Lejos están aquellos años en los que la cúpula del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), gozaba de las mieles del poder que, los mismos gobiernos – federales y estatales –, les obsequiaban a raudales. En el Partido Revolucionario Institucional (PRI) saben mucho de ello. En el Partido Acción Nacional (PAN), ni se diga, hasta una Subsecretaría de Educación (la de educación básica) les entregaron. No obstante, y para regocijo de muchos y pesar de otros, los tiempos han cambiado, y en estos días en los que el gobierno de López Obrador ha tomado las riendas del país, la cosas… las cosas han cambiado. Ciertamente, algunos me dirán que las cosas siguen igual y que, en los hechos, la relación con el SNTE se mantiene fuerte, pero si esto fuera así, ¿por qué a toda costa, Alfonso Cepeda, nuevo líder sindical, busca congraciarse con el nuevo gobierno?, ¿por qué, en los hechos, ni Esteban Moctezuma ni López Obrador, le han dado “entrada” a esa organización sindical?, ¿por qué, en los hechos, el SNTE ha buscado incansablemente alinearse al nuevo gobierno? Interesantes cuestionamientos que, le invito, vayamos reflexionando por partes.
El magisterio mexicano tiene conocimiento de lo que, en su momento, produjo el encarcelamiento de La Maestra y, consecuentemente, de la subida al poder de un cercano a ésta, de apellidos Díaz de la Torre. Palabras más, palabras menos, la humillación que los maestros y maestras sufrieron con la aprobación de la mal llamada reforma educativa impulsada por Peña Nieto y compañía, tuvieron un efecto contraproducente al interior de la organización sindical que quedó en manos de De la Torre, puesto que en el papel, ésta debería haber defendido los derechos laborales de los trabajadores de la educación ante las arbitrariedades que, con saña, se aprobaron en el Congreso de la Unión, pero no, éste cedió (por no decir se vendió) a los intereses cupulares de un mal habido Pacto Por México y, de manera particular, a los designios de un “presidente” que jamás presidió algo.
En este contexto, esa mal llamada reforma educativa avanzó; el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSPD) y las evaluaciones militarizadas que en cada entidad se aplicaron a raja tabla a los profesores, mermaron la confianza, credibilidad y legitimidad hacia un supuesto “sindicato” que jamás movió un dedo para defender al magisterio. Craso error que, en estos días, tiene metido al SNTE, en una profunda crisis de la que, con uñas y dientes, espera salir para no desaparecer del orbe. ¿Fin del sindicato más grande de América? Ya veremos.
Ahora bien, como decía, los tiempos han cambiado y el triunfo en las urnas de Andrés Manuel López Obrador; la salida de La Maestra de la prisión domiciliaria a la que fue sometida; el surgimiento de otra disidencia al interior del SNTE llamada Maestros por México (MxM); la desaparición del Partido Nueva Alianza (PANAL); el posicionamiento de la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación) ante el triunfo de la izquierda y la próxima caída de la reforma educativa peñista que siempre fue su bandera de lucha; el llamado del Presidente de México a que haya democracia al interior del gremio; la súbita renuncia de Díaz de la Torre y la subida de Alfonso Cepeda; insisto, han llevado prácticamente, al desmoronamiento de ese sindicato que, hasta hace unas décadas, saboreaba las mieles del poder, y del poder extremo, en compañía de presidentes y gobernadores de los estados.
Cosa curiosa, una de las muchas maneras (porque no son estrategias) que hoy día ha buscado la dirigencia sindical del SNTE para acercarse a los profesores (muy al estilo del Presidente de la República), ha sido el lanzamiento de una Consulta para la Construcción del Pliego Nacional de Demandas 2019. Y digo curiosa, porque cuando escuchamos la palabra “consulta”, seguramente se nos vendrá a la mente, aquellas que, en estos días, el gobierno federal promueve. En fin, como decía, los cuadros del sindicato a nivel nacional y en cada una de las secciones sindicales, se han movido con la intención de aplicar una encuesta en cada centro de trabajo, para recabar la información que les permita construir ese pliego de demandas, supuestamente, a partir del sentir de toda la base trabajadora de México. No obstante estas “buenas” pero ilusas intenciones, el proceso de consulta no ha sido tan terso como se esperaba. Buena parte de los colectivos docentes, han manifestado su rechazo y descontento hacia esa organización sindical y hacia el proceso que en estos momentos se está llevando a cabo. Para corroborar mi dicho, habría que preguntarle a los “aplicadores” de las encuestas cómo les ha ido en cada uno de los centros de trabajo que conforman el Sistema Educativo Mexicano.
Es irrisorio que en el documento que están entregando a los trabajadores de la educación se les pregunte a éstos, ¿cuánto desean que se incremente su salario?, o bien, ¿a cuáles prestaciones se les debería destinar mayores incrementos? Pero, por si esto fuera poco, preguntarle a los trabajadores, ¿cuáles derechos laborales se deberían de reafirmar y cuáles deberían ser incorporados a las condiciones de trabajo? Parece cosa de locos. En este sentido me pregunto: ¿y la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 123º?, ¿y la Ley Federal del Trabajo?, ¿y los derechos que tienen los trabajadores al servicio del estado?, etcétera, etcétera, etcétera. Por lo que respecta al orden sindical, ¿y los estatutos del SNTE?, ¿y los derechos que tienen los agremiados a éste?, etcétera, etcétera, etcétera; me llevan a plantearme una sola interrogante: ¿qué ha hecho el SNTE para que sus agremiados conozcan estos preceptos legales y, a partir de ello, puedan formularse propuestas emanadas de la base para establecer una negociación, pero una negociación en serio, con el patrón? Vaya, la simulación no ha dejado de ser parte de esa cúpula sindical que no ha cambiado en lo más mínimo. Caray, ojalá pudiera entenderse que los tiempos han cambiado y que, en razón de ello, los trabajadores de la educación, también han cambiado.
Ciertamente, buena parte del gremio tendrá conocimiento de los documentos legales que, mínimamente he referido, pero también es cierto, que otra parte los desconoce porque tampoco se le ha informado al respecto (o porque no se le ha “permitido” informarse sobre ello). ¿A quién le conviene que no se conozcan los derechos que tienen los trabajadores? En cualesquiera de los casos, considero, es menester indagar, compartir y difundir los textos que nos permitan reflexionar sobre estos asuntos, pero lo más importante, que puedan favorecer la pertinencia o no, de seguir “solapando” a un sindicato cuya caída libre, es un hecho inminente.
Con negritas:
Sabía usted que, en la Ley Federal del Trabajo, en el apartado sobre las Relaciones Colectivas de Trabajo, Capítulo II Sindicatos, federaciones y confederaciones, Artículo 358, se dice que A nadie se puede obligar a formar parte de un sindicato o a no formar parte de él. A los trabajadores de la educación cuando ingresaron, ¿les preguntaron si deseaban o no formar parte del SNTE?; es más, en estos días, en los que la democracia sindical está a todo lo que da, ¿por qué el SNTE no les pregunta a sus agremiados si desean seguir adheridos al SNTE? Esa… esa sería la otra consulta.