“El carácter formativo de una evaluación solo es posible si en su diseño se consideran instrumentos apropiados para una práctica compleja que implica múltiples acciones o micro-acciones simultáneas (por ejemplo: conservar el orden para el trabajo, mantener el interés del estudiante y seguir el razonamiento que hace cada niña o niño sobre asuntos planteados por el profesor… casi al mismo tiempo); entre estos instrumentos es insustituible la observación de la práctica docente por personal altamente calificado y experimentado”… Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República
El haberme desempeñado como Director de Investigación y Evaluación de la Secretaría de Educación y Cultura del Gobierno del Estado de Chihuahua, me permite reconocer en la evaluación, a un elemento fundamental para la vida de las instituciones, un factor que, de ser utilizado de manera correcta, permite encontrar las áreas de oportunidad, debilidades y fortalezas de quien se evalúa y así, poder desarrollar de manera concreta un “traje a la medida” en cuanto a la ruta que debe seguirse para el mejoramiento de lo que es evaluado.
Tengo la fortuna de conocer a la mayoría de los integrantes de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), son excelentes académicos con una trayectoria impecable en el ramo de la educación. Su visión nos ha permitido entender, dar rumbo y construir la educación del México que tenemos, puesto que marcaron a lo largo de su carrera, rumbo y tendencia académica con cada una de sus aportaciones en el análisis educativo, por lo cual siempre he expresado y lo seguiré haciendo, un profundo respeto hacia su trabajo en éste ámbito.
Lo expreso con puntualidad porque se ha querido ubicar al INEE como el “malo de la película”, a sabiendas de que es la legislación educativa la que –como en muchas otras áreas de la misma- deja grandes lagunas y espacios que son cubiertos por la burocrática y paquidérmica estructura de la Secretaría de Educación Pública (SEP), con las consiguientes problemáticas que estamos viviendo.
Me explico.
El INEE es el “principal responsable de la evaluación del desempeño docente”, pero éste sólo emite los lineamientos y criterios técnicos de lo que se considera es mejor, pero es la SEP, la que define el perfil, los parámetros y los indicadores de la evaluación y es la que define las etapas, los métodos y los instrumentos que se utilicen para la evaluación, por lo que existe un vicio de origen, puesto que quien es el “principal responsable” de acuerdo a la ley, solo puede decir con su “autonomía” los lineamientos y criterios técnicos.
Hago el comparativo con otro organismo federal autónomo como lo es el Instituto Nacional Electoral (INE) el cual –cuando se trata de elecciones federales como es el caso de la evaluación- es el que delimita los criterios técnicos, pero además tuvo un presupuesto para el 2015 de más de más de 18,000 millones de pesos, en contraste con el presupuesto para el INEE para ese mismo periodo que fue por la cantidad de 1,000 millones.
La propia presidenta del Instituto Silvia Schmelkes del Valle reconoció que “la única forma de saber cómo se desempeña un maestro es observándolo en el aula, pero cuando metimos números y sobre todo logística, implicaba capacitar evaluadores que fueran capaces de evaluar a los maestros en el aula, y no una vez, sino varias, y no un solo capacitador, sino al menos dos”.
Volvemos al escenario en donde de manera cómoda el prepotente Secretario de Educación establece que la reforma es la solución y que es a través de la evaluación educativa como se podrán resolver los grandes problemas nacionales, pero es desde la realidad, en donde se vuelve a demostrar que con un INEE con presiones políticas y económicas, poco se podrá avanzar.
La manta que se colocó en una escuela de nuestro estado que decía “evaluación sí, pero no así” lo dice todo y resume una postura que en tanto no se demuestre en hechos concretos, logísticos, jurídicos y económicos, no se puede confiar en la palabra de una SEP ególatra, prepotente y poco conciliadora que vivimos en estos momentos.
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