Después de casi tres años de acciones de lucha y protesta por parte del magisterio disidente en contra de la Reforma Educativa, desafortunadamente volvemos a estar en el inicio, solamente que ahora tenemos la desventaja de que estamos desgastados y con un consenso social cada vez más creciente de que somos una resistencia intransigente.
Una afirmación que incomodará bastante a los simpatizantes y militantes de la CNTE, sin embargo como militante activo del Movimiento Magisterial de Coahuila tengo que reconocer en un ejercicio de autocrítica y de reflexión teórica que nada hemos avanzado en los objetivos iniciales de la lucha.
No se ha logrado la abrogación de la Reforma Educativa y difícilmente se logrará en el futuro inmediato, aunque ciertamente en este momento la pelota está en la cancha del poder legislativo, los diputados de oposición como siempre poco o nada podrán hacer para derogar definitivamente la Reforma.
Los nutridos contingentes aglutinados en la CNTE y los diferentes movimientos magisteriales de los estados de la República Mexicana estamos con un saldo negativo, hemos sucumbido ante la sagacidad autoritaria, inflexible y retardatoria del gobierno federal que no ha movido ni un ápice su postura inicial, pero también estamos siendo derrotados por la mentira que truculentamente va eslabonando el Estado mexicano a través de la Secretaría de Gobernación para hacer creer que dialoga pero sin ceder un milímetro con respecto a la Reforma Educativa.
El canto de las sirenas con las seudo victorias que han arrojado las mesas de diálogo entre la CNTE y Gobernación, son sólo respuestas a demandas relacionadas con las consecuencias del conflicto, lo que nos ubica lamentablemente en un estado de inmovilidad. No se ha ganado nada, sólo se recupera lo que se había perdido como producto de las movilizaciones y la protesta.
Una vez más el gobierno federal nos está dado una cátedra de perversidad política, la cual no cambia ni sensibiliza a pesar de los muertos de Nochixtán y la intensidad de los bloqueos. El gobierno sigue con su juego tramposo, incluso las constantes movilizaciones en casi todo el país que dan muestra de la gran inconformidad hacia la Reforma Educativa no han tumbado su estrategia, juega sólo a cambiar para que todo siga igual.
Estamos ante un escenario complicado, el tiempo de resistencia sobre todos de los movimientos magisteriales no aglutinados en la CNTE y con escasa mística de lucha como el de Nuevo León, Jalisco, Sinaloa, Durango y Coahuila por mencionar a algunos empiezan a replegarse. Es urgente cambiar la estrategia, habrá entre todos que repensar mejor la mecánica de confrontación, no debemos olvidar que enfrentamos no sólo al poder del Estado mexicano, la disputa por la abrogación de la Reforma Educativa tiene un carácter más global que nos enfrenta directamente con el modelo neoliberal que hegemoniza el mundo de la economía a escala mundial.
Por lo anterior la resistencia magisterial tendrá por fuerza que reorientar sus acciones, de tal manera que pueda quebrar el cerco de intransigencia y mentira que le ha puesto la SEP y el Gobierno federal, por ello me atrevo a mencionar dos posibles alternativas que habría que analizar y discutir con mucho detenimiento: la primera es que se debe lastimar forzosamente las áreas económicas estratégicas que hay en el país (las rutas del ferrocarril, los aeropuertos y las oficinas de recaudación de impuestos) para ello es necesario concentrar a los diferentes contingentes de la resistencia magisterial en estos lugares, lo que obligaría al gobierno federal a repensar su mezquina actitud de inflexibilidad política.
Y la segunda, que es todavía más complicada, es buscar formas más creativas de sumar a la inmensa mayoría de maestras y maestros que siguen indolentemente indiferentes a la lucha magisterial. Todavía están esperanzados muchos de ellos a que el SNTE los defenderá, o en su defecto, que sea la CNTE la que logre la abrogación de la Reforma educativa sin que ellos hagan el mínimo esfuerzo. Una tarea infinitamente complicada, el paternalismo que durante décadas les otorgó el SNTE convirtió al magisterio nacional en un enorme ejército pasivo, temeroso y dependiente que es difícil de movilizar.
Dos acciones complicadas y riesgosas, sin embargo el presente que estamos viviendo así lo amerita. Es urgente intensificar las acciones, es necesario la radicalización de la protesta, de lo contrario, la intransigencia y la mentira del gobierno federal en el conflicto magisterial se llevará inevitablemente la medalla de oro.