Lourdes González
Alexandro Escudero Nahón, profesor investigador de tiempo completo en una Institución de Educación Superior (IES), voz académica cuya línea de investigación es tecnología educativa y accedió a responder a través de unas líneas, a unas preguntas que surgen a partir de las estrategias que se usan para la comunicación a distancia como forma de evitar fracturas a las trayectorias académicas de la comunidad educativa o trazar líneas de ayuda.
Sin duda, ante los escenarios por la salud, las condiciones cambiaron radicalmente. Iniciaré compartiendo una breve semblanza del profesor investigador. Doctor en Educación por la Universidad de Barcelona. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores en el Nivel 1 del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (CONACyT). Es profesor investigador de tiempo completo en la Universidad Autónoma de Querétaro. Dirige el proyecto Transdigital, que es una iniciativa ciudadana para la difusión de la ciencia con tres líneas de trabajo: revista científica Transdigital, Congreso Virtual Transdigital y Editorial Electrónica Transdigital. Coordina el Comité de Investigación y Posgrados en Tecnología Educativa de la Red LaTE México, que es una Red Temática CONACyT. Forma parte del Cuerpo Académico Consolidado “Innovación Educativa y Tecnología” de la Secretaría de Educación Pública de México (SEP).
El Dr. Alexandro Escudero Nahón en fechas anteriores, ha concedido entrevistas, y si nos damos una vuelta por las redes, o por los diarios encontramos en torno a sus declaraciones y en el contenido de sus publicaciones más recientes que centra su inquietud y su propuesta en el plan de continuidad educativa y en el reto de transitar a la intermodalidad educativa.
-Dr. Escudero, Usted en una entrevista, el pasado mes de junio del presente, cuyo título fue, “En entrevista con Alexandro Escudero: El reto es transitar de la multimodalidad educativa a la intermodalidad educativa”, al igual que durante su participación en paneles y los conversatorios centró sus análisis en dos inquietudes. Particularmente, la primera pregunta es en torno a una de las preocupaciones y la propuesta que ha compartido, la necesidad de contar con planes de continuidad educativa por parte de las Instituciones de Educación Superior. En su opinión ¿Qué avances existen en el tema de planes de continuidad educativa de las IES? Y si es así, ¿Qué redefiniciones se realizaron considerando que los planes de continuidad educativa son parte de los temas de las plataformas de los gobiernos? ¿Cuáles son los retos que faltan por superar?
Efectivamente, tras el desconcierto inicial generalizado que provocó la pandemia por COVID-19, las instituciones responsables de la educación en nuestro país solo atinaron a cerrar sus instalaciones y a responder reactivamente a una serie de problemas respecto a la actividad docente, a la actividad de aprendizaje del alumnado y a las funciones de su personal administrativo.
Aunque no existen evaluaciones serias sobre la efectividad de estas reacciones institucionales, sí han provocado en la opinión pública preocupaciones que señalan que, en el peor de los casos, no solucionan la continuidad académica y, en cambio, sí intensifican problemas educativos previos como las brechas de acceso a la tecnología digital o la falta de habilidad para enseñar y estudiar con aplicaciones digitales.
Esta respuesta institucional desorganizada, errática e improvisada ha develado la importancia de diseñar planes de continuidad académica. Sumidos en el desconcierto, hemos percibido que no es suficiente con hacer una transposición simplista de la educación presencial al uso exagerado de ciertas aplicaciones digitales, como las videoconferencias, sino que se requiere un plan educativo con principios propios, capaz de retormar las mejores prácticas de los diversos modelos educativos vigentes, como la educación presencial, a distancia, virtual, en línea, mixta, no escolarizada, pero capaz de reorientar los aspectos organizacionales, comunicativos, docentes, normativos, etcétera, para desarrollar educación oportuna y de calidad al servicio del aprendizaje en escenarios contingentes.
En otras palabras, se requiere una nueva base conceptual, un procedimiento metodológico, una estrategia de desarollo y criterios de evaluación sobre los cuales pueda construirse un plan de continuidad académica para la educación que imparte cada institución educativa.
-Dr. Escudero, la segunda pregunta es en torno al reto de transitar de la multimodalidad educativa a la intermodalidad educativa, que fue precisamente el título que llevó una de las entrevistas que concedió y en la cual ofreció una explicación muy completa del tema para hacer visible lo deseable que resultaría que el alumnado de nivel superior diseñase su propio entorno personal de aprendizaje de manera autónoma e independiente, haciendo uso de recursos digitales y de otros, siendo avalado/a por la institución educativa en que se encuentre matriculado/a. Así también, abordó los retos enfrentan otros niveles educativos diferentes al nivel superior para transitar a la intermodalidad educativa. En su opinión ¿Qué sugiere para promover que se transite a la intermodalidad educativa? o ¿Cuáles son los retos que faltan por superar para lograr el tránsito a la intermodalidad educativa?
Uno de los conceptos que podría ser útil para el diseño de planes de continuidad académica es la Intermodalidad educativa. Este concepto se ha planteado como el resultado de la evolución de los modelos educativos que han incorporado tecnología digital. La incorporación de la tecnología digital en las instituciones educativas provocó que los modelos educativos tradicionales sufrieran una transformación radical. Esta transformación se desarrolló en dos fases.
Primero, se consolidó una fase llamada Multimodalidad educativa, que es la reorganización que experimentaron las instituciones educativas al hacer convivir varios modelos educativos en una misma institución para aprovechar las ventajas de la tecnología digital. Estas reorganizaciones han sido, principalmente, administrativas y fueron tituladas, en un primer momento, como Sistemas Multimodales. Pero ese término se caracterizaba por comprender a la tecnología educativa como una herramienta para resolver problemas educativos y no como una estrategia para reformular la educación.
En otras palabras, la Multimodalidad educativa fue una forma de agrupar las diferentes modalidades educativas a través de un sistema de educación que es un soporte de los canales y plataformas, virtuales o reales, donde convergen modelos, enfoques y estilos de aprendizaje equiparables para la construcción de las trayectorias escolares de una institución educativa.
No obstante, recientes estudios han demostrado que el acceso y el uso de la tecnología digital por parte del alumnado resulta ser una suerte de “mezcla a conveniencia”. Es decir, el alumnado adulto hace uso de todos los modelos educativos disponibles y otras aplicaciones digitales que no son, propiamente, educativas. Este uso de la tecnología digital se caracteriza por ser intensivo y espontáneo, particularmente a través de dispositivos móviles, en entornos caracterizados por movilidad, flexibilidad, conectividad, ubicuidad y serendipia.
Las instituciones educativas están recibiendo un alumnado capaz de ser autónomo, autorregulado y autogestivo respecto a su aprendizaje debido a que las tecnologías digitales constituyen medios privilegiados para ese fin. En otras palabras, el alumnado adulto es constructor y tomador de decisiones sobre su aprendizaje en contextos formales y no formalizados. Debido a lo anterior, desde hace décadas la atención está puesta en el diseño de modelos educativos muy flexibles que admitan las cualidades de modelos no formales e informales de aprendizaje. Esta sería, propiamente la segunda fase de transformación de los modelos educativos y se llamaría Intermodalidad educativa.
En esta segunda fase deja de ser relevante la clasificación de los modelos educativos, a saber, presencial, a distancia, virtual, en línea, mixta, no escolarizada, etcétera, y se pone la atención en la relación que existe entre esos modelos para que los usuarios hagan uso de los servicios educativos cuando quieran, como quieran y donde quieran, pero, además, para que puedan usar con igual importancia la información digital y la análoga.
El concepto Intermodalidad permitiría el diseño de planes de continuidad académica, capaces de ofrecer servicios educativos en el aula, pero también en casa; en situación regular, pero también ante contingencias; en escenarios educativos estables, pero también en escenarios inestables. La Intermodalidad educativa, como base conceptual de los planes de continuidad académica pertinente la versatilidad, flexibilidad, oportunidad y adecuación que requieren los nuevos modelos educativos.
– Dr. Escudero como parte de la entrevista del pasado mes de junio del presente, cuyo título fue, “En entrevista con Alexandro Escudero: El reto es transitar de la multimodalidad educativa a la intermodalidad educativa”. Usted comentó que era posible intuir, no así precisar, que habían surgido por parte de las o los docentes y del alumnado fortalecimiento en autonomía, y en el desarrollo de capacidades de aprender a lo largo de toda la vida. Ahora transcurridos unos meses, ante el mismo cuestionamiento ¿Cuál sería su opinión y respuesta, respecto a que si durante el ciclo 2019 – 2020 de formación a distancia se tienen resultados que indiquen que se fortalecieron en las y los estudiantes y en las y los profesionales de la educación los aspectos ligados a la autonomía y se promovió el desarrollo de capacidades de aprender a lo largo de toda la vida? Así también, en el ciclo 2020 – 2021 la modalidad educativa es a distancia ¿Cuáles son sus análisis?
En la opinión pública persiste la idea de que las instituciones educativas están sumidas en una confusión generalizada y que el desarrollo de la educación mexicana se ha desarrollado durante la contingencia de manera reactiva, confiando en que la destreza, creatividad y compromiso de cada profesor y profesora conduzcan correctamente el ciclo educativo. Desafortunadamente, el compromiso y las buenas intenciones del profesorado no son suficientes, ante un desafío educativo de tal dimensión. La destreza, creatividad y compromiso de cada profesor y profesora requieren planeación y supervisión institucionales.
La ausencia de planes de continuidad académica se ha querido subsanar con la confianza desproporcionada en un dispositivo educativo llamado entorno virtual de aprendizaje. Se ha dado por hecho que este dispositivo, donde el profesorado mantiene una relación educativa con el alumnado por vías remotas y usa recursos digitales, es capaz, por sí mismo, de lidiar con la contingencia sanitaria. Y, dicho así, parece que la emergencia sanitaria presentaría la coyuntura ideal para que el profesorado y el alumnado consoliden sus entornos virtuales de aprendizaje.
Lo que pasa es que, desde que el término entorno personal de aprendizaje se mencionó por primera vez, en el 2004, nos tomó 16 años entender que, por sí mismo, este dispositivo solo amplía las probabilidades de acceder a recursos digitales y compartirlos, pero algunos aspectos que consolidan el aprendizaje, como el pensamiento lógico, la disciplina y la constancia, la correcta gestión de la información, el trabajo colaborativo, el diálogo respetuoso, el uso inteligente del tiempo, la integridad académica, etcétera, siguen siendo habilidades y valores que se aprenden mejor con un modelo educativo.
Si le confiamos a los entornos virtuales de aprendizaje más bondades de las que tienen, corremos el riesgo de que las instituciones educativas se retiren subrepticiamente de sus compromisos fundamentales, que son diseñar modelos educativos capaces de otorgar oportunamente los recursos digitales para que el alumnado aprenda, pero para que aprenda con una orientación bien definida, y para evaluar bajo criterios muy claros cómo se evaluará lo aprendido y cómo se evaluará la docencia. Efectivamente, las y los docentes se han autocapacitado en unos cuantos meses en temas y aplicaciones digitales. Y han logrado cosas que no habían logrado más de cuarenta años de políticas públicas sobre capacitación en tecnología educativa. Sin embargo, esos logros personales deben ser ahora orquestados con una intermodalidad educativa.
– En su opinión, ¿Cuáles son las reflexiones que nos tendríamos que hacer si en el informe que tiene el senado el 14 de octubre del presente se señaló que en una escala de cero a diez se incrementaron los indicadores de confianza de parte de la sociedad para las y los docentes explicándolo en términos de que en enero de 2019 la puntuación fue de 5.8 y en agosto 2020 alcanzó el valor de 7.7 y que cuando se vuelva a las aulas es cuando se aplicarán a las y los estudiantes, las evaluaciones diagnósticas?
Este problema no es nuevo, ni es privativo de la educación a distancia o virtual, porque en la educación presencial también se ha tenido que tomar decisiones de ese tipo al evaluar y al ofrecer apoyo a quien requiere ayuda. Y, por lo mismo, plantea el desafío sobre cómo hacer distinciones justas al evaluar a los grupos desfavorecidos.
La negligencia que las autoridades de sexenios anteriores y del presente que han mostrado ante el diseño de planes de continuidad académica dificulta el desarrollo de los procesos educativos en periodos de contingencia, pero no solo eso, además provoca efectos adversos, como el ensanchamiento y la profundización de las brechas de desigualdad digitales previas. Esta situación, obviamente, afecta a quienes se encuentran en una situación de vulnerabilidad en la posesión, uso y acceso de recursos digitales.
Respecto al ensanchamiento y la profundización de las brechas digitales, parece que las y los docentes pueden hacer muy poco, pues es un problema que involucra al diseño de políticas públicas, a los modelos económicos, a las orientaciones políticas, entre otros. Sin embargo, sobre la responsabilidad que tienen las autoridades en diseñar planes de continuidad académica, sí se puede hacer mucho.
En principio, se puede señalar que el diseño de planes de continuidad académica no ha sido un tema de interés para las autoridades educativas, aún cuando en nuestro país existen varios motivos que obligan continuamente a suspender las clases regulares. Por ejemplo, problemas de infraestructura educativa, contingencias ambientales como baja calidad del aire, desastres naturales, huelgas y paros laborales, episodios de violencia pública o del crimen organizado, etc. Basta recordar que en México hemos experimentado varias de estas contingencias recientemente, como la contingencia sanitaria que provocó la pandemia de la influenza AH1N1 en el 2009.
Paradójicamente, la contingencia sanitaria que ha sumido en un conflicto a la educación, no se resolverá solamente con más tecnología digital, sino con una estrategia de intermodalidad. Esta estrategia debe ser construida de manera inductiva, es decir, con la amplia participación de las comunidades educativas a nivel local. Los principios orientadores son: crear vasos comunicantes entre todas las modalidades educativas con las que cuentan las instituciones educativas. No es necesario crear más burocracia, sino reorientar lo que está disponible. Y diseñar criterios para evaluar el aprendizaje y la docencia en la intermodalidad educativa es el principal desafío.
– Y como última pregunta para cerrar la entrevista. En su opinión ¿Cuáles son las preocupaciones o las preguntas que nos deberíamos hacer?
La pregunta actualmente es ¿quién tiene un plan de continuidad académica? Y ¿ese plan puede ser puesto a disposición del dominio público? Si la respuesta a alguna de esas preguntas es NO, entonces es necesario construir un modelo de plan de continuidad académica, ponerlo a disposición de la opinión pública para su discusión y, finalmente, aplicarlo en varias instituciones educativas para realizar ajustes.
Para finalizar el Dr. Alexandro Escudero Nahón expresó que recientemente en acompañamiento con profesores/as investigadores/as publicaron un texto, como de capítulo del libro que se lleva por título “Análisis y perspectivas sobre la pandemia de COVID-19 en Querétaro”. Es el capítulo VII, el cual lleva por título “Hacia el diseño de planes de continuidad académica”, el cual incluso destina un subapartado que aborda los principios para el diseño de un Plan de Continuidad Académica para la UAQ (PCAUAQ). Cabe destacar, que el libro fue recientemente publicado por la Universidad Autónoma de Querétaro. Y así concluye, Alexandro Escudero Nahón al asegurar, “Ahora se trata de emplear la estrategia de intermodalidad educativa y de contar con planes de continuidad educativa”.
COMIE [Consejo Mexicano de Investigación Educativa]. (2020, may 26). Docencia No presencial de Emergencia: lecciones aprendidas. [Archivo de video]. https://www.facebook.com/comiemx/videos/875118756343855/?q=comie&epa=SEARCH_BOX
Escudero-Nahón, A., Chaparro-Sánchez, R., García-Ramírez, M., y Canchola-Magdaleno, S. (2020). Hacia el diseño de planes de continuidad académica. En R. Pineda, M. García, A. Ochoa, y J. Hernández (Eds.), Análisis y perspectivas sobre la pandemia de COVID-19 en Querétaro (pp. 270 – 312). México, Querétaro: UAQ
Escudero-Nahón, A. (2019). Intermodalidad educativa: propuesta de desarrollo conceptual con una revisión sistemática y una cartografía conceptual. Desafíos educativos, 3(6), 19-28.
González, L. (2020, jun 18) En entrevista con Alexandro Escudero: “El reto es transitar de la multimodalidad educativa a la intermodalidad educativa” Otras voces en educación. Recuperado de http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/351254