Miguel Ángel Pérez Reynoso
Las escuelas han abierto sus puertas nuevamente, la sociedad camina por las calles libremente con una diferencia pequeña, predominan los cubre bocas que antes no se usaban, los espacios públicos tienden a normalizarse, la normalidad de los viejos términos, se aparece bajo un nuevo formato, el trauma de la pandemia aun acecha a los ciudadanos. La pandemia no ha sido ninguna broma, muchas personas enfermaron y otras más, desafortunadamente murieron, hay preguntas que aún no tienen respuesta, ¿Por qué la generación de virus sintéticos, han desplazado a los riesgos naturales?
En el regreso a las escuelas, en un formato basado en la prescencialidad, el reencuentro con los pares y el arribo a un aula de clases, es posible verificar que la lección no ha sido asimilada satisfactoriamente; niñas y niños se mueven normalmente con un impulso infantil a partir de buscar lo que les gusta, de hacer lo que el impulso lúdico de esta etapa de desarrollo, les dicta ¿y los riesgos? ¿y la sana distancia? La conciencia sanitaria parece que ha pasado a un segundo término, a partir del impulso del movimiento infantil.
Es ilustrativo acercarse a conocer qué hemos aprendido de esta gran lección llamada pandémica por coronavirus, o Covid – 19. La pandemia dentro de la representación en la mente infantil es un repositorio y a la vez una caja de resonancia, que sirve para guardar y darle sentido a lo que ha pasado, a lo que hemos vivimos y también a lo que está por venir.
La vida escolar, es un componente importante del mundo social, las niñas y los niños construyen su mundo social a partir de estar al lado de los otros, estos encuentros y este conjunto de relaciones, sirven como sedimento significativo en la construcción del mundo social, dentro de todo ello o en el corazón de dicha construcción significativa de lo social habría que colocar a la pandemia y sus implicaciones en el desarrollo humano. Y ahí mismo ligado a todo ello, hay otras cosas que están más ligados con lo educativo, nociones como prevención, sana distancia, confinamiento, etc. También son elementos que permean el actual desarrollo social.
De manera intempestiva en abril de 2020 las escuelas cerraron sus instalaciones y en agosto del 2021, 18 meses después las escuelas abren, pero qué queda en la mente de las y los pequeños, qué significados sociales se mueven hoy en día en este galopante mundo de cambios apresurados y sorpresivos.
Dentro de todo ello, lo que se coloca en el corazón de la representación social es ese binomio riesgo / autocuidado o prevención. Me parece que, desde la perspectiva de la mente de niñas y niños, ellas y ellos le gritan al mundo ¡déjenos jugar libremente, que nosotros sabemos cuidarnos.