Proyecto La reforma educativa en el marco del derecho a la educación y el cosmopolitismo.Universidad Iberoamericana
¿Qué cabe esperar del nuevo Modelo Educativo, ahora sí, en su versión definitiva? En la presentación del lunes 13, el presidente Enrique Peña Nieto señaló que había una necesidad de replantear el modelo. Según las voces gubernamentales, el sistema educativo se encontraba rezagado, sustentado en un sistema vertical donde las escuelas y su organización estaban en el olvido, la carrera docente no se basaba en el mérito y la promoción no era transparente. El sistema educativo perdió potencial transformador. En el siglo XX el reto fue la cobertura, hoy lo es la calidad y la equidad.
En Los fines de la educación en el siglo XXI[i], documento base para el diseño del Modelo Educativo, la SEP plantea el tipo de ciudadano que se desea formar, en función de una educación laica, gratuita, incluyente y de calidad, para que cada mexicano desarrolle su máximo potencial y tenga aprendizajes y conocimientos significativos y útiles a lo largo de la vida. A la vez el sistema educativo debe ser flexible para lograr estos propósitos en los distintos contextos del país en medio de un mundo cada vez más interconectado y desafiante. Los logros esperados al concluir su educación obligatoria, es decir, una vez culminado el nivel medio superior se expresan en tres principales ámbitos delineados por la SEP:[ii]
- Tiene una expresión oral y escrita segura y eficiente, tiene capacidad de síntesis, domina el inglés y las TIC así como el pensamiento lógico-matemático.
- Desarrolla el cuidado de sí, es empático y sabe trabajar en equipo, es capaz de plantearse un proyecto de vida.
- Tiene valores éticos, es tolerante, tiene una conciencia nacional, aprecia las artes, cuida el medio ambiente, participa de manera responsable para su comunidad y el país.
Estos logros se plantean como un estándar de lo que se espera que brinde la educación obligatoria a los ciudadanos, que habrán recorrido un trayecto escolar de 15 años. Desde luego es deseable que toda persona que logre transitar por los niveles obligatorios adquiera esas virtudes y capacidades que se inscriben en los cánones de lo que es éticamente aceptable o ejemplar.[iii] A continuación, interesa dar un repaso a los lineamientos que se desprenden de los ejes del modelo educativo en relación con testimonios recabados de docentes del nivel básico en escuelas rurales.[iv] Estos 5 lineamientos o pilares del nuevo modelo son:
- La escuela al centro.
- El planteamiento curricular.
- Formación y desarrollo profesional docente.
- Inclusión y equidad.
- La gobernanza del sistema educativo.
Un eje clave que este gobierno ha impulsado es “La escuela al centro”, que más que un programa con reglas de operación es un marco de acciones, o como la misma Secretaría de Educación Pública (SEP) lo define, “un esquema de organización y acompañamiento”[v] para las escuelas de nivel básico. Este incorpora programas como Escuelas al CIEN o el Programa Nacional de Convivencia Escolar; políticas como la autonomía de gestión; cuerpos colegiados derivados de la Ley General del Servicio Profesional Docente como el Servicio de Asistencia Técnica a la Escuela (SATE) e instancias derivadas de políticas anteriores como los Consejos Escolares de Participación Social. Como se ve, resulta una articulación ambiciosa de programas, políticas e instituciones que tienen como objetivo cumplir con uno de los ejes derivados del Modelo Educativo: transitar paulatinamente de un sistema vertical a uno horizontal e incentivar la participación. Pero antes que todo, el esquema de “La escuela al centro” requiere contar con la participación de los docentes. Sin embargo, los maestros no se encuentran totalmente satisfechos con este programa. Aunque advierten las ventajas de ubicar en un espacio central a la escuela, entienden que todavía falta mucho por hacer. Así lo relata un maestro:
A mí para empezar el nombre no me gusta, pero entiendo que quien diseñó este programa quiere que todo confluya y que tenga a la escuela como centro, pero para que eso suceda, todos los actores debemos mirar a la escuela como el centro de potenciación del desarrollo, individual y social […] Sí estamos en el centro de la comunidad, es el centro cultural la escuela, pero yo quiero ver aquí a un trabajador social, quiero ver aquí a un psicólogo, quiero ver aquí a un ingeniero civil, quiero ver aquí a una persona que nos ayude a hacer todo lo que se necesita en el pueblo. Entonces Escuela al Centro es un programa que va dar recursos, que va dejar la escuela bonita. Pero quién va hacer que el maestro adquiera el compromiso de trabajar, a quién le corresponde eso.[vi]
La necesidad de que se incluya a todos los actores sociales de una comunidad en el proceso político-pedagógico se evidencia como una demanda principal de los docentes. Sin embargo, desde el nuevo Modelo Educativo, aunque se alude al desarrollo comunitario y social, la orientación del gobierno se focaliza principalmente en el papel del docente. Esta centralidad que se le otorga se relaciona con el eje del planteamiento curricular, en donde la escuela y los aprendizajes que se recrean en ella aparecen como los protagonistas. De ellos depende que se logren los resultados que plantea el documento Los fines de la educación para el Siglo XXI porque implican una organicidad entre los distintos niveles obligatorios. Este es un primer reto para una aplicación exitosa de los fines que plantea el modelo educativo, sin embargo la consistencia y organicidad entre un nivel y otro no siempre se logran, incluso dentro de una misma comunidad. Los estilos de enseñanza cambian, la concepción de lo que debe ser una buena educación tiene significados diferentes, e incluso antagónicos entre una escuela y otra. Esto, en vez de traducirse en una apuesta por la diversidad y el consenso, se refleja en acciones educativas inconsistentes y poco planeadas. Así lo perciben docentes del nivel básico:
Pero el programa, bueno la SEP, te avienta, para primer grado un programa, para segundo su programa, para tercero, no ve qué cosas, qué procesos sigue uno en el aula para poder cumplir con el programa, y que los niños salgan con el perfil para la secundaria y a veces la secundaria se queda nada más con lo que llevan de aquí.[vii]
El educando que transita por los distintos niveles es resultado de un collage de influencias de las que toma algunos elementos y rechaza otros. Sin embargo, el logro final debería ser equiparable y lo más apegado posible a los fines que se plantean alcanzar para la educación del siglo XXI. Para tal fin la coherencia, ya no se diga entre los distintos niveles sino incluso en los grados de un mismo nivel, se ve sujeta a transformaciones como señalan los docentes. De tal manera que cuando un maestro se encuentra en el proceso de asimilar un determinado programa le llega uno nuevo y se ve obligado a incorporarlo, a desaprender lo que tenía incorporado del anterior y poner en práctica el nuevo. Por mucho que intente estar actualizado, el ritmo llega a ser avasallador e incluso pone en riesgo la coherencia de los fines que se persiguen. Esto mismo relata un maestro al poner en palabras los cambios abruptos que ha experimentado con la aprobación de varias reformas y las implicancias de estas decisiones gubernamentales.
Cómo transitamos de la reforma del 93, luego la del 2008, 2009 y luego la de 2012. Cuando empezó la del 93 yo estaba en una zona de confort, tenía mi libro del maestro y era como mi Biblia, me llevaba, me llevaba, me llevaba. Viene la reforma y pues ya me ponen en el trabajo proyectos que ya se trabajaban en preescolar. Que lo que yo trabajaba, en matemáticas, por ejemplo, en primer año, eso ya se pasó a preescolar, entonces yo tenía que recibir a los niños con otro nivel para poder trabajar con la reforma.[viii]
Los maestros deben lidiar con las diferentes y en ocasiones contradictorias normativas que reciben. Este tránsito accidentado puede ser una razón para que recién hasta el ciclo escolar 2018-2019 se comience a llevar a cabo el modelo educativo en las escuelas. Mientras tanto se brindará inducción a los docentes en el uso del mismo, lo cual va de la mano con la Ruta para la implementación del modelo educativo,[ix] que se plantea como el plan de trabajo para articular los niveles obligatorios en el plano curricular, como la formación y el desarrollo docente, la inclusión, la equidad y la gobernanza educativa.
Otros discursos que se incorporaron en la presentación del Modelo Educativo 2017 son el enfoque del aprendizaje a lo largo de la vida, la educación transformadora, pues Enrique Peña Nieto señaló que los docentes son el motor para esa transformación, y una cultura cosmopolita para insertarse en la globalización. Sin embargo, esta articulación heterogénea revela que se intenta presentar como novedoso un discurso que data de 1996 en el Informe Delors, el aprender a aprender.[x] También se observa una instrumentalización del discurso transformador de la educación popular en función de un criterio economicista como la calidad.
Esta articulación de dimensiones contiene una visión integradora del derrotero a seguir con este modelo y es sintomático de las transformaciones que ha implicado la reforma educativa en su conjunto, en particular con la asimilación de la evaluación de la profesión docente y con la gobernanza que implica la relación entre la SEP y la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago). En ese sentido, este modelo tiene la impronta de la gestión del secretario Nuño, pues fue él quien planteó la división del país en cinco regiones educativas, decisión que sostuvo a contrapelo de las críticas de los especialistas.[xi] Este puede ser uno de los puntos sujetos a debate en tanto que reflejan la postura de un funcionario en particular, que puede experimentar reacomodos o reinterpretaciones.
Esto se refleja claramente en los ejes del Servicio Profesional Docente y la gobernanza del sistema educativo, los cuales representan fielmente ese reacomodo político-administrativo derivado de la reforma educativa. Ese posicionamiento, hasta cierto punto fáctico, de los actores que buscan asegurar su capital político mediante el respaldo otorgado a la reforma educativa se puso de manifiesto en la presentación del modelo el 13 de marzo.
En ese sentido se explica, por ejemplo, la participación de Juan Díaz de la Torre, presidente nacional del SNTE, que apenas salió bien librado de las comparecencias que lo ligan con los cargos que enfrenta Elba Esther Gordillo.[xii] Y en relación con la nueva gobernanza del sistema educativo resultó reveladora la posición del coordinador de la Conago, Graco Ramírez, quien se desvivió en halagos al presidente de la República y al secretario de Educación. También congratuló al SNTE por abdicar de sus privilegios como las comisiones y asumir el reto de la calidad y de promover la profesionalización de los docentes. Por último, aludió a determinados antagonistas de la reforma educativa, los conservadores, que quieren un país de maquiladores; y los populistas, que buscan arrebatarle a la ciudadanía su autonomía en pos de un mesías manipulador. Estos rituales del poder representan la disputa hegemónica que ha acompañado a la implementación de la reforma educativa y son al mismo tiempo las fisuras que pueden devenir en su reconfiguración en el diseño de este nuevo Modelo.
Con este escenario, se esperaría que las diferentes consultas que le precedieron, las de 2014 y las de 2016, se vean reflejadas en los principios y objetivos que se plantea alcanzar porque ello implica recoger las aspiraciones de la población, así como los análisis del público especializado, es decir, cabe esperar que sea resultado de un ejercicio democrático. Pero para consolidar esta construcción colectiva de la democracia el modelo tendría que ser capaz de sostenerse como política de Estado. El secretario de Educación Aurelio Nuño Mayer, ha reconocido que de cambiar el partido político que llegue al poder en 2018, año en que se pondrá en marcha el modelo, éste podría ser derogado.[xiii] Desde luego, tal derogación hipotética requeriría de una justificación científica así como de su correspondiente consulta, que deberá ser amplia e incluyente.
Sin embargo, las problemáticas planteadas en torno a cada uno de los ejes del Modelo, dejan entrever que las consultas no se vieron debidamente reflejadas en el modelo, o que, además, existe un problema estructural para definir una política de Estado en materia educativa.
Hemos visto a través de un repaso rápido que hay observaciones críticas de los docentes que podrían mejorarlo. Modelos van y vienen, pero a lo largo de las décadas la cultura docente ha sedimentado sus prácticas,[xiv] que se siguen recreando en las aulas.
¿Qué del modelo se llegará a incorporar en estas prácticas sedimentadas y qué tanto de estas prácticas se recuperaron en el modelo? Como señalan testimonios de docentes acerca del constante sometimiento de su labor a transformaciones curriculares, hay principios que tienen muy claros y que han resultado el vehículo para sostener la formación de una generación tras otra:
Hace 50 años, hace 20 años, hace 10 años, hoy, la función del maestro es la misma, qué ha cambiado, bueno, los recursos, las herramientas, las estrategias, qué es lo que yo hago, pues las tomo, las que necesito […] Pero independientemente de todas esas cuestiones, por eso yo decía, a mí la reforma, vienen reformas y van, y yo sigo trabajando con lo que los niños necesitan. Entonces con reforma o sin reforma, nosotros tenemos muy claro que el niño debe ser educado, en otras palabras, preparado para la vida.[xv]
En suma, la construcción de un modelo educativo socialmente pertinente es producto de una dialéctica entre la doxa de los docentes y la episteme de las ciencias pedagógicas, así como del conocimiento acumulado en la práctica docente que ha forjado una tradición que oscila entre el apostolado y la profesionalización[xvi] pero que es consciente de la importancia de formar a las nuevas generaciones para la vida.
[i] Secretaría de Educación Pública (2017). Los fines de la educación en el Siglo XXI. México, SEP. Disponible en: http://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/114503/Los_Fines_de_la_Educacio_n_en_el_Siglo_XXI.PDF
[ii] Cfr. Los fines de la educación… Op. Cit, p. 1.
[iii] Weber, Max (1996 [1922]). Economía y sociedad. Esbozo de sociología comprensiva, México, Fondo de Cultura Económica.
[iv] Testimonios recabados en el marco del proyecto de investigación “La reforma educativa y su recreación en el contexto escolar: estudios de caso” llevado a cabo en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
[v] Secretaría de Educación Pública, “La escuela al centro del sistema educativo”. Disponible en: http://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/51934/Presentacion_MiEscuelaAlCentro.pdf
[vi] Entrevista realizada el 23 de mayo de 2016 a docente del nivel básico en comunidad rural.
[vii] Ídem.
[viii] Ídem.
[ix] Secretaría de Educación Pública (2017). Ruta para la implementación del modelo educativo. México, SEP. Disponible en: http://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/199497/Ruta_de_Implementacio_n_del_Modelo_Educativo.pdf
[x] Delors, Jacques (1996). “Los cuatro pilares de la educación” en La educación encierra un tesoro.
Informe a la UNESCO de la Comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI,
Madrid, Santillana/UNESCO.
[xi] Garduño, Verónica, Educación Futura, “Difieren especialistas ante propuesta de crear cinco regiones educativas en el país”, 08.09.15.
[xii] Barajas, Abel, Reforma, “Suspenden audiencia en el caso de Gordillo”, 24.02.17
[xiii] Hernández, Manuel. Huffington Post, “Credibilidad del gobierno, el mayor obstáculo del Nuevo Modelo Educativo: Nuño”, 14.03.17.
[xiv] Giroux, Henri (1992). Teoría de la resistencia en educación. Una pedagogía para la oposición. México, Siglo XXI.
Para el contexto mexicano Cfr. Rockwell, Elsie, “Huellas del pasado en las culturas escolares” en Revista de Antropología Social, vol. 16, 2007, pp. 175-212 Universidad Complutense de Madrid, Madrid, España.
[xv] Entrevista realizada el 23 de mayo de 2016 a docente del nivel básico en comunidad rural.
[xvi] Alaníz Hernández, Claudia (2014). “Implicaciones de la política educativa del nivel básico: la percepción de los docentes” en Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad, Vol. xx No. 59 Enero / Abril.