Diciembre de 2012: vuelve el PRI. Reinauguración de lo viejo. Memoria flaca: no recordábamos su estilo peculiar de gobernar. Abrió un espacio para la transformación educativa con base en tres decisiones: encarcelar a Elba Esther Gordillo, la primera. Enviar al Congreso modificaciones a los artículos 3 y 73 de la Constitución para “recuperar la rectoría del Estado en la educación (de calidad)”, que darían paso al cambio tanto en los términos de ingreso, promoción y permanencia de los docentes, como en el estatuto del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE): autonomía y otra forma de gobierno. A esto se añade diseñar la Ley para el Servicio Profesional Docente, previendo modificaciones en la Ley General de Educación. Como tercer elemento, se convocaba a la coordinación entre autoridades estatales y federales, y se prometía —clásico— escuchar a todos los involucrados. ¿Por qué similar al anterior proceder? Triada conocida: golpe espectacular de justicia selectiva, propuestas avanzadas en la letra constitucional, y la promesa de participación para hacer los ordenamientos reglamentarios. Foros.
En ese entonces, todo llamado a la cautela, al sano escepticismo que frente a cualquier acto de poder es preciso conservar, o nada más señalar la complejidad del asunto que implicaba llevar a cabo lo propuesto, no eran considerados correctos. Estamos ante un Hecho Histórico, se dijo. Por fin ha llegado la Reforma Educativa (las impropias mayúsculas que reproduzco, bajo protesta, reflejaban el entusiasmo general en los espacios de opinión de los medios) y, además, en este caso lo conseguido llegó, en buena medida, por la presión de “nosotros”: la tercera persona del plural albergaba a decenas de organizaciones de la sociedad civil. Triunfo de la ciudadanía, tesón de activistas. Es comprensible el optimismo de entonces y la extrañeza, o franca incomodidad, ante los que consideraron necesario conservar una reserva crítica. La ilusión contaba con asidero: era (es hoy) positiva la decisión estatal de encarar al entuerto educativo, y el impacto de los esfuerzos desde organizaciones preocupadas el tema no era, ni es, menor. Había llegado la hora.
Al día siguiente los promocionales del gobierno daban por hecho, y comunicaban a los padres, el arribo de la educación de calidad para sus hijos. Otro aseguraba a los profesores que la reforma era para su bien laboral. Lo anhelado desciende por decreto. Semanas de algarabía: el triunfo es rico en progenitores. Es justo recordar que pronto se advirtió que el diablo estaría en los detalles, en las leyes secundarias. Pero es notable, al revisar la prensa de esos días, las varitas mágicas que resolverían todo en el terreno de los reglamentos: más evaluación y ya; profesionalizar, desde lo alto y por fuera, al magisterio de volada; que el INEE, autónomo, se encargaría de todo. ¿Primero la elección de los directivos del INEE y luego los ajustes a sus funciones? Algo no va bien. Pecado venial frente al horizonte: no hay que ver al árbol, sino el bosque… Se hacen ternas. Colegas valiosos. Exponen ideas ante el Senado al que le importa muy poco lo que digan: el asunto está “planchado”. El Dios Pacto ha tomado la decisión y la transmite. Fiat: hágase. Así fue.
Se arma la resistencia magisterial con base en desinformación interesada, información parcial que asusta o desconfianza razonable. La SEP no manda señales claras. Cuando se filtran los borradores de las leyes secundarias se advierte mediocridad, distancia entre lo esperado y lo que se puede lograr con esas bases; sobre todo, poca coherencia entre los distintos ordenamientos.
No cabe duda: era sencillo, como le ocurrió al PAN, ser oposición decente. Llegó al poder y fue otro cantar. Era fácil exigir una reforma desde su ausencia: la culpa entera era de una persona y las soluciones evidentes. Las rejas destrozan la vacuidad de la caricatura y lo sencillo amaneció enredado. Del blanco y negro al gris: claroscuros y diversidad. La vida.
Pasar de los deseos a los cómos, por ley, inicia muy pronto. Será el pasaje de lo imaginario a sus procederes. No se ve claro. ¿Por qué habría de ser de otra manera? Regresaron: agosto mostrará los costos.
Publicado en El Universal