Jesús Andriano*
Esperanza e inquietud surge en el contexto social por el cambio de gobierno; el reemplazo de la política de Estado marca un momento histórico y en el caso de la educación las acciones pendientes se convierten en la prioridad para el nuevo gobierno.
La mayor expectativa de la administración anterior fue mejorar el servicio educativo que durante años ha sido cuestionado por no cumplir con la demanda de la sociedad; para esto, se implantó una reforma enfocada en la evaluación a docentes, misma que generó desagrado e inestabilidad laboral entre los involucrados y evidenció que la estrategia utilizada, no fue la más idónea para resarcir los problemas estructurales de la educación en nuestro país.
La calidad de la educación no mejoró, así lo demuestran los resultados de las últimas evaluaciones aplicadas a los alumnos a nivel nacional; de acuerdo al informe del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes, conocido como (PLANEA, 2018), seis de cada 10 niños que salen de la primaria, no saben hacer operaciones básicas de suma, resta y multiplicación; ese nivel insuficiente no solo se refleja en el campo de las matemáticas, en el caso del Español la mitad de los niños que llega a sexto grado no tienen el dominio de los conocimientos incluidos en el área de lenguaje y comunicación, los resultados incipientes reflejan la continuidad de un problema tan añejo como complejo para darle solución con una reforma educativa.
En el artículo tercero constitucional se establece que toda persona tiene derecho a recibir una educación, y el Estado es quien garantizará la calidad, de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos; sin embargo, los diversos informes muestran un panorama diferente, de acuerdo a los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval , 2018) una quinta parte de los alumnos de educación básica no cuentan con servicios básicos en sus escuelas, en el caso de educación media superior 28% de los planteles no cuentan con agua todos los días, 2% no cuenta con energía eléctrica y al 69% le falta mobiliario en al menos una de las aulas; la asimetría de las necesidades en las escuelas, es un factor imperante para garantizar una educación de calidad y por ende para dar cumplimiento a los programas educativos y con ello garantizar mejora en la educación.
La agenda de trabajo para la presente administración inicia con acciones pendientes y tareas complejas generadas a partir de la administración anterior, cuyo intento por reformar un sistema educativo, se redujo seis de años de lucha de inefable reforma educativa, sin tener conocimiento de las necesidades de la escuela, sin precisar una política de profesionalización docente, y desatendiendo los problemas coyunturales sobre rezago, violencia, participación social, uso de la tecnología, convivencia, educación para la paz, derechos humanos, entre otros.
A unos días de haber iniciado la actual administración, las promesas de campaña se instauran en acciones de gobierno, ante la necesidad de un cambio en los procesos educativos la abrogación de la reforma educativa se plantea como el inicio de un nuevo proyecto educativo argumentando que es lo ideal y que la decisión surge de las propuestas en los foros de consulta realizados durante el periodo de transición, donde se llegó a la conclusión de que las evaluaciones a los docentes deben ser utilizadas como un diagnóstico de necesidades y no como un acto sancionador, y con ello ofrecer una mejor capacitación a los docentes en servicio y a los docentes noveles que se encuentran estudiando en las Escuelas Normales.
La idea de capacitar a los docentes suele ser un riesgo ante las necesidades que son diversas, las condiciones en algunas regiones son adversas y la propuesta para mejorar suele ser caótica ante el escenario que se presenta en el sistema educativo. La idea de mejorar la educación mediante la capacitación a los docentes, implica reflexionar, confrontar, analizar, sintetizar y evaluar el accionar de la práctica educativa, y esas suelen ser tareas complejas dadas las características y desarrollo del contexto, por lo tanto diversificar los procesos de evaluación pueden generar más problemas de los que se hasta el momento se encuentran.
Si aspiramos a que la evaluación realmente tenga un impacto en la mejora del trabajo educativo, tenemos que reflexionar sobre las necesidades de la escuela y repensar la importancia de la docencia como una unidad de evaluación, considerando aspectos propios de la dinámica institucional, así como las acciones que cada docente realiza en su práctica diaria; una evaluación como la que, hasta el momento se ha realizado se reduce a validar los indicadores de una política internacional.
*Profesor investigador de la Escuela Normal de Tecámac. Colaborador de Voces Normalistas. Miembro de la RED RECREA.
Referencias
Coneval . (7 de Diciembre de 2018). Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social . Obtenido de Coneval : https://www.coneval.org.mx/Paginas/principal.aspx
PLANEA. (5 de Diciembre de 2018). Plan Nacional para la Evalaución de los Aprendizajes . Obtenido de SEP: http://planea.sep.gob.mx/ba/