Hace algún tiempo, los autores Bárcena, Larrosa y Mélich (2006) pensaron sobre la experiencia a partir de un argumento que remitía a la invocación de la singularidad como característica de la vida, de tal forma que lo real se vuelve “incomparable, irrepetible, extraordinario, único, insólito, sorprendente”. Para ellos, una vida de singularidades requiere un nuevo lenguaje, de ahí que la experiencia exige otro lenguaje, un lenguaje atravesado de pasión, capaz de enunciar singularmente lo singular y de incorporar la incertidumbre.
Según ellos, la experiencia no es el lenguaje de los objetivos, las planificaciones y las estrategias, el de los proyectos, los programas y las acciones controladas, más bien invitan a buscar un lenguaje que no sea ni científico (técnico-racionalista, que define nuestra realidad) ni crítico (sociopolítico, que califica moralmente nuestra condición y determina un “devenir” ideal).
Toman en cuenta lo que Larrosa propone “una lengua que nos permita vivir en el mundo, hacer la experiencia del mundo, y elaborar con otros el sentido (o el sin-sentido) de lo que nos pasa”(p. 247). Se plantea recuperar al sujeto, a la persona que habla, al docente que sufre y valora su propia vida desde su cotidianidad, que le da sentido y forma a su existencia, muy similar a lo que plantea el aprendizaje dialógico de las Comunidades de Aprendizaje CdA.
Por su parte, Keck y Saldívar (2016) expresan que, en el viaje de Ser Docente, el Ser Persona está intencionado con la idea, como dicen los experiencialistas, de un nuevo comienzo. Se recupera lo vivido, el que menos pasa, lo moribundo, lo tóxico en la historia de cada quien con la finalidad de reconfigurar nuestro presente y dotarlo de nuevas posibilidades. Hay aquí lo que se puede entender como un viaje al interior, hacia la propia historia, hacia las sombras, lo poco entendido, hacia nosotros mismos.
Plantean que este viaje al interior no se mide por los conocimientos o competencias alcanzadas, sino por las evidencias de haber viajado y de no estar en el mismo lugar que antes; es decir, de haber logrado separarte de aquella persona que fuiste, que pensabas que eras, pasado por una metamorfosis que tiene como punto de partida el haberte visto con mayor claridad, y haber sentido con mayor nitidez tus efectos en los demás y en tu propia vida (Badiou,2009).
En mi colaboración anterior, escribí sobre la conclusión de un ciclo de Vía Educación, donde destaqué que en esta comunidad formada por profesores poblanos que se insertaron voluntariamente en este proceso, se conformaron amistades genuinas y un gran aprecio por lo que cada uno hacía, además de un fuerte sentimiento de solidaridad y aprecio por su labor magisterial, recuperando y resignificando su experiencia pedagógica para un actuar para ser, para inventar, para transformar y transformarse en una CdA.
El cierre de seminarios se destacó por la evidencia del viaje de cada uno de los participantes y de no estar en el mismo lugar que antes, transcribo las palabras de despedida de Sinaí Rojas y Salma Vargas quienes estuvieron al frente de este proyecto en el estado de Puebla:
«Comunidades de Aprendizaje comenzó desde 2015 con un sueño. Deseábamos una educación crítica, docentes que invitaran a sus estudiantes a imaginar y construir un mundo diferente, maestros y maestras que pudieran dialogar en sus aulas sobre ciencia, a sabiendas de que es de la mano de esta que la transformación social es posible. Pero este sueño no vino desde nosotros como equipo de CdA, en él se sumaron muchas maestras y maestros que, como dice Paulo Freire, “hicieron con nosotros el camino caminando” y entonces se sumaron muchos más sueños, más expectativas de transformación.
Al transcurso de nueve años hemos llegado a zonas altamente vulneradas y hoy tenemos la alegría de saber que aún en esos contextos se dialoga en las aulas sobre ciencia, se abre el camino para que las madres y padres de familia puedan alfabetizarse o terminar algún grado escolar. Juntos y juntas hemos transformado muchos contextos educativos y queremos agradecerles enormemente porque sin cada una de las personas que se encuentran en este espacio, esta transformación no sería posible. Es desde su actuar en las aulas, consejos técnicos, desde la implementación de las AEE, así como desde su participación en los seminarios, que podemos llegar a espacios tan diversos. Queremos agradecerles también porque para nosotras los seminarios han significado espacios de transformación y reflexiones profundas que nos han invitado a seguir imaginando un mundo diferente, que requiere de una pedagogía crítica y que nos invite a soñar».
Retomo unas palabras de la Mtra. Rosa Eustolia, que participa en el seminario Paulo Freire. Ella dijo en una ocasión: “me voy a una comunidad lejana de Puebla, donde más me necesitan, me voy con mis Tertulias para que los niños hablen de la literatura universal mientras cortan leña o muelen nixtamal”. Hoy aprovechamos esta ocasión que nos reúne para que, como dice la Mtra. Eustolia, volvamos a soñar y que desde los espacios en que cada uno y una nos encontremos construyamos en colectivo esa ilusión de transformación de las comunidades más vulneradas.
Paulo Freire dice sobre la imaginación: “Eso es imaginación. Esa es la posibilidad de ir más allá sin ser ingenuamente idealista. Ese es el utopismo, como relación dialéctica entre denunciar el presente y anunciar el futuro. Anticipar el mañana mediante el sueño de hoy. La cuestión es lo que Cabral dijo: el sueño ¿es posible o no? Si es menos posible, se trata, para nosotros, de ver cómo hacerlo más posible. La labor docente, como la hemos reflexionado desde los seminarios, se dirige justamente a “hacerlo posible” y es por eso que sabemos que ustedes, desde la función que desempeñan lo continuarán haciendo porque conocemos el compromiso que tienen con la docencia y porque durante nueve años hemos soñado en colectivo. Así que este no es un cierre, sino una invitación a generar más transformaciones que hagan de nuestras aulas espacios de justicia social para nuestras infancias y sus comunidades”.
En vez de una simulación política-técnica-estructural, esta puesta en práctica estableció y desarrolló el compromiso de ofrecer al docente un generoso espacio de reflexión existencial y experiencial. Esto les permitió atender su propia autotransformación a partir de sus experiencias ante las necesidades de transformación que visualizaron en su entorno educativo. La huella queda y como siempre afirmo, seguiremos caminando haciéndolo posible en nuestros espacios de incidencia.
Referencias
Bárcena, F., Larrosa y Mélich (2006). Pensar la educación desde la experiencia. Revista Portuguesa de Pedagogía, 40-1, 233-259. Recuperado de http://iduc.uc.pt/index.php/rppedagogia/article/viewFile/1157/605
Badiou, A. (2009). Logics of worlds. Londres y Nueva York: Continuum.
Keck, Charles Stephen, & Saldívar Moreno, Antonio. (2016). Una mirada a la formación docente desde ‘la experiencia’: una apuesta por el no-futuro de la educación. Sinéctic