México sigue teniendo muchos adultos de entre 25 y 64 años con sólo estudios de primaria o menos, y una baja proporción de estos con educación superior. Así lo indica el Panorama de la Educación (2017) publicado por la OCDE el mes pasado.
Frente al 2% de la población adulta en los países de la OCDE con primaria o menos, en México 14% de los adultos están en esa situación. Además, casi 2 de cada 10 de ellos (17%) cuenta sólo con educación primaria en contraste con el promedio OCDE, de 6%. En suma, una tercera parte de la población mexicana adulta tiene como máximo grado de escolaridad primaria o menos que primaria.
En Chile, la situación es sensiblemente mejor que la nuestra. Ahí, la población adulta con estudios menores a la primaria es de 7% y la proporción con sólo primaria es de 6%. Otros países de la región, sin embargo, están igual o peor que nosotros. Con primaria o menos: 26% de los adultos en Argentina, 37% en Brasil, y 42% en Costa Rica.
Por lo que hace a la población adulta con algún tipo de educación superior (ciclo corto poseducación secundaria, licenciatura, maestría o doctorado), en México poco menos de 2 de cada 10 (17%) tiene estudios superiores. Ello, frente al promedio de los países de la OCDE, que es de 37%.
El gasto en educación no alcanza para explicar las variaciones en escolaridad entre países, pero conviene no olvidarlo, pues, para explicar los resultados educativos, también, importa cuánto y cómo se gasta en ello. Al respecto, destacan, para el caso mexicano, dos datos en particular.
Primero, el hecho de que México, si bien destina una proporción importante de su PIB y de su gasto público a la provisión de servicios educativos, en términos absolutos (USD equivalentes), gasta bastante menos por estudiante en todos los niveles educativos (por separado y en conjunto) que el promedio de los países de la OCDE. Así, en total (por estudiante y desde preescolar hasta educación superior), México invierte menos de la mitad (40%) de lo que invierten, en promedio, los países de la OCDE: 22,002 contra 55,399 USD equivalentes.
El gasto en términos absolutos importa, pero, reitero, no alcanza para sugerir explicaciones convincentes sobre niveles de escolaridad en la población adulta. Indicio de ello es que países con gasto por alumno para todos los niveles educativos similares a los de México, presentan niveles de escolaridad entre sus adultos muy distintos a los de los nuestro. Por ejemplo, Chile, cuyo gasto total por alumno desde preescolar hasta educación superior es de 24,836 (similar al nuestro) y en el que, sin embargo, la proporción de adultos con sólo primaria o menos es de sólo 13%.
Un segundo dato, probablemente más importante para echar luz sobre las variaciones nacionales en la escolaridad de su población adulta, tiene que ver la distribución del gasto entre niveles educativos. En ese rubro, México destaca por la distancia entre el gasto por alumno de primaria con respecto al promedio de los países de la OCDE (2,896 vs. 8,733 USD) y a países como Chile (4,321 USD), así como, y muy especialmente, en la diferencia entre el gasto por alumno de primaria y por alumno en educación superior. En México, 3 veces más para los segundos que para los primeros, mientras que el promedio de la OCDE es de 2 veces y el de Chile 1.6 veces.
El gasto no lo explica todo, pero convendría entender mejor por qué en México gastamos más por alumno de educación superior que por alumno de primaria, y cómo se relaciona eso con nuestra muy alta proporción de alumnos con sólo primaria o menos, así como con el todavía muy bajo porcentaje de adultos con educación superior.