Ayer, 20 de noviembre de 2024, participé en el Primer Foro Internacional sobre Emprendimiento dirigido a jóvenes de la Facultad de Contaduría de la Universidad Veracruzana y público interesado. En el evento, abordé como motivo de reflexión lo que denominé como emprendedurismo educativo.
Para quienes están interesados en el emprendimiento, al momento de intentar montar un negocio, empresa o proyecto, es importante considerar lo siguiente: que el emprendimiento se entiende como una acción del sujeto económico que introduce cambios en un bien de la naturaleza o servicio para generar valor en alguno de los sectores productivos. Estos sectores productivos pueden ser en: el sector primario, dedicado a la extracción de materias primas; el sector secundario, dedicado a la transformación de la materia prima y ligado a la industria y la manufactura; el sector terciario, dedicado a la oferta de servicios; y el sector cuaternario, ligado al conocimiento, la tecnología y la innovación.
Para quienes deseen profundizar en el análisis de los sectores terciario y cuaternario, recomiendo La Sociedad Posindustrial de Daniel Bell (1973) y La Sociedad Red de Manuel Castells (1996).
Con base en este marco conceptual, en el ámbito educativo, el concepto de emprendimiento puede entenderse como un servicio (modo de producción tres) que, también puede articularse con la investigación, la tecnología y la innovación (modo de producción cuaternario). A continuación, expongo tres tipos de emprendedurismo educativo que identifico en la actualidad.
El primero de ellos es el emprendedurismo educativo clásico. Este tipo de emprendimiento transita por el sector productivo formal, donde se encuentra la oferta educativa privada en cualquiera de sus niveles (básico hasta superior) y modalidades (presenciales, virtuales o mixtas). Aquí surge la pregunta para quienes nos dedicamos a la enseñanza ¿Por qué no creo una escuela?
Para quienes optan por esta vía, es fundamental tener en cuenta diversos procesos, actores y experiencias. Hablamos del clásico proceso de planificación y del modelo de negocio, pasando por un marco legal; es decir, la constitución legal de la escuela y la obtención del REVOE ante la SEP. Evidentemente, el desarrollo de la infraestructura, hasta la definición de los tomadores de decisiones, el personal de administración, docente y de apoyo.
Al finalizar el evento, algunos estudiantes me preguntaron de qué depende el éxito o fracaso de este tipo de emprendimiento educativo. En mi opinión, contar con un capital económico considerable puede facilitar el éxito, ya que permite allegarse de una diversidad de recursos (humanos, materiales, intelectuales). Sin embargo, cuando no se dispone de este capital y se recurre a esfuerzos colectivos, el fracaso puede surgir de conflictos relacionados con el liderazgo y la toma de decisiones.
Existen otras formas de emprendimiento educativo, como la consultoría educativa y la producción de contenido digital. De ello, hablaremos en las entregas siguientes.
x@cesargarcia131