María Teresa Galicia Cordero
No debemos preocuparnos vivir largos años;
sino vivirlos satisfactoriamente.
Puesto que vivir largo tiempo depende del destino,
Pero vivir satisfactoriamente depende de tu alma.
Séneca
Este inicio de mes ha presentado ciertos encuentros y desencuentros en las diversas realidades sociales en las que se sitúan las personas en México. Los temas son diversos y los debates también y la acción reflexiva te invita a mirar críticamente lo que está sucediendo
Hablar de educación es uno de los temas que presenta diversas aristas desde las cuales es posible mirar, donde la disyuntiva principal es quedarse en el plano discursivo de la crítica o el intentar, desde nuestros espacios, resignificar las experiencias y contribuir en la transformación de la realidad.
Cuando se observan a lo lejos o en el entorno cercano, las múltiples opiniones vertidas en torno al inicio del ciclo escolar y las decisiones que las autoridades educativas han tomado, se requiere agudizar aún más las miradas y reflexionar muy detenidamente en lo que implican esas decisiones, que de una u otra manera, nos involucran a todos.
Lo que más sobresale, es la incertidumbre que genera en la sociedad en general y en las comunidades educativas en particular. En los últimos días varios colegas han cuestionado y con razón, los riesgos de la reproducción de una educación bancaria, por el uso predominante de la televisión y de las TIC. Este tipo de educación, tomando como referente a Freire, implica que el sujeto principal de la educación es el profesor, quien conduce a los alumnos en la memorización mecánica de los contenidos convirtiéndolos en “recipientes” en los que se “deposita” el saber, sin que medien estrategias de enseñanza y de aprendizaje que favorezcan la interacción, el aprendizaje situado y la participación activa de los estudiantes.
Lo cierto es, que aún fuera de este tiempo de contingencia, dentro de las aulas escolares también se presentaba ese tipo de educación, es decir, no necesariamente ocurrirá esto por la implementación de estas herramientas de apoyo, puesto que las prácticas escolares relacionadas con la enseñanza y el aprendizaje en los procesos escolarizados, siempre corre el riesgo de tomar ese sesgo.
Por otro lado, el utilizar la televisión y las TIC en un país donde las realidades sociales se mezclan con la pobreza, la discriminación, la exclusión y la segregación nos lleva a pensar, como también otros colegas lo hay fundamentando de manera muy clara, que las decisiones en materia de educación se toman pensando en una población homogénea y en contextos favorecidos, situación preocupante cuando sabemos que en este periodo de contingencia, han aumentado aún más, las brechas de desigualdad que ya existían.
Un tema en el que tenemos que enfocar el análisis crítico, es el papel que las televisoras comerciales desempeñaran en esta contingencia y en el futuro, porque si bien la televisión puede llegar a lugares más alejados que el internet, no por eso se vuelve indispensable para educar como ahora se afirma.
Por años, muchos hemos cuestionado el papel de las televisoras en la creación de estereotipos, de maneras de ser y hacer especificas ligadas a un modelo neoliberal que privilegia el dinero, la imagen, el poder, el consumismo y la publicidad engañosa o la manipulación de la información entre muchas otras cosas. Estas mismas televisoras han “educado” por décadas a buena parte de la sociedad mexicana, aún más que la propia escuela. ¿Cómo pensar entonces, que ahora sí contribuirán en la educación, no solo la de los niños, adolescentes y jóvenes, sino de toda la sociedad en general?
Limitar la programación educativa a canales específicos, vuelve a segmentar el acceso al tipo de la programación que se difundirá. ¿No sería mejor insertarla en los canales que la sociedad mexicana ve de manera cotidiana? ¿Por qué no de manera paralela se revisa la programación universal que proyectan y a la que acceden la mayoría de los mexicanos? Tal vez así, podríamos afirmar que las televisoras comerciales están apoyando la labor educativa en México.
Para mí la radio brinda, como ya se ha mostrado, un contexto educogénico mucho más accesible y formador ¿Por qué no hablar entonces de una estrategia nacional de radio educativa y no restringirla a las radios estatales, comunitarias e indígenas?
Sé que muchos lectores y hasta maestros piensan el por qué siempre cuestionamos las decisiones que en materia educativa se realizan, pero si no analizamos de manera crítica y propositiva lo que sucede, ¿cómo podemos entonces fomentar en los procesos educativos ese pensamiento crítico reflexivo que tanto se requiere ahora?
Este tiempo, como ya lo afirmé, no es de una nueva normalidad, es un periodo de contingencia que ya se alargó demasiado, por lo que no podemos quedarnos inertes, sin hacer nada, cuando especialmente la educación debe de tener un papel protagónico.
En lo que estoy de acuerdo, es que la labor docente será decisiva atendiendo las necesidades de sus alumnos en los diversos contextos, con experiencias resignificadas que permitan mantener el vínculo permanente con sus estudiantes y los docentes que conforman su colectivo básico, enfrentando y experimentando soluciones emergentes que seguramente aparecerán en estos tiempos tan complejos en los que estamos viviendo.
Cada profesor decide entonces, si quiere vivir satisfactoriamente su labor, fomentando el cuidado de si y del ser, la dignidad, la solidaridad con los afectos, el cuidado de los otros, motivando las relaciones sanas y armónicas, en las dinámicas diarias y cotidianas que garanticen la formación de personas, sanas, equilibradas y justas.
Si bien esta realidad nos desafía con un abanico de problemáticas, esta misma realidad se convierte en el mejor pretexto para educar, que afirmo, también depende del alma.