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El sistema educativo mexicano está diseñado para enseñar a los alumnos a “obedecer”, lo que inhibe la participación y por tanto, el ejercicio pleno de sus derechos dentro y fuera de las escuelas, aseguró el presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), Ricardo Bucio Mújica.
Al participar en la mesa de debate “Escuela, tolerancia y democracia” durante el foro “El ejercicio de los derechos de la niñez como componente de una formación ciudadana”, Bucio aseguró que las escuelas debería ser un espacio “real de aprendizaje social formal” para formar ciudadanos participativos.
Sin embargo, el modelo educativo tradicional “no impulsa, no enseña, no fomenta, no favorece el ejercicio de derechos y libertades dentro de la escuela”. El presidente del organismo advirtió que nuestro país no ha modificado estos patrones y “seguimos enseñando para la no participación. Seguimos enseñando para la obediencia”.
En el foro organizado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Bucio Mújica explicó que la escuela, además de ser un espacio para la adquisición de conocimientos, debería incentivar la “participación y ejercicio pleno de derechos y libertades”.
Para conseguir el cambio de paradigma, dijo, todos los actores deben renunciar al sistema de “privilegios”, toda vez que, los directores, por ejemplo, están a acostumbrados a ser la única autoridad tomadora de decisiones o incluso los mismos estudiantes ejercen relaciones de subordinación por razón de edad o fuerza física.
Confió en que la reforma educativa sea un factor para lograr un cambio gradual. “Tiene que llegar a lo que pasa dentro de las aulas y a la participación de todos los agentes de la comunidad educativa. Es una situación multidimensional, no es un solo actor, pero está en la perspectiva de lo que está trabajando la Secretaría de Educación Pública”.
Se debe elegir entre la disyuntiva de mantener un “sistema de privilegios” o aceptar los derechos como “un sistema de vida y no solo como un régimen legal”, afirmó.
Otro factor que frena la participación, dijo, es la violencia, toda vez que los niños y niñas al estar expuestos a ambientes hostiles, normalizan las malas prácticas como parte de la socialización. “Quienes hoy son niñas, niños, han aprendido a relacionarse con la violencia de una manera distinta a quienes hoy somos adultos. Están expuestos a violencia en la escuela, familia, videojuegos y medios de comunicación”.
Sistema discriminatorio
Al clausurar el seminario realizado este jueves y viernes en el TEPJF, Ricardo Bucio Mújica, aseguró que el sistema educativo fomenta la discriminación e impide que los grupos desfavorecidos mejoren sus condiciones.
Aunque en el último siglo se han emprendido políticas para garantizar el derecho a la educación, “el Estado trata de forma desigual” a la población indígena, migrante y discapacitados, pues a estos sectores les dedica “menos presupuesto, menos maestros, menos espacios, menos capacitación”, que al resto.
Hay diferencias en el acceso a la educación y aunque se han logrado avances en temas de género, por ejemplo, no se ha subsanado las deficiencias existentes en otros sectores.
Por otra parte, entre las conclusiones del foro dadas a conocer por el magistrado de la sala superior, Manuel González Oropeza, destaca que los derechos de la infancia son de interés superior. Los participantes especialistas en el tema coincidieron en que se debe apostar a la educación y cambio de cultura para formar a la ciudadanía, por lo que la formación cívica y ética debe de ampliarse.