Leticia Nayeli Ramírez-Ramírez *
Monserrat Bravo-Delgado **
Los efectos de la pandemia por COVID-19 en los sistemas educativos ha llevado a poner el foco de atención en las brechas al acceso tecnológico y las deserciones escolares. Las cifras del INEGI (2021) muestran que 740 mil personas desertaron durante el ciclo escolar 2019-2020, lo que representa el 2.2% del total de personas entre 3 y 29 años para ese curso. Cerca del 60% lo hicieron por motivos asociados al COVID-19 y 8.9 por falta de dinero o recursos. Adicionalmente, la cifra de inscritos pasó de 33.6 millones en el ciclo escolar 2019-2020 a 32.9 millones para el ciclo escolar siguiente. Los motivos señalados en mayor porcentaje fueron: considerar poco funcionales las clases a distancia, pérdida de trabajo de alguno de sus padres o tutores y carencia de recursos tecnológicos para las actividades escolares.
Es importante señalar que, dentro de la opinión social, las clases a distancia no han logrado posicionarse como un espacio favorable para la construcción de los aprendizajes. Si bien en el 56.6% de las viviendas se reconoce el beneficio que aportan al salvaguardar la salud de los alumnos, únicamente el 22.3% considera que promueven la convivencia familiar y tan solo el 19.4% percibió un ahorro de dinero en gastos asociados a la educación. En cambio 58.3% consideró que en esta modalidad no se aprende o se aprende menos, el 27.1% reportó falta de seguimiento a los aprendizajes y el 23% reconoció falta de capacidad técnica o habilidades pedagógicas de padres o tutores para transmitir conocimientos (INEGI, 2021).
Re-pensar la construcción del espacio áulico más allá de los límites geográficos del aula tradicional ha sido un reto para todos los sistemas educativos. Las estrategias de implementación de modelos híbridos (Hybrid Model Learning) lleva a plantearse muchas interrogantes y brechas por resolver ¿todas las escuelas cuentan con el equipamiento tecnológico y de soporte técnico para su implementación? ¿qué pedagogías pueden involucrarse en la construcción de un sentido de aula más allá de las fronteras físicas?, ¿qué metodologías y aproximaciones pueden responder a las necesidades de un contexto social permeado por la incertidumbre? Las cifras no son alentadoras hasta 2019 el uso de la tecnología en las escuelas públicas de educación básica era bastante limitado, como reportó en ese año el Instituto Nacional para la Evaluación en México: menos de la mitad de las escuelas contaban con computadoras para estudiantes e internet, al reportarse un 28.4% en nivel preescolar y un 43.91% en nivel primaria. Esta situación es todavía más grave en las escuelas pertenecientes a CONAFE, donde menos del 10% cuenta con computadores, y en las escuelas rurales donde menos del 10% cuenta con internet. En este sentido, la implementación de un modelo educativo a distancia acentuó la desigualdad en el acceso a los recursos y obligó a docentes, alumnos y familias a migrar las actividades escolares a un entorno para el cual no estaban preparados.
Es importante destacar que, más allá de las clases implementadas en el programa Aprende en casa, los docentes han movilizado diferentes recursos tecnológicos para mantenerse en contacto con los alumnos y sus familias, así como para generar nuevos entornos de aprendizaje. Los resultados de la Encuesta Nacional a Docentes ante el COVID-19. Retos para la educación a distancia muestran que las principales herramientas para la comunicación con los padres de familia han sido distintas por zona geográfica, pero en términos generales se identificó: el uso del correo electrónico, WhatsApp, Facebook, Messenger y llamadas tanto a celulares como a teléfonos fijos. En relación con las actividades, las plataformas que se emplearon también fueron diversas, entre las que se encuentran Classroom, Classdojo, uso de videos, simuladores y plataformas de capacitación.
Cuando hablamos de la implementación de un modelo educativo se tienen que discutir también el enfoque pedagógico, la flexibilidad de los contenidos, las estrategias para el diálogo presencial y virtual, la negociación del espacio, reglas, tiempos, el uso de metodologías adecuadas para el aprendizaje en un contexto de incertidumbre, la gestión de las emociones en el espacio áulico, entre otras.
Por ello, será crucial que en el nuevo tránsito a las aulas y la eventual implementación de los modelos híbridos de enseñanza se consideren las necesidades educativas de todas y todos los involucrados en el proceso educativo; que las instituciones educativas cuenten con un sistema de seguimiento de las y los alumnos, padres de familia y comunidades en las que se encuentran localizados. La implementación de programas de Inteligencia Emocional también son aliados importantes en el regreso a las aulas, así como la planeación de contenidos flexibles que permitan dar respuesta a un contexto social permeado de incertidumbre.
Referencias
Baptista Lucio, P., Almazán Zimerman, A., Loeza Altamirano, C. A, López Alcaraz, V. A. & Cárdenas Domínguez, José Luis (2020). Encuesta Nacional a Docentes ante el Covid-19. Retos para la educación a distancia. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, L, 41-88. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=27063237021
Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (2020). Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020. https://www.inegi.org.mx/investigacion/ecovided/2020/
Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. (2019). La educación obligatoria en México. Informe 2019. Capítulo 2. Computadoras para estudiantes e internet. https://www.inee.edu.mx/medios/informe2019/stage_01/cap_020204.html
*Leticia Nayeli Ramírez-Ramírez
Doctora en Psicología Educativa y del Desarrollo por la U.N.A.M. Investigadora miembro del SNI-1, asociada titular en el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE). Coordinadora del grupo de investigación “Formación Profesional e Innovación Educativa”.
**Monserrat Bravo-Delgado
Doctora en Educación por la UDF. Colaboradora destacada del Laboratorio de Formación Profesional e Investigación Educativa. Investigadora en la línea de docentes y comunidades de aprendizaje. Se desempeña como docente de Licenciatura y Posgrado en Universidad ICEL y Universidad UCAD, en del área de Psicología y Pedagogía. A nivel básico, ha ocupado los cargos de Subdirectora Académica y Subdirectora de Gestión en instituciones públicas.