Por: Eva Astorga Tapia
“La escuela escolariza, la comunidad educa”, afirmó el Doctor Stefano Sartorello, director del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Universidad Iberoamericana, en el marco del XV Congreso Nacional de Investigación Educativa (CNIE).
Durante su participación, Sartorello esbozó los resultados del proyecto “Milpas educativas: laboratorios socionaturales vivos para el Buen Vivir”, implementado en el 2016 y que concluirá este año.
Destacó que el programa parte del reconocimiento de la asimetría entre la ideología nacional y los principios indígenas, por lo cual busca plantear concepciones críticas de la interculturalidad, donde los grupos originarios puedan ser vistos no solo en sus elementos folclóricos ancestrales, sino desde la perspectiva del conocimiento y actividades actuales.
El proyecto se desarrolla en comunidades indígenas y rurales, entre alumnos y alumnas del nivel preescolar y primaria, y busca articular las actividades diarias con el currículo escolar. Puesto que el conocimiento de los pueblos originarios no suele estar registrado por escrito, el aprendizaje se da a través del quehacer diario, donde las y los estudiantes adquieren no solo nociones científicas y técnicas, sino que descubren los elementos culturales que los arraigan a su comunidad.
El propósito de las Milpas Educativas es evitar que los individuos dejen su tierra natal, ya que esto conlleva, la mayoría de las veces, el abandono de sus lenguas y costumbres. Según Sartorello, la falta de oportunidades hace prácticamente imposible que estudiantes de origen indígena consigan un lugar en universidades prestigiosas y buenos puestos de trabajo. Por ello, es importante que aprendan a ser productivos en su contexto, adquiriendo los conocimientos que les permitirán realizar correctamente las actividades valoradas en la comunidad, lo cual se define como Buen Vivir.
Por su parte, la doctora Paola Ortelli, otro miembro del proyecto, destacó que la enseñanza comprende actividades alimentarias, curativas y lúdicas; donde se consideran elementos pictóricos, orales y escritos, entre otros, para valorar los logros individuales y grupales. El término “evaluación” no es aplicable en las Milpas Educativas, puesto que el conocimiento no es el único componente del aprendizaje. Los sentimientos y valores de las y los estudiantes también son parte de su formación personal. “No hay calificaciones negativas, lo importante es reconocer lo logrado y lo que se puede mejorar”, afirmó Ortelli.
El proyecto, impulsado también por la investigadora María Bertely Busquets, fallecida en febrero de este año, es un esfuerzo por empoderar a la población indígena lejos de los estereotipos colonizadores y los programas asistencialistas establecidos por el Estado.