“En defensa de la Educación” es un manifiesto encabezado por Gilberto Guevara Niebla —conocido por su participación en el movimiento estudiantil de 1968 y por haber sido ex secretario de educación básica en dos ocasiones (con Ernesto Zedillo y de López Obrador)— y suscrito por más de un centenar de ciudadanos preocupados por la nueva propuesta curricular del actual gobierno. Por ser de interés público, transcribo el documento casi en su totalidad.
Queremos manifestar nuestra preocupación por las potenciales consecuencias negativas del proyecto de nuevos planes y programas de estudio (PPE) para educación básica que la SEP dio a conocer recientemente. Los maestros, en su mayoría, ignoran los contenidos e implicaciones de esta nueva reforma, sin embargo, muchos de ellos experimentan un sentimiento de angustia por las nuevas cargas de trabajo este cambio, inevitablemente, traerá consigo.
La proposición de la SEP no es una reforma curricular convencional (como fueron los de 2011 y 2017), las autoridades proponen un reordenamiento completo de la actividad educativa que se hace sin un diagnóstico claro de los problemas relevantes y sus causas profundas. Se quiere pasar de la educación moderna actual, la cual –dice la SEP– sirve exclusivamente a las élites empresariales y élites políticas dominantes, a una educación que sirva, por el contrario, a los grupos sociales oprimidos y tenga como centro organizador, no al alumno, sino a la “comunidad”.
No hay antecedentes históricos, ni en México ni en el extranjero, de una educación comunitaria cómo la que se propone. Se asume una idea mítica de la comunidad que responde a una fantasía comunitaria más que a la realidad mexicana. Los documentos de la SEP están redactados en una confusa retórica a veces incomprensible en la cual no se definen con claridad los objetivos que se persiguen.
Se deduce, sin embargo, que el proceso educativo –la enseñanza y el aprendizaje– tendrá como escenario principal, no la escuela, sino la “comunidad” y que el conocimiento científico perderá su posición privilegiada en el currículum de modo que aprender matemáticas o ciencias tendrá igual valor que aprender las creencias, las tradiciones, los rituales y las fiestas de la comunidad. La educación emergerá, dice la SEP, del encuentro entre una esfera pública (la escuela) y otra privada (la comunidad).
En los nuevos PE se dispone: 1) la escuela se integrará a la comunidad y trabajará con proyectos que vinculen a aquella con esta, 2) desaparecerán las asignaturas, 3) el maestro no evaluará a los alumnos con exámenes ni pondrá calificaciones, los alumnos se calificarán a sí mismos, 4) desaparecerán los grados y la escuela se organizará por fases, 5) los maestros no están obligados a seguir estrictamente los planes de estudio oficiales, podrán libremente transformarlos para ajustarlos al contexto; etc. Quedan sin respuesta muchas preguntas: ¿cómo será la nueva enseñanza?, ¿cómo evitar el exceso de trabajo de los maestros?, ¿se ampliarán los horarios? (…) ¿cómo se dará el aprendizaje de los alumnos?, ¿de qué modo se promoverá su desarrollo moral, intelectual y emocional? (…)
El proyecto de la SEP es audaz, pero se funda en una visión sectaria e ideologizada. Abandona los fines nacionales de la educación y dispersa esa actividad en miles de comunidades cuyos saberes, usos y costumbres impactarán decisivamente en la formación de los alumnos. Será una atomización del sistema educativo. Se renuncia a la búsqueda de la calidad educativa y prácticamente se deja de lado la evaluación, al menos tal y como la conocemos.
(…) este proyecto no respeta sino atropella principios constitucionales básicos como el laicismo, la rectoría estatal de la educación, el carácter y el criterio nacional de la educación, la unidad de la nación, la disposición de promover el desarrollo continuo del proceso enseñanza y aprendizaje, el fomento del amor a la patria, el criterio que establece que la educación se base en los avances del desarrollo científico y luche contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios.
El documento termina con las firmas de quienes pensamos que el futuro educativo de México está en peligro, por lo que no unimos a este llamado en defensa de la educación.
@EduardoBackhoff