Rogelio Javier Alonso Ruiz*
El Consejo Técnico Escolar (CTE) es el “órgano colegiado de mayor decisión técnico-pedagógica [y] tiene como propósito principal la mejora continua del servicio educativo que presta la escuela” (SEP, 2019, p. 3). El CTE sesiona de manera ordinaria cada mes. De entre estas sesiones, desde algunos ciclos escolares, algunas de ellas se destinan a propiciar el intercambio entre diferentes planteles educativos. A partir de este ciclo escolar, se presenta una innovación importante: los encuentros se dan entre escuelas de diferentes niveles educativos. Así, el 15 de noviembre del año en curso se suscitó el primer encuentro entre escuelas de diferentes niveles, resultando en una experiencia digna de ser analizada con detenimiento.
Sin duda, es atractiva la idea de propiciar el diálogo entre profesores de diferentes niveles, sin embargo, se enfrenta a una limitante organizativa considerable: el tiempo. Dos o tres horas de trabajo son insuficientes para profundizar en un intercambio que vaya más allá de la exposición de lo que se hace en cada nivel. Que se le asigne este tiempo pudiera ser también un indicador de las expectativas que las autoridades tienen sobre este tipo de sesiones de trabajo. En el encuentro entre escuelas de noviembre, en la mayoría de los casos la actividad central consistió en la exposición del Programa Escolar de Mejora Continua de cada plantel, así como un diálogo de los propósitos generales de cada nivel educativo.
Si bien es importante conocer las perspectivas de los profesores de otros niveles, sería mucho más valioso si esa interacción trascendiera a la construcción de acuerdos básicos para el trabajo cotidiano con los alumnos entre las diferentes escuelas, independientemente de su nivel. Sería pertinente, por ejemplo, que como producto de estos encuentros se generara un plan de trabajo, con líneas de acciones generales y respetando las particularidades de cada contexto, entre los planteles de diferentes niveles educativos de una región. Aunque quizá suene un tanto utópico, podría construirse un Programa de Mejora Continua no sólo a nivel escolar, sino a nivel regional (entre el jardín de niños, la primaria y la secundaria del barrio o la comunidad). Esta medida, al propiciar una visión compartida entre planteles, favorecería la continuidad de las acciones educativas entre niveles, dándole una visión de largo plazo a los propósitos escolares, atendiendo así los problemas educativos apremiantes de una manera más efectiva.
Como ya se ha dicho, el logro de lo anterior indudablemente requiere, entre otros elementos, más tiempo, el cual pudiera ser conseguido organizando mejor las sesiones de CTE a lo largo del ciclo escolar. Por ejemplo, se podrían aprovechar algunas sesiones del CTE previas al arranque del ciclo escolar, para efectuar un encuentro inicial que pudiera centrarse en la construcción de un diagnóstico y plan común. Para dar seguimiento y hacer ajustes al mismo, los tres encuentros entre escuelas a lo largo del ciclo escolar se podrían concentrar en tres días consecutivos. Para finalizar y evaluar el proyecto común, podrían aprovecharse los últimos días del ciclo escolar, cuando ya las evaluaciones escolares están consumadas. En suma: encuentro entre escuelas que comprendan más sesiones, para poder llegar a un objetivo más ambicioso que el mero intercambio de perspectivas y experiencias, pasando al diseño, la implementación, el seguimiento y la evaluación de acciones de trabajo conjuntas entre niveles educativos.
Existen diversas experiencias internacionales que dan cuenta de la colaboración entre escuelas. Por ejemplo, en El Salvador, desde principio de la década pasada se implementó el programa Redes Escolares Efectivas, que consiste en la integración de “centros educativos que se encuentran en una misma zona geográfica, con el fin de ofrecer a niños y jóvenes la oportunidad de completar la educación básica bajo un mismo modelo pedagógico y con un sistema administrativo coordinado” (Ministerio de Educación de El Salvador, 2004, p. 8). Entre las actividades de las redes destacan, entre otras, la constitución de un consejo directivo y la formulación y ejecución de un proyecto educativo común. Asimismo, en el País Vasco se han implementado redes educativas. Entre los compromisos de los centros escolares que conforman estas redes resalta la participación en las reuniones de coordinación y formación, el intercambio de materiales y vivencias y la puesta en práctica de la metodología que sea definida por cada red (Gobierno Vasco, 2011, p. 5). Llama la atención el hecho de que el Departamento de Educación tiene el compromiso de apoyar económicamente en la financiación de los proyectos de cada red.
Estudios como el de Hernández (2018), enfocado a la indagación del funcionamiento de redes educativas locales, proporciona información positiva sobre esta forma de organización en los procesos de planificación, gestión y formación. Mediante la recogida de datos sobre los integrantes de las redes, sus opiniones y la observación de sus interacciones, se llegó a la conclusión de que las redes educativas locales propician un análisis compartido de los problemas educativos, así como la búsqueda conjunta de soluciones. También, esta forma de organización favorece una mejora importante en la formación de los profesores, aunado a la promoción del trabajo horizontal.
En suma, puede observarse que los encuentros entre escuelas tienen un enorme potencial. Es una incógnita qué tanto provecho se podrá obtener de este tipo de trabajo: dependerá de la configuración de las siguientes sesiones. Si de por sí es valioso el intercambio de perspectivas y el conocimiento del trabajo de los profesores de otros niveles educativos, resultaría aún más útil que los encuentros entre escuelas trascendieran hacia el diseño de acciones conjuntas que permitan dar respuesta. Al respecto, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), señala como uno de los aspectos a mejorar de la política educativa “fortalecer la escuela, dotándola de mayores facultades de decisión en un ambiente constructivo de trabajo colectivo y colaborativo” (2018, p. 11)., advirtiendo así la necesidad de cambiar la mentalidad de trabajo en las escuelas: pasar del aula aislada al conjunto de escuelas regionales organizadas.
*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Docente colimense de Educación Primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y de Educación Superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía.
Twitter: @proferoger85
REFERENCIAS
GOBIERNO VASCO (2011). Redes educativas. Disponible en: http://www.hezkuntza.ejgv.
HERNÁNDEZ, E. (2018). Redes educativas locales para la mejora escolar. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 20(3), 29-42. Disponible en: https://doi.org/10.24320/
INEE (2018). Educación para la democracia y el desarrollo de México. Documento ejecutivo. México: autor.
MINISTERIO DE EDUCACIÓN DE EL SALVADOR (2004). Redes escolares efectivas. Plan de educación 2021. Disponible en: http://www.oei.es/quipu/
SEP (2019). Organización de los Consejos Técnicos Escolares. Ciclo escolar 2019-2020. México: autor.