En un hecho sin precedentes, miles de universitarios, normalistas y ciudadanos marchan el día de hoy por la defensa de la Universidad Veracruzana. Convocados por el Consejo Universitario de la UV en Veracruz hay manifestaciones en todas las ciudades principales y en muchos pueblos. Hasta en la Ciudad de México habrá una manifestación convocada por estudiantes de la UNAM, el IPN y la UAM que son solidarios con la UV. Son miles, los que están saliendo a la calle para exigirle al gobierno de Veracruz que entregue el presupuesto de la Universidad y detenga su ofensiva hacia esta institución de educación superior.
El grito de la Universidad que resuena en las calles de las principales ciudades de Veracruz, sintetiza el reclamo generalizado de la sociedad veracruzana. Todos los grupos sociales y los ciudadanos sufren los agravios del gobierno que ha depredado los recursos públicos.
La falta de entrega puntual y completa del presupuesto a la Universidad Veracruzana debe ser interpretada desde dos perspectivas.
La primera como resultado de un desordenado y desaseado manejo financiero por parte del gobierno estatal: le deben a todos, a los empresarios, a los proveedores, a los servidores públicos, a los jubilados y becarios. Una reciente caricatura de Patricio lo ilustraba a la perfección con un personaje que agitado exclamaba: “Qué parte no entienden, nos lo robamos todo!” Esta primera perspectiva responde a un proyecto de largo plazo donde una oligarquía, hegemónica en el bloque histórico dominante, ha definido un proceso de acumulación de capital con base en la depredación de los recursos públicos. Todo esto es posible gracias a un entramado institucional donde predomina la corrupción y una cultura política dominante que considera que el que no transa no avanza y de usar los puestos públicos para beneficios personales.
La segunda, menos evidente pues en el terreno del discurso político nunca se manifiesta, tiene que ver con la valoración que la oligarquía criolla tiene de la universidad pública estatal. Se trata de observar la secuencia de actos, la retención del subsidio como un hecho incontrovertido, el desprecio con que el gobierno de Veracruz trata a la Universidad Veracruzana. En efecto, ya era evidente el intento de Fidel Herrera por tener una universidad roja (en alusión al entonces color favorito del PRI) y ha sido obvia la intervención del gobierno estatal actual para terminar con el único espacio institucional autónomo. En Veracruz no hay prensa libre, ni iglesia libre, ni empresariado libre, ni partidos políticos independientes que pudieran hacer contrapeso político al poder autoritario del PRI. Les faltaba la Universidad y han venido por ella.
La oligarquía criolla ni quiere ni comprende a la universidad pública; le estorba en su proyecto económico estratégico, en su modelo de sociedad excluyente. Al respecto, el jueves 5 de noviembre pasado, Página/12 de Argentina publicó una elocuente nota editorial firmada por E. Raúl Zaffaroni. Ahí se afirmó:
“Nunca fue tan claro como en este siglo XXI que saber es poder, algo que las elites siempre supieron”… “Las distancias entre las naciones como entre las capas sociales internas, no las determina sólo la riqueza, sino que se marcan con discriminación en el saber, en la tecnología y en el know how”… “Al modelo de sociedad excluyente se le impone contener la expansión del saber, para frenar la reproducción de potenciales propulsores de la inclusión social”… “Lo que alarma a nuestros procónsules del modelo transnacional de sociedad excluyente es, justamente, que estudiar vaya dejando de ser un sacrificio para los sectores subordinados, y tengan el mismo acceso a la formación universitaria que los segmentos acomodados”.
A pesar de la oligarquía criolla, la Universidad sigue siendo la principal agencia de movilidad social para los jóvenes veracruzanos, fuente de sus esperanzas y sus expectativas. Es una Universidad popular por su integración y orgullosamente pública por su contribución al desarrollo social. El subsidio es indispensable para su supervivencia; ahogarla financieramente representa ponerla en riesgo y eso viola la ley, contraviene las obligaciones indispensables que le dan origen, es una irresponsabilidad, además de representar un pésimo error de cálculo en la estrategia de desarrollo de Veracruz.
Las instituciones universitarias públicas son organizaciones muy frágiles, su supervivencia requiere del patrocinio estatal y ningún gobernante arbitrario debe poder poner en entredicho su funcionamiento regular. Hoy los universitarios y la ciudadanía en general están en las calles, exigiendo al gobierno que cumpla la ley y entregue el subsidio a la UV.
Para sabotear la marcha de hoy, el gobierno suspendió clases en todos los niveles en todo el estado. Junto a los jubilados y normalistas, los maestros han aprovechado esto y se han sumado a la manifestación en apoyo de la UV. Hoy hay clases de civismo gratis, las ofrece la Universidad en la calle.