En México, apenas se genera un empleo por cada seis egresados de licenciatura, lo que genera una gran desigualdad y pobreza entre la sociedad, señaló Marisol Silva Laya, catedrática de la Universidad Iberoamericana.
Durante la presentación del Manifiesto por una Nueva Estrategia de Desarrollo creado por el Consejo Nacional de Universitarios, la académica advirtió que la enorme inequidad que impera en el sistema educativo es resultado de un mal diseño de políticas educativas y sociales, además de la gran disparidad en el sistema económico nacional.
Acompañada de distinguidos académicos de los principales centros de estudios del país como José Luis Calva de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Genaro Aguilar del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Julio Boltvinik del Colegio de México (COLMEX), entre otros; coincidieron que es necesario establecer una funcional y correcta política de Estado en materia de ciencia, tecnología, innovación y competitividad a través del incremento de la cantidad y la calidad del gasto público en ciencia y tecnología; la descentralización del sistema científico; la formación de recursos humanos que impulsen la generación y transferencia de conocimientos; así como la innovación en las esferas productiva, gubernamental, científica y de desarrollo tecnológico.
También consideraron necesario fomentar los vínculos de las empresas privadas y del sector social con los centros de investigación públicos y con las instituciones educativas; desarrollar programas de fomento a la innovación atendiendo especialmente las redes locales de PYMES innovadoras; pasar a una visión integral de la competitividad sistémica de la economía nacional, que atienda el conjunto de sus determinantes, incluyendo la calidad de las instituciones, la infraestructura, el ambiente macroeconómico, la salud de la población, la educación superior y la capacitación de los trabajadores.
En materia educativa, el documento propone instrumentar una auténtica reforma en la materia, que resuelva de raíz las desigualdades de acceso, permanencia y resultados de aprendizaje y al mismo tiempo incremente sustancialmente la calidad académica desde el preescolar hasta el posgrado.
Es indispensable reconocer el papel central de la educación en el desarrollo de las capacidades necesarias para la construcción de una sociedad más justa y cohesionada.
Para ello, indican, es necesario considerar los siguientes puntos:
- Revertir los rezagos de cobertura en educación básica, media superior y superior.
- Desarrollar modelos educativos con relevancia social y pertinencia cultural.
- Impulsar la introducción de innovaciones pedagógicas, precedida de procesos cuidadosos de desarrollo experimental.
- Impulsar como prioridad programas y estrategias efectivas de formación y actualización del magisterio y un sistema de incentivos para el desarrollo de la carrera académica.
Finalmente, piden que se establezca una política integral de atención a la problemática de los jóvenes que los reconozca cabalmente como sujetos de derechos, y asuma que los jóvenes no son sólo un recurso para el desarrollo, sino que el desarrollo económico, social, cultural e institucional es un recurso para el desarrollo de los jóvenes, para que cada uno de ellos encuentre caminos abiertos para realizar de manera independiente su propio proyecto de vida.
“Es necesario asegurar una oferta suficiente de empleos dignos para aquellos que desean insertarse en el mercado laboral, mediante un robusto crecimiento económico y el cumplimiento cabal de la función de inspección laboral por la autoridad correspondiente, además de programas especiales de empleo para jóvenes sobre todo en actividades de impacto comunitario, así como para promover que los jóvenes egresados de educación superior y de posgrado consigan empleos en las respectivas áreas para las que fueron formados”, concluyen los expertos.