Aún tengo en la memoria una entrevista que formó parte del polémico documental titulado “De Panzazo” y que el periodista, Carlos Loret de Mola, le realizó a la ex dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morales, quien a pregunta insistente de dicho reportero sobre la conducción de la política y evaluación educativa en nuestro país, ésta le respondió: mándeme a la Secretaría de Educación Pública. Así de simple, así de complejo.
Tal respuesta, obedeció a los magros resultados que hasta ese momento había arrojado el Sistema Educativo Mexicano (SEM) pero, también, al trabajo que miles de maestros y maestras realizaban en cada una de las escuelas que lo integran. Sin pretender entrar en polémica sobre este asunto, actualmente, las afirmaciones que fueron plasmadas en tal documental, han quedado “a medias” dado que, como sabemos, no todo es culpa del docente ni de las escuelas, dada la compleja red que conforma dicho sistema.
Así las cosas, me ha llamado la atención que el SNTE, desde la detención y encarcelamiento de la profesora Gordillo Morales, no haya logrado digerir los distintos acontecimientos que circundan el escenario educativo. Y es que con las distintas acciones que en los últimos días ha tomado la dirigencia sindical en manos de Juan Díaz de la Torre, hace suponer, que el sueño guajiro de La Maestra, está más vivo que nunca. Me explico.
Si usted revisa varios de los momentos históricos de la educación en México y, particularmente, los relacionados con el SNTE, cuya fuerza y poder residía en la profesora, podrá darse cuenta que durante el sexenio de Felipe Calderón, ya se había hablado sobre una “defensa” de la “escuela pública”; sin embargo en días recientes, nuevamente la actual dirigencia retomó este concepto por los festejos de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos. Ello me llevó a preguntarme: ¿defensa en torno a qué y para qué? Digo, ¿la educación y la escuela pública está siendo atacada? Desde mi perspectiva, e independientemente del contexto nacional e internacional que hoy vivimos, lejos estamos de “defender” a quien hasta el momento en que escribo estas líneas, goza de una cabal defensa. Si esto no fuera así, porque no revisamos lo que establece el artículo 3º de nuestra carta magna para darnos cuenta de ello.
Ahora bien, el pasado 17 de febrero en Temixco, Mor., el SNTE arrancó el programa nacional de inclusión educativa en tecnologías de la información para escuelas sin acceso a internet. ¿El propósito? Llevar la tecnología a escuelas rurales de esa entidad. Asunto nada menor dados los avances que en esta materia se están dando en el orbe entero. Vaya, es de reconocer y aplaudir lo que esta organización sindical hace en pro de los niños y niñas de México, porque dicha propuesta “es su propuesta”. Sin embargo, ¿es ésta la finalidad de una organización que por mero sentido común le corresponde la defensa de los derechos de sus trabajadores y no la formulación de programas educativos?, ¿qué paso con su misión?, ¿pensará que a través de estas acciones se defienden los intereses de dichos trabajadores? Tengo claro que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, pero por favor, aquí y en China, ésta es una acción que no le corresponde a una organización cuyos estatutos establecen otro tipo de cuestiones.
Insisto, es aplaudible y digno de reconocer estas acciones pero, desde mi punto de vista, ¿no sería mejor que exigiera a su contraparte mayores y mejores condiciones laborales para sus trabajadores, lo cual incluye, el acceso y uso de la tecnología? En fin.
Un asunto más que traeré a colación en este momento, es el relacionado con una información que el pasado 16 de febrero difundió el portal de noticias “Insurgencia Magisterial”. El título de la nota no podía ser menos llamativo: “Inédito, personal de los 10 campus de la UPN y escuelas normales se unen en denuncia al cambio de plazas de Villareal y otros 14”. En la noticia como tal, los integrantes de la UPN y las normales de un estado del norte, palabras más palabras menos, denunciaron al ex líder de la Sección 8 del SNTE quien, presuntamente, asignó claves presupuestas y/o plazas a ciertos “allegados” con el propósito de que éstos evitaran la reforma educativa pero, también, por un posible pago de facturas o “amiguismos políticos”. Cosa curiosa fue ésta, porque hasta el día en que cierro estas líneas, no me he enterado de algún pronunciamiento de la dirigencia nacional sobre este asunto. ¿Callar ante tales hechos es una defensa de los derechos de los trabajadores de su gremio? Vaya, se habla de defender la educación y la escuela pública pero no a sus agremiados, ¿es algo lógico?
Finalmente, y para no extender en demasía mis ideas sobre este confuso asunto, le recomendaría ver y conocer lo que en el medio educativo y sindical se conoce como SINADEP, una plataforma que “acompaña pedagógicamente a los docentes en sus procesos de evaluación”. Insisto, ¿no sería mejor demandar mejores condiciones laborales y profesionales para los docentes en lugar de acompañar “pedagógicamente” a sus maestros?
En este sentido, cobra importancia la pregunta que hace unos días formulé vía Facebook y que aún sigue retumbando en mi cabeza: ¿en qué momento perdió el rumbo esta organización sindical?
En razón de ello, espero que en lo sucesivo se pueda realizar una consulta nacional para conocer las demandas de miles de profesores y profesoras en cuanto a su función profesional y laboral se refiere. Hacerlo, con trasparencia, implicaría colocar en el debate público el papel del sindicato más grande de América pero, seguro estoy, que traería buenos dividendos para sus agremiados y para la institución que los representa. ¿Será posible que cientos de maestros convoquemos a ello?
Tiempo al tiempo.