la profesión.”
Ambos funcionarios mantienen una perspectiva de largo plazo y han visto la resistencia al cambio en otros países. Debe alentarnos el hecho que piensen que México va bien en su reforma educativa y solo hay que sostener la dirección y ejecutar los pasos establecidos con constancia y persistencia.