Mucho se ha debatido sobre la evaluación docente; eje vertebral de la Reforma Educativa (RE). Quienes están en contra argumentan, entre otras cosas que: 1) la RE no tiene nada de educativa, sólo es laboral; y que la evaluación docente: 2) es punitiva, ya que tiene consecuencias negativas para los docentes; 3) no es pertinente, pues no toma en cuenta el contexto escolar; 4) carece de sentido, pues se da en ausencia de un modelo educativo; 5) es inadecuada, pues se implementa antes que la capacitación. A continuación me propongo contraargumentar estas posturas.
Primero, si bien la RE tiene un componente laboral importante y le hace falta un componente pedagógico (por ejemplo, una reforma curricular) —que no es lo mismo que educativa—, en su estado actual proporciona las bases para corregir muchos de los vicios que padece la educación en nuestro país (por ejemplo, la venta de plazas), al establecer que el mérito de los docentes (quienes estén mejor preparados) es el factor decisivo para la incorporación de nuevos maestros al sistema educativo público y para la promoción a cargo directivos de los docentes en servicio.
Segundo, la evaluación docente no es punitiva, pues no se diseñó con este propósito. Es cierto que puede tener consecuencias negativas para el docente que no acredite por tres ocasiones consecutivas la evaluación del desempeño, al separarlos de su actividad frente a grupo y asignarlos a otras tareas dentro del sistema educativo (sin perder sus derechos laborales). Sin embargo, todas las evaluaciones, de cualquier tipo, traen consecuencias positivas y negativas para las personas. Por ejemplo, la evaluación que hace el maestro a sus estudiantes trae como resultado una nota aprobatoria o reprobatoria; no por ello se considera una evaluación punitiva, dado que no es su propósito reprobar estudiantes, aunque lo llegue a hacer.
Tercero, las evaluaciones de la RE toman en cuenta el contexto en que el docente ejerce su profesión, por lo cual son pertinentes. Esto se hace de diferentes maneras: 1) al incorporar a docentes de diferentes regiones, zonas socioeconómicas, niveles educativos y tipos de escuela en el diseño y construcción de las evaluaciones, 2) al realizar evaluaciones que consideren necesidades regionales y propias de los distintos campos formativos, 3) al evaluar la planeación de clase y la solución de problemas didácticos para la asignatura y contexto escolar específico del profesor y 4) al solicitar al profesor que dé ejemplos de las acciones pedagógicas que corresponde realizar a sus alumnos.
Cuarto, aunque la evaluación docente se diseña en ausencia de un “nuevo” modelo educativo, que está en ciernes, no carece de sentido dado que lo que se evalúa es lo que todo profesor debe saber para cumplir adecuadamente con su función docente: 1) que cumpla con la normalidad mínima (asistir regular y puntualmente a la escuela, atender a las reuniones escolares, comunicarse con los padres de familia); 2) que sepa hacer un plan de clases del contenido curricular que imparte; 3) que tenga los conocimientos mínimos de la disciplina que enseña y las habilidades didácticas correspondientes y 4) que conozca las necesidades de sus alumnos y las mejores formas de atenderlas.
Quinto, la evaluación docente se realiza antes de la capacitación por una sencilla razón: es necesario conocer las necesidades profesionales de cada maestro para que se pueda diseñar un programa de capacitación pertinente. El mismo principio se aplica cuando una persona se hace un examen médico: primero se le examina y después se le da un tratamiento ad hoc a sus necesidades. En esta analogía el tratamiento educativo sería la capacitación profesional que requiere el docente.
En síntesis, la evaluación de los docentes: no tiene el propósito de ser punitiva; sí pretende tomar en cuenta el contexto escolar del profesor e intenta evaluar los conocimientos y habilidades indispensables en todo proceso de enseñanza-aprendizaje; y lo más importante, el propósito central de la evaluación docente es mejorar las capacidades del profesor y con ello aspirar a que todos los alumnos aprendan lo suficiente para que se conviertan en ciudadanos productivos, democráticos y comprometidos con su país.
Twitter: @EduardoBackhoff
Consejero del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación