Juan Carlos Miranda Arroyo
Durante varios semestres y en diferentes materias o asignaturas de la licenciatura en intervención educativa de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN, Unidad Querétaro) leí con mis estudiantes el libro “Manual de Evaluación Educativa” (Editorial La Muralla, Madrid, 1995) de la Dra. María Antonia Casanova. (Las ediciones de la SEP, en México, se realizaron desde 1998, a partir de la segunda edición publicada en España, según me indicó la propia Dra. Casanova)
Es más, durante diversas presentaciones que han realizado nuestras alumnas y alumnos de esa licenciatura, sobre sus proyectos de intervención educativa y que en la mayoría de los casos se convirtieron en proyectos de titulación, también se citaban fragmentos de ese singular libro.
Entre colegas docentes y estudiantes había, y actualmente hay, por tanto, un amplio reconocimiento a esa obra escrita y publicada en Madrid, y que en estas fechas llega por fortuna y gracias a su contenido, a su decimocuarta edición.
Un día, de mediados de 2023, le escribí a la Dra. Casanova, a través de redes sociales digitales con la finalidad de crear vínculos académicos y colaborar en un proyecto de investigación. Aunque tenemos amigos y amigas en común, el contacto fue directo y sin intermediarios. De hecho, no nos conocíamos. Ella estaba contemplada en mi cronograma de actividades para realizar una entrevista como parte del proyecto sobre “Competencias y los cambios curriculares de la educación básica en México y España” (título de mi próximo libro).
Así fue como establecimos comunicación; de esa manera nació un generoso vínculo de colaboración académica.
La Dra. Casanova accedió a la entrevista solicitada. Ésta se celebraría en Madrid en octubre de 2023. Y así sucedió.
Todo esto se dio mientras armaba los preparativos para viajar a España con el propósito de realizar una estancia académica, de tres meses, en la Universidad de Alcalá de Henares, en el marco del año sabático por parte de la UPN Unidad Querétaro, durante el periodo 2023-2024.
La cita se concertó para el día 18 de octubre de 2023, a las 14:00 hrs., en las oficinas del Colegio Oficial de Docentes y del Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias, ubicadas en la calle de Fuencarral, en Madrid.
La entrevista se publicó en SDP Noticias y será relanzada a través del libro mencionado, por salir a la luz, espero, en 2025. Por cierto, ya está listo el borrador general de lo que prácticamente es el resultado sustantivo del proceso de investigación, de la etapa específica desarrollada durante el sabático.
Al terminar la entrevista en octubre de 2023, la Dra. Casanova me obsequió un ejemplar de su famoso y exitoso libro antes citado, además de otras publicaciones y libros sobre la situación actual de la educación en España. Algunas de esas publicaciones ya se encuentran, desde el año pasado, en nuestra biblioteca “Paulo Freire”.
Así inició una amistad y comenzó una historia de intercambio académico y de información sobre la educación básica en España y México. Hoy sigue adelante el proyecto de investigación y divulgación en torno al concepto de competencias y los cambios curriculares de la educación básica en ambas naciones.
Entre enero y junio, de este año 2024, terminé los borradores de los dos libros. El primero en concluir fue el de “Cambio curricular y cultura escolar de la educación básica en México”. Por lo tanto, a éste le llegó más pronto la hora de buscarle editor. Tarea difícil y llena de obstáculos, siempre es así y sobre todo para un autor como el que escribe esto, una pluma desconocida y mucho menos consagrada.
En esas circunstancias, envié una copia del texto a la Dra. Casanova con la intención de que me pudiera sugerir alguna casa editorial en España. Sin encender veladoras ni encomendarme a ningún santo, pasaron unas 3 semanas, la Dra. Casanova leyó el texto para entonces y me escribió lo siguiente:
-”Podríamos publicar tu libro en la Editorial La Muralla, de la cual soy la directora de la serie Aula Abierta”, señaló en su mensaje. “Platiqué con el director editorial y le interesó tu libro. Sólo que sugiere que el titulo sea: “Cambio curricular y cultural de la educación básica en México”.
-No tengo problema con el título, respondí de inmediato.
Recibir esa noticia para mí fue una sorpresa y una distinción, porque es la misma casa editorial que ha publicado más de 100 títulos sobre temas educativos diversos y de actualidad, y cuenta con importantes ediciones sobre contenidos pedagógicos y didácticos como el multicitado “Manual de Evaluación Educativa”.
El paso siguiente consistió en enviar el contrato por parte de la editorial, desde Madrid. Lo recibí enseguida para su revisión. Debo confesar que es la primera vez que he tenido en mis manos un contrato para editar, revisar, imprimir, publicar y distribuir un libro. Soy un amateur en estas canchas profesionales.
Me sentí como un joven cantante que por vez primera recibe un contrato para grabar un disco con una casa de grabación extranjera o un chavo beisbolista que es fichado por un equipo de ligas mayores. Imagino que al recibir el contrato por correo electrónico, puse una cara como de Fernando Valenzuela (QEPD) o de alguien así.
II
La universidad y todas las instituciones de educación superior, si son evaluadas y tienen la pretensión o aspiración de obtener una distinción como instituciones educativas de alto nivel académico, tienen el deber y el compromiso social de llevar a cabo, de manera sistemática y rigurosa, procesos de enseñanza (docencia), investigación y divulgación de la cultura.
No nos conformamos sólo con reproducir el conocimiento educativo y pedagógico que se genera en diferentes partes del país y del mundo. A nosotros también nos interesa cambiar, es decir, educar para transformar; por eso, en nuestro espacio institucional lo que nos convoca es la comprensión y la generación de conocimientoen este campo de lo educativo, así como participar en la confrontación de ideas, informadas y argumentadas, sobre estos ámbitos de problematización. Esa es la esencia de este libro y de los anteriores.
Discutir los contextos de las políticas públicas educativas de ayer y hoy; adentrarse a los terrenos de las tensiones y contradicciones de los discursos institucionales sobre el cambio o la transformación; escudriñar en los hechos y en las omisiones que se observan acerca de los programas y las acciones de los gobiernos en materia educativa, entre otros aspectos, son los hilos que hay detrás de esta obra. Este libro parece ser, entonces, un episodio de toda una serie.
En medio de toda esta discusión y controversias acerca de la construcción curricular, me parece cada día más claro lo que alguna vez afirmara el doctor Alfredo Furlán: el currículo escolar es una hipótesis de trabajo.
Dos fragmentos dos
Por otra parte, acerca de las limitaciones de la transformación educativa propuesta por el gobierno de AMLO, en la página 18 del libro señalo lo siguiente: “A partir de los escasos “cambios” establecidos, a partir de la modificación al texto constitucional, que tendrán bajo impacto en las escuelas y las aulas, se puede hablar de tres tipos de modificaciones formales, a partir de una primera lectura del dictamen de cambios al texto constitucional aprobado en 2019: 1) cambios o agregados en los valores o principios vinculados con el derecho a la educación (igualdad sustantiva, respeto a la dignidad de las personas, universalidad, interculturalidad, inclusión y equidad, además de los ya existentes como obligatoriedad, gratuidad, laicidad y cobertura, entre otros); 2) cambios o reciclaje en las líneas programáticas generales (rectoría del Estado sobre la educación pública; sistema de carrera profesional docente; creación de un organismo público “mejorador” de la educación; fortalecimiento de escuelas normales); y 3) cambios discursivos en la valoración de los actores educativos principales (niñas, niños, adolescentes y jóvenes −aunque faltó enfatizar en los adultos−, y reconocimiento de los derechos de los docentes y directivos escolares, en términos de su profesionalización permanente −aunque faltó revalorar la figura del asesor técnico−, entre otros aspectos).”
Sigo con las limitaciones y alcances del supuesto cambio educativo. En la página 86 afirmo: “El “modelo competencial” en educación no desaparecerá con la publicación de un documento ni con un decreto emitido por las autoridades educativas, porque este se ha convertido en un modo de ser y de actuar de las y los diseñadores curriculares; y ha sido aceptado por autoridades, directivos, asesores técnicos, mandos medios y docentes, de modo acrítico, aunque no en todos los casos, sí se ha dado este fenómeno en todos los niveles educativos, dicho esto en términos generales. Ante la pregunta: ¿estamos frente al momento de agonía del “modelo competencial” en educación? Mi respuesta es que no. Por el momento no, porque aún no se han desarrollado esquemas o modelos curriculares alternativos, y porque no se ha dado el cambio o ruptura epistemológica y de conocimientos en este campo.” (Ver el concepto de “capacidades” para constatar la buena salud que registra el enfoque “competencial” en el nuevo planteamiento curricular de 2022).
En primer y segundo planos está la discusión acerca de los orígenes, los contenidos y la evolución del concepto de competencias como un dispositivo teórico –como parte de un esquema o modelo, no necesariamente como elemento de un paradigma científico– que ha servido de base para la construcción de los currículos de la educación superior, la media superior y la básica en México. ¿Por qué ha sido así y no de otra manera?
En el entorno más inmediato y sin que necesariamente entremos a la discusión curricular de la educación básica, en UPN hay que preguntar o cuestionarnos ¿por qué la licenciatura en intervención educativa (LIE), por ejemplo, trabaja sobre un programa académico que fue construido a partir de la noción o el concepto de desarrollo de competencias? ¿Cuáles son las consecuencias, las virtudes y defectos de ese camino andado? ¿Por qué sigue vigente esa arquitectura curricular en la UPN?
Para el caso de los cambios curriculares de la educación básica e México, uno de los puntos de contrastación tiene que ver con el papel que juegan las culturas escolares frente a las intencionalidades del cambio. ¿Hay resistencias, consensos, disensos, transformaciones graduales, desinterés e indiferencia frente al cambio curricular –diseñado por las élites- por parte de docentes, directivos escolares, asesores técnicos y los adultos que participan con y para sus niñas, niños y adolescentes o jóvenes en las comunidades educativas y escolares?
III
Para concluir, me pregunto ¿qué significa este libro en este momento y en estas circunstancias? Si bien es una labor creativa, ésta busca testimoniar un debate, pero ello no quiere decir que se esté sentado en medio de un interrogatorio del conocimiento. No, es algo más que eso.
El libro en realidad es el reflejo de otras inspiraciones. Es una obra que sintetiza otras influencias. Es mecanismo de defensa contra los plagios y el robo de ideas. Es ejercicio de reflexiónpermanente sobre el papel de la educación en la sociedad y sobre el papel del Estado frente a la educación. Permite preguntar o cuestionar acerca de si la educación pública es una práctica social o es un ejercicio de poder territorial del Estado, o son ambos procesos.
Como autor, el libro es una tarea donde se cumple con un papel como moderador, pero con una definición ideológica, política, pedagógica, sociológica y psicológica clara. En esta actividad de indagación y búsqueda –y en toda labor como docente o directivo- no caben la neutralidad ideológica ni el desconocimiento de lo teórico y lo metodológico.
*Texto leído la mañana del miércoles 27 de noviembre de 2024, durante la presentación del libro: “Cambio curricular y cultural de la educación básica en México” del autor de esta columna, (La Muralla, Madrid, 2024), verificada en la UPN, Unidad Querétaro.
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