En el 90 aniversario de su natalicio, la Universidad Nacional rindió homenaje al investigador emérito Miguel León-Portilla. Ahí, el rector Enrique Graue Wiechers dijo que, por su impacto en México y el mundo, el renombrado historiador “representa lo mejor de los valores universitarios”.
Se trata, abundó, de un académico ejemplar, humanista multifacético, escritor prolijo, redentor de nuestros orígenes, apasionado de nuestra cultura y lenguas autóctonas, maestro de generaciones, historiador de historiadores, ciudadano y hombre ejemplar.
En el teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario y ante integrantes de la Junta de Gobierno, exrectores, autoridades universitarias, familiares y amigos del homenajeado, Graue Wiechers añadió que a todos nos fortaleció la visión histórica de una pluralidad étnica que jamás será vencida. Por ello, “su Universidad, que ha sido y seguirá siendo siempre su casa, le rinde este homenaje”.
Estamos aquí para congratularnos de su existencia, y de que ésta haya estado íntimamente ligada a la Universidad Nacional Autónoma de México. Usted, precisó el rector, es uno de los íconos universitarios más conocido y reconocido; le ha dado lustre y vida a nuestro lema, y a la Universidad, el reconocimiento internacional.
Por todo ello, muchas gracias; le agradecemos ser quien es, le apreciamos su sencillez y genuina alegría, su generosidad con el saber y, en mi caso, su sincera amistad. Que por nuestra raza siga hablando su espíritu por muchos años más, remarcó Graue.
En tanto, el investigador emérito comentó que en la Universidad ha tenido parte sustancial de su formación intelectual, y maestros excepcionales, como Ángel María Garibay, Justino Fernández y Juan Hernández Luna.
Mi vida ha sido muy feliz; estoy en paz con ella, ha sido generosa conmigo, enfatizó. Luego de recordar a sus padres, reconocer a su esposa, Ascensión Hernández Triviño, y a su hija y nietos, mencionó a sus alumnos (muchos de ellos indígenas) y colegas.
“He tenido muchas cosas que hacer en la vida; fui director del Instituto Indigenista Interamericano, recorrí casi todo el continente, visité a varios jefes de Estado, tuve experiencias en la selva amazónica. La vida ha sido una serie de novedades para mí”, relató el autor de “Visión de los vencidos”.
Ana Carolina Ibarra González, directora del Instituto de Investigaciones Históricas, dijo que para esa entidad de la UNAM es motivo de orgullo ser la casa del emérito, el lugar desde donde trasmite su sabiduría y enseñanzas. Ahí ha escrito y publicado la mayor parte de su obra; ahí fundó hace más de 50 años la revista “Estudios de Cultura Náhuatl” e imparte un seminario al que han concurrido generaciones de alumnos por más de cinco décadas. “Es para nosotros un sabio, tal y como lo entendían los antiguos nahuas”.
Andrés Lira, director de la Academia Mexicana de la Historia, recordó que el homenajeado ingresó a esa agrupación como titular del sillón XVII en junio de 1970. Su discurso sobre el significado de Mesoamérica en la historia universal, muestra el propósito de una obra que sigue fructificando. “Ahí, nos beneficiamos de la entrega como investigador, expositor, impulsor y guía del cuerpo del que fue director de 1996 a 2003, del académico emérito”.
Por último, Jaime Labastida, director de la Academia Mexicana de la Lengua, dentro de la cual León-Portilla fue elegido individuo de número, en octubre de 1961, para ocupar la silla séptima, a los escasos 35 años de edad, expresó que se trata del intelectual mexicano más reconocido en el mundo entero. Él ha puesto ante nuestros ojos, azorados, todo un continente cultural; es un arqueólogo del pensamiento y la palabra.