Wenceslao Vargas Márquez*
El destino del voto del SNTE debe ser tema de análisis. Aquí nos proponemos hacer uno desde tres perspectivas: una desde la percepción y el razonamiento, una segunda, empírica, basada en una encuesta, y una tercera basada en la memoria histórica:
A) Desde la pura percepción consideramos que el voto del magisterio se inclinó por Morena. Para sostener la afirmación nos basamos en que el magisterio se halla inmerso en una sociedad que es la mexicana donde más de cinco de cada diez electores decidieron votar por Morena. Por su formación, el porcentaje de aceptación por esa candidatura dentro del magisterio la suponemos superior a la media, a como en otros grupos (empresariales, mediáticos, etc.) la suponemos inferior a la media. Nos basamos también en que la reforma educativa orilló al magisterio a la opción política que ofreció revertir ambas cosas: la reforma y los agravios derivados de ella. La candidatura de Morena ofreció corregir los ceses derivados de la instrumentación de aquella, devolver el trabajo, los sueldos, las adscripciones de los trabajadores agraviados.
B) Desde la segunda perspectiva, desde una perspectiva empírica, podemos sostener que, en general, no hubo encuestas que hablaran del voto del magisterio excepto una aplicada en mayo de 2018 exclusivamente a docentes. La publicó la versión local de The Huffington Post, el medio digital norteamericano más leído en los Estados Unidos, nacido en 2005 en Nueva York y que publica para nuestro país desde septiembre de 2016. El 15 de mayo HuffPost México publicó (bit.ly/2GGGRfP) que la mexicana Culmen Consultores había aplicada un sondeo vía red social a mil 155 docentes mexicanos entre el 11 y el 14 de mayo. De este sondeo resultó que el 77.4% de los docentes mexicanos votaría por López Obrador, un 11.69% por Anaya y un 9.35% por Meade y el PRI. El director de Culmen afirmó tener 20 años de experiencia en el área. Este es el único estudio, que conozcamos, dedicado a interpretar únicamente la preferencia electoral de docentes mexicanos. Así, ocho de cada diez profesores votaron por Morena.
C) Veamos ahora una tercera perspectiva, la histórica, basada en la memoria, con dos hechos. Un hecho veracruzano es de 2016 y el otro de enero de 2018. En el año 2016, durante las elecciones veracruzanas para gobernador el SNTE apostó con su dirigencia nacional y las dirigencias de sus dos secciones jarochas, y a través de Nueva Alianza, por la candidatura del priista Yunes Landa. Resultó derrotado por un magisterio que llevaba ya tres años sufriendo la reforma educativa y su arista más agresiva, la evaluación docente para la permanencia, una evaluación que no evalúa pero por la cual el profesor puede quedarse sin trabajo. (Nueva Alianza perdió en 2010 al lado del PAN y de Yunes Linares, cambió de bando y perdió en 2016 al lado del PRI y Héctor Yunes, y volvió a cambiar y perdió en 2018 de manera independiente). El segundo hecho es que en enero de 2018, durante los días comprendidos del 25 al 31 de enero la bancada del PRI en la legislatura local presentó en Xalapa una iniciativa para eliminar esa evaluación que citamos. La iniciativa quedó en nada pero el magisterio tomó nota de la broma. Hasta aquí nuestras tres perspectivas orientadas a explicar el sentido del voto magisterial por Morena.
Prosigamos ahora con la relación entre el magisterio afiliado al SNTE y el Panal. Meade afirmó en el tercer debate de Mérida, el 12 de junio, algo que carece de sentido. El despropósito suyo consistió en suponer que el magisterio está unido homogéneamente en torno a un partido político, el Panal. Dijo Meade al final de la primera hora de debate (minuto 58 en el video oficial donde casi dijo ‘pegar’ en vez de ‘pagar’): “Yo estoy absolutamente de su lado. Les voy a p(a)gar mejor. Van a tener absoluta certeza laboral. Junto con Nueva Alianza vamos a hacer equipo”.
Y aquí la pregunta: ¿por qué la mención a Nueva Alianza? Cometió el error de suponer que el SNTE (o los petroleros o los taxistas o a los médicos o el gremio que sea) está uniformemente agrupado detrás de un solo partido. El SNTE y Nueva Alianza le habían ofrecido para la elección presidencial en marzo 150 mil activistas, pero como era poco el 26 de mayo le ofrecieron 322 mil. Puro rollo porque el Panal obtuvo apenas algo ligeramente encima de 493 mil votos presidenciales, cifra no coincidente ni con la primera ni con la segunda oferta de multitudinarias cohortes de activistas a menos que fueran activistas de sí mismos.
La exactitud de este análisis que estamos proponiendo (de que el magisterio se inclinó más por Morena y no por el PRI o el Panal) debe compulsarse a la luz de los resultados de los representantes magisteriales que compiten en las elecciones. En Veracruz, las candidaturas vinculadas al SNTE y Panal fueron la candidatura al Senado por el PRI, o la candidatura al distrito 10 federal por Xalapa; la candidatura de Nueva Alianza al Senado por Durango estuvo vinculada al actual CEN del SNTE y obtuvo apenas 16 mil votos, un 2.2%. El etcétera es largo; todas resultaron derrotadas.
Antes de las elecciones los candidatos del Panal al gobierno de Puebla, Morelos, CdMX, renunciaron a competir. En Veracruz, la candidata al gobierno operó como si hubiese renunciado: logró quedar apenas por encima del uno por ciento de preferencia. El Panal obtuvo para la presidencia el 1.08%, para el Senado 2.35% y para diputados federales un 2.53%, lejos del 3% necesario por ley para conservar el registro y a sus plurinominales. Estas cifras prueban que los votantes turquesa abandonaron a Meade. Esos votos presidenciales fueron o al PAN o a Morena.
A miles en el país nos quitaron el empleo o el sueldo o la adscripción o las tres cosas juntas. No nos representaron ni nos defendieron pero pensaban ser diputados o senadores con el voto magisterial. ¿Cuándo abandonó el SNTE su voluntad de servir?, ¿dónde estaban los diputados de Nueva Alianza cuando a los trabajadores nos golpeaban y nos humillaban?, ¿dónde estaban esos diputados y el SNTE y sus secciones, como la 32, cuando nos escupían?